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Columna vertebral: Recuento del año 2016 (I)
Repasa lo mejor y peor del año en novela, cuento, poesía y no ficción.
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NOVELA. La novela del año 2016 es Los niños muertos, de Richard Parra. Debemos remontarnos a los primeros libros de Oswaldo Reynoso para encontrar un retrato tan convincente y estremecedor del mundo de la pobreza y de los jóvenes y prepúberes que destruye y devora. Si su libro anterior (La pasión de Enrique Lynch / Necrofucker) había llamado la atención por su prosa esencial y punzocortante, con esta ficción Parra se consolida como uno de los narradores más importantes de la literatura peruana actual.
LO MEJOR
Otras novelas destacadas son Plagio, de Francisco Ángeles, Estrella solitaria de Jerónimo Pimentel y Cuando los hijos duermen de Juan Carlos Cortázar. La revelación del año es Perro de ojos negros, debut de María José Caro, joven escritora que maniobra sus recursos expresivos con insólita precisión y madurez.
CUENTO. El mejor libro de cuentos de este año es, indudablemente, El fuego de las multitudes, de Alexis Iparraguirre. Densidad, riesgo y la demolición de las convenciones y de las instituciones mediante un humor paródico y cruel lo caracterizan. Relatos como No es fábula o Punto ciego son obligatorios para cualquier antología del cuento peruano que se respete. Ineludible.
Mención honrosa: Un lugar como este, de Carlos Arámbulo, uno de los secretos mejor guardados de nuestra narrativa. Un libro ambicioso y difícil con varios tramos aprovechables.
POESÍA. Luego de un 2015 prácticamente nulo para nuestra lírica, el 2016 nos entregó algunos libros importantes. Hay un empate en el primer puesto: Procesos autónomos, de Manuel Fernández y Fe de Bruno Pólack, su mejor poemario hasta la fecha.
Menciones honrosas: Sagrado, de Roger Santiváñez y En un mundo de abdicaciones, de Victoria Guerrero. La revelación del año es Luis Enrique Mendoza y su prometedor Capital / Contracapital.
NO FICCIÓN. En aparente estado de ebriedad, sabrosa compilación con aspiraciones completistas de las crónicas de Jaime Bedoya, es lo mejor de este apartado. Desde sus antiguos textos de principios de los noventa hasta las jocosas reseñas al imposible poeta casmeño Dennis Angulo estamos ante un libro que nos revela, de forma panorámica, el trabajo de uno de nuestros mejores escritores de la actualidad.
Igualmente valorable es De dónde venimos los cholos, de Marco Avilés, profunda y empática indagación sobre el origen, las contradicciones, vergüenzas y conquistas que implica aceptarse a uno mismo y a la vez viaje geográfico que culmina en la ansiada redención. Un libro necesario y memorable.
Mención honrosa es el breve y delicado Peregrinación a Santa Beatriz de Paulo César Peña. NOVELA. Dos fracasos distintos: el primero es el de Cinco esquinas, la última novela de nuestro Nobel Mario Vargas Llosa, quizá la peor si exceptuamos la deplorable Los cuadernos de Don Rigoberto. El segundo es el de Jennifer Thorndike, quien con su Esa muerte existe decepcionó y significó una involución con respecto a su primera ficción, (Ella).
LO PEOR
CUENTO. El peor libro de cuentos del año es Coordenadas temporales de Claudia Salazar, que no hizo más que ahondar las serias dudas que nos había producido su primera novela, La sangre de la aurora.
POESÍA. Todas las noches, otros diluvios, de Zejo Cortez. Aquí mis argumentos: "Tú, que has sostenido las jetas de los sabios/ milenarios griegos, cuéntame la historia que merezco./ Invoca con ditirambo excitado/ el himno de la copa./ Tráeme a este café-bar a Persio, a Lucrecio y a Sófocles./ Revuelca el mundo antiguo, largo, ancho e interestelar". ¿Qué le pasa a la editorial Mesa Redonda, que ha decidido publicar bajo su sello los peores poemarios peruanos, sin ningún rubor? Primero Diego Miró Quesada, ahora esto. ¿Por qué ese sadismo?
NO FICCIÓN. Asociación Ilícita de Leonardo Aguirre. La idea de hacer una investigación sobre lo más oscuro y delictivo de nuestras letras es plausible, y pudo generar un libro divertido y polémico. Pero esto es un adefesio. ¿Cuándo podremos leer algo sobre nuestra literatura que sea desenfadado, documentado y escrito con algún conocimiento de causa? Esperamos ansiosos.
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