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Camucha Negrete: “Yo me he adelantado a las épocas”
La actriz Camucha Negrete nació en Iquitos, pero se formó en un internado de Lima. Lee esta interesante entrevista que le hicimos.
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No tuvo fiesta de 15 años. En abril cumplía años y en mayo se casaba. A los 16 fue madre por segunda vez. Y a los 17 enviudó. Con esa misma intensidad, empezó la carrera como actriz. Dos comerciales le abrieron las puertas para ingresar a la televisión, el teatro y el cine.
Su vida ha sido una cumbre permanente. “Y sigue siendo”, aclara. “Tengo 76 años y no represento ni en broma esa edad, y tampoco la siento”, agrega con firmeza en cada palabra. Recientemente ganó el premio a Mejor Actriz en Overcome Film Festival, en Estados Unidos, por su papel en la película Papá x tres. Comedia producida por Big Bang Films y escrita y dirigida por Sandro Ventura Mantilla. “La película es hermosa”, destaca la figura de la televisión peruana hasta ahora recordada por ser parte del programa Utilísima.
Con el nombre de Camucha Chávez salió en las primeras entrevistas que dio. “Qué feo”, recuerda sobre sus impresiones de aquel momento. Antepuso el apellido materno por la fonética y empezó a escribir su propia historia como Camucha Negrete. Han pasado casi 58 años.
-¿En esta etapa de su vida, los premios se reciben con más serenidad que emoción?
Con ambas cosas. Aunque cuando pasan los años uno va madurando y las cosas las tomas con más tranquilidad. Todos hemos aportado para esta deliciosa comedia. Es muy tierna. Cuando la he filmado, terminé con las lágrimas en los ojos. Papá x tres ha tenido éxito y, sobre todo, afuera del país. Después de tiempo, volví a hacer cine.
-¿Su trabajo como actriz es reconocido en Perú o cree que se ha impuesto la huella que dejó en Utilísima?
Utilísima fue otro repunte que tuve. Pero en los años 70 fui una figura de primera. No había productor que no me solicitara. Hice Pantaleón y las visitadoras, donde Mario Vargas Llosa me eligió; la hice en República Dominicana. Estuve 25 años consecutivos en Panamericana. En el 90 me retiré y volví seis años después para Utilísima, que fue fuera de serie.
-¿Pero se siente reconocida como actriz?
Te voy a decir una cosa. Soy una persona que no soy mediocre ni tampoco conformista. De las cosas que he logrado en mi país, estoy conforme. Con América hice novelas por las que hasta ahora me escriben. Cuando hicimos Pobre diabla tuvo un éxito extraordinario. También María Emilia. Me siento una mujer muy considerada. Por ejemplo, en el programa cómico El tornillo estuve ocho a diez años. También he hecho radio en La Inolvidable, como cuatro a cinco años. Entonces, ¿de qué me puedo quejar? Al contrario, tengo que agradecer mucho. Y soy una persona que no me estoy fijando en lo que tienen los demás.
-Usted nació en Iquitos. ¿Por qué su familia se vino a Lima?
Mis papitos se separaron; entonces, mi mami se vino a Lima. Yo llegué a los tres, cuatro años. Y acá estudié interna en el María Auxiliadora. No me he criado en Iquitos; sin embargo, me encanta la comida de allá, me gusta mucho el olor que hay en la selva, ese olor como a pasto, humedad. De grande ya he vuelto, por trabajo.
-¿Por qué se casó tan joven?
Porque salí embarazada, por la ignorancia. En esa época no se estudiaba nada de sexo. No conocías nada de nada. Las hormonas alborotadas, chiquilla, sin saber nada. Eran otras épocas.
-Siendo madre tan joven, ¿por qué elige la actuación, que siempre es una decisión compleja?
