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Bruno Pólack: “Qué lejos nos está quedando el ejemplo que nos dejó Grau”
Bruno Pólack: “Qué lejos nos está quedando el ejemplo que nos dejó Grau”
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Fecha Actualización
Bruno Pólack (Lima, 1978) recuerda haber vivido su niñez ochentera en medio de una especie de dos frentes. Creció en una Lima donde aún se podían escuchar algunos comentarios de odio hacia los chilenos. El fin de la guerra con el país sureño había terminado hace ya un siglo, pero las heridas seguían abiertas y las frases antichilenas se repetían como si el conflicto permaneciera latente. Por otro lado, recuerda también la alegría que sentía su familia por la llegada a Lima de sus familiares desde Santiago. La hermana de su abuelo había viajado muy joven a Chile, logrando formar una familia extensa — ya chilena en su totalidad— que la visitaba de forma recurrente. La casa grande se convertía entonces en una gran fiesta donde no había espacio para discusiones chovinistas.
Y en su búsqueda por encontrar explicaciones a estas contradicciones, Bruno inició un ejercicio peculiar. Con 12 o 13 años empezó a hacer llamadas telefónicas a amigos y desconocidos para, entre otras cosas, recoger opiniones sobre la Guerra del Pacífico que tanta atención le llamaba. Sin saberlo, encendería la chispa que reventaría muchas décadas después en La ciudad que no existe(Planeta, 2021), un libro que recoge historias sobre la ocupación chilena de Lima ocurrida entre 1881 y 1883. Con atrevimiento y detalle, el poeta y ensayista visita una etapa poco explorada de nuestra historia. No con el objetivo de remover llagas, sino para comenzar a sanarlas.
-¿Bruno, cuál es esa “ciudad que ya no existe”?
Es Lima. Primero porque la Lima de la ocupación chilena casi no está registrada en la bibliografía, ni peruana ni chilena. Se trata de un periodo de nuestra historia que parece que hubiese desaparecido de nuestro inconsciente colectivo. Tanto en Chile como en Perú. Segundo, es la Lima onírica, con la que casi todo el mundo sueña. Aún virreinal, de casas hermosas, de balcones. Y que ahora ya no existe, ahora es una megalópolis. Y, tercero, Lima como Lima nunca fue fundada. El nombre Lima es un apelativo ya que fue fundada como Ciudad de los Reyes.
-¿Cómo vivía Lima antes de la ocupación chilena?
Durante gran parte de la guerra Lima vivió casi normal, no hubo mayores sobresaltos, el comercio siguió, el puerto del Callao continuó funcionando. Claro, siempre se mantuvo expectante a la campaña de la Breña. También tenemos que entender que las noticias tardaban en llegar. Lima de alguna manera siguió su recorrido hasta que los chilenos estuvieron en la puerta de la ciudad.
-¿La mayoría de las discusiones que mantenemos están basadas más en un chovinismo que en argumentos válidos?
Las pregunta es si los argumentos válidos pueden soportar casi 150 años. La guerra tiene que ser visitada para comprendernos y mejorar, con el fin de que no vuelva a pasar, pero si seguimos mirándola con encono, estamos en un error. Hay que entender que la guerra fue sobre todo económica. Obviamente Chile tenía afanes expansionistas, pero va a llegar un momento en que no podremos hablar de la guerra sin un actor principal: Inglaterra. Ellos llevaron a discusión a dos pueblos hermanos, culturalmente muy similares, solo por ambiciones económicas: el guano y el salitre.
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-Para tu investigación tuviste que visitar la Biblioteca Nacional de Chile varias veces.
Lo más interesante fue ver todos los periódicos de la época. Recordemos que durante la ocupación no circulaban diarios hechos por peruanos. Solo estaba el periódico oficial y la situación, que circulaban los chilenos. Fue sorprendente ver cómo esa Lima existía. Todavía había procesiones a Santa Rosa de Lima, corridas de toros, negocios, bautizos, matrimonios. En el Estudio Courret seguían tomando fotos. Ya no de peruanos, sino de militares chilenos.
-¿Cuál sería esa característica que une a nuestros héroes?
Nosotros tenemos héroes espectaculares, por más que hayamos perdido la guerra. Si vemos cómo está ahora la situación política, nos damos cuenta de lo lejos que estamos del ejemplo de Miguel Grau. Fue el peruano del milenio, es sinónimo de caballerosidad, de ser humano, de respetar al rival. ¡Qué lejos nos está quedando eso! Somos una sociedad que está siendo demasiado visceral, colérica, confrontativa, egoísta. Debemos volver a los valores de Grau. Es más, ahora si haces lo que hizo él, muchas veces te hacen ver como un tonto.
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-Tanto así que es reconocido también por el pueblo chileno.
Que su ejemplo no solo quede en discurso y demagogia. Y como él, debemos de ser mucho más magnánimos y menos egoístas. Y así como Grau fue un caballero y trató de salvar al capitán Arturo Prat, los chilenos, cuando cae el Huáscar el 8 de octubre, mantienen viva a la tripulación que sobrevivió. Luego la llevan a Santiago. Asimismo, los restos de Grau fueron buscados toda la tarde. Pedro Garezón, quien había quedado como capitán del Huáscar, pidió a los chilenos encontrar sus restos y así fue. La tripulación, dentro de todo, fue respetada.
-¿La ocupación de Lima es un motivo de orgullo para Chile?
Yo diría que no. Me atrevería a decir también que la Guerra del Pacífico para ellos es un suceso casi superado. Por ejemplo, me sorprende cómo durante los últimos acontecimientos en Chile (estallido social en 2019), se usó la Plaza Baquedano, que es conocida como Plaza Italia y ahora ha sido bautizada como Plaza Dignidad. Muchos se subían al monumento central a Manuel Baquedano (principal líder chileno durante la Guerra del Pacífico). Tanto así que las autoridades tuvieron que retirarlo. Lo curioso es que eso jamás pasaría en Perú con una estatua de Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte.
-Durante una de tus llamadas, una mujer te habla sobre la amistad de Prat y Grau. Te traslado su pregunta: ¿ya es momento de que el Perú tenga un monumento de ambos juntos?
No sé si estemos preparados, pero sería un enorme y lindo gesto para cerrar este mal sabor que sobre todo nos queda a los peruanos. Esta guerra ya debió haber quedado superada hace tiempo y revisada solo para entendernos.
AUTOFICHA
- “Soy Bruno Pólack Cavassa y nací en Lima en 1978. Soy poeta y ensayista, cofundador del Festival Internacional de Poesía de Lima y de las editoriales Lustra y Magreb. Anteriormente, además de mis libros de poemas, he publicado los ensayos El último virrey del Perú (2017) y Las mujeres que forjaron el Perú (2020)”.
- “En el año 1928 el club de fútbol Colo Colo llegó a Lima para jugar un campeonato. Un periodista chileno que vino a cubrir el evento se enamoró de la hermana de mi abuelo, Carmela Cavassa. Ella terminaría embarazada y luego de muchos vaivenes terminaría yéndose a Chile, formando una gran familia”.
- “Creo que lo que realmente falló durante la guerra fue la parte administrativa del gobierno, pero los peruanos estuvimos a la altura. Por ejemplo, deberíamos estar orgullosos de Andrés Avelino Cáceres y su esposa, Antonia Moreno, entre otros”.
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