Jaime Bedoya

“Con las peruanas que entraron a trabajar a casas chilenas llegó su comida a nuestros hogares. Eso no solo era comida. Era una civilización. No hay nada más íntimo que la ingesta. Nosotros hemos saboreado y nos hemos nutrido de Perú”.

“Para el pensamiento Khalifa, la relación entre los terroristas de Hamás y la causa palestina está justificada. La sangre inocente es un camino lícito de la lucha palestina. Además de espectáculo audiovisual”.

“La señora presidenta, junto con comitiva de 70 invitados de los cuales 15 serán miembros de su familia, además del dueño de Mi Barrunto y la cantante Bartola, acompañará a nuestra selección peruana rumbo a La Paz”.

“El presidenciable contemporáneo, con apenas un dedo de frente, ya podría saber que el primer asomo de la verdad debería ser esa duda que los desvela: en el contexto caníbal en que vivimos, no se va a ganar a nadie a pañuelazos”.

“Reynoso no sabe qué hacer. Y cada vez son menos los que piensan seguir esperando que haga lo que no sabe hacer. Es como sentarse a esperar que una licuadora se vuelva helicóptero”.

“Esta campaña plausiblemente idiota de Vizcarra coincide en el tiempo y en el espacio con la infidelidad en serie del cumbiambero Christian Domínguez. Algo nos debería de decir ese dato”.

"Dina podría tener a bien cederle una habitación a Ricardo Gareca cada vez que vuelva al Perú, ahora que ha hecho lo que no se hace: preferir a Pepe Cortisona antes que al Israelita”.

“Salvo Pegaso, todo caballo ha de morir. Lo inadmisible es que esa muerte sea indigna, por no decir estúpida, agregado peruano habitual a la vileza”.

“El plan de vida de Misha giraba en torno a que le sirvieran comida a tiempo y la dejaran en paz. Luego dedicaba sus mejores horas a observar alrededor con una actitud próxima al desdén”.

“Hay gente con la predisposición de incordiar vidas ajenas, discurriendo por el camino de la imbecilidad consumada. Cuando se ubican en un contexto marino, configuran la figura del imbécil de la playa”.

“Los pocos amigos nuevos que se hacen en la adultez suelen ser padres de amigos de nuestros hijos, atollados en los mismos limbos temporales de replantear sueños pendientes. Benditas sean las parrilladas, consuelo del pasmo adulto”.