Creo y toda la vida he creído mucho en Dios. Pero cuando salí del internado, dije: “en mi vida vuelvo a rezar”. En el internado te hacían rezar cuando despertabas, después del desayuno, para ir a estudiar, a la hora del recreo. Todo el día, hasta el último que te ibas a dormir. Yo decía: “ya recé para toda mi vida”. Pero siempre fui muy creyente. Entonces, pienso que la televisión Dios me la puso. Mi marido se mató en una moto y yo me quedé con mis dos hijos. Yo tenía 17 años y se decía: “la chica no podrá criar a sus hijos”. Entonces, iba a darse la repartición, pero la mandé por un tubo y me fui con mis hijos. Yo trabajaba en un consultorio médico y en el mismo piso había una compañía de publicidad; entonces me enamoraban para que yo hiciera comerciales. Hice dos comerciales que fueron un éxito: uno de Philco Credisa y otro de Monterrey. El primero salía en el noticiero de todos los días, a las 8 de la noche; y Monterrey era para todos los periódicos: con mi cara enorme en casi toda la página. Todo el mundo se enteró, pero tuve problemas en la casa. A las semanas me llamaron del Canal 9 y me dieron a elegir: entre esta vida o ‘la vida decente’. Yo elegí esta vida y fui bien arriesgada, me fui con mis hijos. No teníamos nada. Y así comenzó mi vida artística, de familia, de madre. Tuve éxito y me contrataban del teatro, del cine, en la televisión.
-Usted tuvo que madurar de un momento a otro. ¿De dónde sacó fuerzas?
Yo creo que uno viene con la personalidad. Yo jamás dije: “mis hijitos no tienen qué comer”. Jamás, jamás. Ni pensé que mis hijitos eran huerfanitos. Me alejé hasta de la familia, porque mis hijos no iban a ser ni los huerfanitos, ni los pobrecitos ni nada. Y ojo, no es orgullo, es dignidad. Así los he criado a mis hijos. Yo les decía: “yo traigo la plata y ustedes son responsables de su colegio”. “Ya, mamá”, me respondían. Todos teníamos obligaciones en la casa. Yo me he terminado de criar con mis hijos.
-Ha sido rebelde frente a la vida.
No he sido rebelde, yo me he adelantado a las épocas. En mi época, las mujeres no trabajaban como lo hacía yo. Yo me salté una etapa de mi vida.
-¿No hubo miradas de desconfianza?
Y si lo hacían, no es mi problema. Siempre hubo zancadillas, pero las he sabido saltar. Había zancadillas, pero no puñaladas. Sí aprendí, porque mi carrera me gustó. Me sirvió mi carrera, me sirvió para que mis hijos tuvieran una buena formación, una buena educación y tuviéramos para vivir. Gracias a la televisión es que les he podido dar una vida tranquila a mis hijos. Tal vez no una vida de millonarios, porque nunca tuve el carro más caro. Tú eliges el camino que quieras, el que para ti es bueno.
-¿Por qué la pusieron en un internado?
Porque mi mamá tenía que trabajar y tenía miedo que nos pasara algo. Ella administraba una tienda de ropita de bebes. Mi madre fue separada. Ella entraba temprano y salía tarde. Entonces, nosotras estábamos más cuidadas en el internado, aunque a ella le costaba un montón de plata. En el internado aprendí ballet y mi hermana aprendió el piano. Aunque sí llegué a odiar el internado. A mí me castigaban a cada rato.
-La determinación la heredó de su madre.
Yo tengo toda la enseñanza de mi madre. Y sobre todo ver que mi mamá solita salió adelante. Y como te digo, no por ego ni orgullo sino por dignidad. En la vida hay que ser dignos, las cosas te las tienes que ganar bien, no dando lástima.
AUTOFICHA:
- “Soy Carmen Julia Chávez Negrete. Cuando era chiquita yo estudiaba ballet clásico. Yo me veía en teatros, en teatros que nunca los había visto. Pero yo me veía bailando ballet, nunca actuando. Para nosotras estaba negado actuar”.
- “Nací en la ciudad de Iquitos, ahí vivía mi mamita y toda mi familia. Todos somos charapas. Ya casi tengo 58 años de carrera y todo lo que he hecho a mí me ha gustado. He trabajado mucho con Osvaldo Cattone, con Pepe Vilar. He hecho muchísimo trabajo”.
- “También soy embajadora de Brahma Kumaris, que es una universidad espiritual, es una organización mundial. Está en 129 países. Ahí aprendí a ser mejor persona. Se hacen conferencias que te enseñan a vivir mejor. Y ahora se vienen películas, una de ellas es Mundo gordo, que se quedó a medias por la pandemia”.
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