Carlos Franz: “Si yo fuera cineasta me gustaría ser como Stanley Kubrick”

"Acepté esta entrevista solo porque le tengo un gran cariño al Perú". A los 57 años, Carlos Franz (Ginebra, 1959) mantiene una sinceridad que reluce a la primera frase que suelta al levantar el teléfono desde su casa de Santiago (Chile). El escritor añade que recién puede descansar un poco de aquel vendaval que significó haber ganado, en abril pasado, la II Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por su obra Si te vieras con mis ojos (Alfaguara, 2015). Y ahora se alista para llegar el próximo 29 de julio y ser parte de la feria de libro.

[Chileno Carlos Franz ganó la II Bienal de Novela Mario Vargas Llosa]

¿Cómo encontró a Lima? No fui por cerca de 30 años. Estuve mucho durante la década del ochenta y después no volví. Me dejó una grata impresión ver el desarrollo de país y lo mucho que ha crecido. Son signos esperanzadores. El Perú hoy es un país que da ejemplo a la mayoría latina.

Señaló como un desplante que ninguna autoridad de Chile lo llamara para felicitarlo por el premio…Yo diría que es ese es un mal en los países de estirpe hispánica. Nadie es profeta en su tierra. Nuestras autoridades políticas, que tienen mucho interés en celebrar éxitos deportivos, no tienen interés en celebrar triunfos culturales. Por otro lado, tampoco quiero que se hable demasiado porque sí he recibido enormes muestras de cariño de la gente común y corriente en Chile.

Alonso Cueto, con quien compartirá la mesa el próximo 29 de julio en la FIL, apunta que el Perú es "ideal para ser escritor porque los conflictos, las diferencias étnicas, raciales y sociales son permanentes y toda sociedad con conflicto produce relatos e historias que son el punto de partida de cualquier obra". ¿Le ha ocurrido algo similar con Chile?Nuestros conflictos son distintos, pero los hay y –desgraciadamente– es verdad lo que dice Alonso. En general, son las dificultades las que dan mejores temas literarios. Pero también es cierto que la literatura no se nutre solo del conflicto social; no hay que olvidar que también lo hace de la eterna fuente de conflictos personales de los seres humanos. Esos son independientes del mayor o menor bienestar social.

¿Luego de escribir Si te vieras con mis ojos volverá a navegar por las aguas de una historia de amor? ¿Disfrutó de lo que llamó "navegar en la cursilería"?(Risas). Más bien, lo que he intentado decir es que me gusta tomar riesgos y que en esta novela quise arriesgarme hasta los bordes de la cursilería, no necesariamente entregarme a sus brazos. Yo cambio mucho de temas. La que estoy escribiendo ahora está situada en el siglo XXI y con una historia que creo haberla inventado casi de la nada. A mí me gusta pensarme a mí mismo con un símil tomado del cine: si fuera cineasta me gustaría ser como Stanley Kubrick, quien filmó películas muy distintas entre sí, donde el sello común es la calidad de la ejecución.

Usted contó un episodio especial. Ante la búsqueda de una idea sobre el tema del amor su madre le regala la biografía del pintor alemán Mauricio Rugendas. Da la impresión que ella conocía que usted sería capaz de sacar toda una historia de allí…Mi madre fue una actriz de teatro, una mujer lectora, con un instinto muy certero para las buenas obras, así que al regalarme ese libro, sabía que me estaba regalando un bonito tema. A mi me costó muchos años estar a la altura de la historia, el regalo me lo hizo hace más de veinte años.

Sus obras han descrito diversos escenarios históricos. ¿Es una responsabilidad, casi obligación, de un escritor hurgar en el pasado?No creo que los escritores deban escribir por obligación. Deben hacerlo con la mayor libertad posible, ya que es uno de los pocos privilegios que tenemos los narradores, a cambio de lo cual carecemos casi completamente de poder. La ficción no tiene poder en la realidad, pero nos da un gran privilegio de ser libres cuando queramos.

¿A qué amigo buscará primero en Perú?Para qué voy a mencionar a uno solo, quedarían enojados los otros. No me quiero meter en líos (risas).

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