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Carla Morrison, cantante: “La vida la estamos tratando de descifrar todos juntos”
La mexicana, nominada al Latin Grammy 2022, se presentará en Arequipa el 18 de octubre y el 19 del mismo mes en Lima.
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Una luchadora. Esa es Carla Morrison, una mujer que se ha sobrepuesto al dolor, a una niñez rota por el abuso, a una ansiedad asfixiante y a una dolorosa depresión que la acompañaron como un lastre. Pero es Carla Morrison también una guerrera que buscó su salvación sin abandonar la música que tanto ama, música que desgarra y que ha hecho romper y pegar corazones, y que hoy, reinventada, nos muestra un mundo nuevo, con su perfecto registro musical y la más honda y sincera de sus sonrisas.
¿Qué se siente pasar de escribir del amor a escribir sobre la ansiedad, la depresión, el renacimiento?
Es un cambio definitivamente, pero creo que era algo que me debía. Tenía mucho tiempo viviendo con ansiedad y un poco de depresión, y nunca había ahondado en esos temas porque pensaba que mi problema principal era el amor, o mis relaciones amorosas. Pero en realidad me di cuenta de que no puedo estar en una relación si no trabajo esa parte de mí. Entonces, de alguna manera, al reconocer eso, fue relativamente fácil enfocar mis temas en cuanto a la salud mental y creo que ha sido algo que me ha enriquecido a mí y a la gente que escucha el disco, y que me ha dicho gracias por hablar de temas que usualmente no se hablan en la música. Ha sido muy enriquecedor definitivamente.
¿La gente que va a tu concierto puede esperar un mix de tus canciones desgarradoras de amor y tus nuevas canciones del renacimiento?
Sí, es como una mezcla y también un tema, porque lo voy trabajando todo como para que tenga sentido. El show está construido para que puedan escuchar las canciones de antes y las de ahora, y todo tenga completo sentido. Se encuentra un poquito de todo, es muy bonito y muy terapéutico.
¿Por qué es importante hablar de la salud mental?
Porque es algo que muchas personas no se dan la oportunidad de hablar desde hace muchísimos años. No era algo que estaba en la cultura de nuestros padres ni en la de los padres de nuestros padres. Ni estaba ahí para explorar o trabajar. Ahora, hoy en día, está más claro que nunca que necesitamos ese apoyo y ese espacio en donde poder desahogar nuestras emociones, porque somos salud física y mental, y una no vive bien sin la otra. Para mí, es muy importante crear este espacio donde los fans sepan que es una opción y que existe y que no hay que sentirnos con vergüenza o con miedo o como si estuviéramos rotos. En realidad, la salud mental es básica y no tiene nada de malo tener miedo ni tener preguntas, porque ninguna pregunta es una pregunta tonta. La vida la estamos tratando de descifrar todos juntos y no hay nada como la conexión y la compañía.
¿Sentiste pudor al tratar por primera vez estos temas?
Al principio, cuando empecé a escribir las canciones, sí sentí algo así como “¿qué estoy haciendo? Me estoy desnudando”. No sabía si iba a ser bueno o malo. Pero llega un punto en que me doy cuenta de que no podía ser malo y que lo que estaba haciendo yo, si fuera fácil, lo haría cualquiera. A lo mejor solo tenía que tomar las riendas del asunto. Entonces, sí sentía más miedo que pudor, pero luego me di cuenta de que fue lo mejor que podía haber hecho porque siento que mucha gente que escucha mi música lo ha agradecido un montón.
¿Cómo te sientes de haber tocado estos temas?
Me siento muy bien, muy liberada de alguna manera, me siento reencontrada conmigo misma, más en paz, como si no tuviera un secreto que guardar y con esto no quiero fomentar que la gente salga y ventile todo absolutamente. No se trata de eso. Pero sí sentí la confianza de tener ese espacio. Me siento en paz, tranquila, feliz. Siento que hay una parte de mi vida que no necesariamente se resolvió, pero que llegó a un lugar en donde necesitaba llegar.
En cuanto a tu música, ¿cuánto ha cambiado tu registro musical?
Sí ha cambiado un montón, porque antes de sacar este disco, estuve viviendo en París, y me metí a un conservatorio de música jazz y ahí aprendí mucho sobre canto, piano, un montón de aspectos musicales que no había estudiado. Ahí siento que se enriqueció mucho mi registro y mi voz. Creo que también tiene mucho que ver con mi confianza, mi libertad y todo lo que ya no siento y todo lo que sí siento. Eso para mí se refleja en la voz y me encanta cómo está sonando mi registro, definitivamente.
¿En las composiciones, Carla sigue siendo la chica que escribe canciones capaces de arrancarnos lágrimas?
Sí, todavía. Eso nunca se me va a ir. El drama no se va.
¿Qué queda de esa chica que cantaba “Estás que te pelas” u “Obra de arte”?
Queda todo, yo creo. Al final del día, creo que todos somos como versiones distintas de uno mismo. Vamos cambiando, creciendo, explorando otras partes de nosotros. Sigo igual, solo que renovada y creo que viendo todo desde otro punto de vista. A mí me encantan esas canciones, las extraño, me gusta cantarlas, pero tengo otras áreas de mi vida que me encanta explorar. Siguen esa Carla y muchas más Carlas.
Carla es ahora tu mejor amiga.
Sí, es algo que también descubrí en esta búsqueda, que yo tengo que ser mi amiga. Si no eres amigo de ti mismo, pues es difícil navegar la vida así, cuando no te reconoces, no sabes quién eres. Si no cultivas hábitos, en una relación contigo mismo, es difícil saber qué herramientas tienes para confrontar la vida que a veces puede ser muy dura, compleja y pesada.
AUTOFICHA
- “Estoy en Los Ángeles. A México no sé si volvería porque siempre vuelvo. Amo mi país, pero me encanta estar en Los Angeles por razones de trabajo, aquí está mi equipo. Me encanta México y hace poco estuve tres semanas y estuve ‘ay te extraño’, pero el trabajo es el trabajo”.
- “Llevo terapia desde los 14 años, siempre por temporadas. Ahora las tengo todas las semanas. Pero ir a París fue como un parteaguas porque me alejé de todo, me puse en una situación muy particular, pues no sabía el idioma ni en dónde estaba, era aprenderme toda la ciudad”.
- “Le fui agarrando el camino, la rutina, y poco a poco lo entendí y siento que pude pasar tiempo conmigo misma, saber quién era yo. Me ayudó mucho, compartirlo con mi esposo, con mis perritos, aprender un nuevo idioma, ver de lo que era capaz yo. Fue hermoso (estar en París)”.
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