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Samuel Fogarino, baterista de Interpol: “Es excelente tocar en Latinoamérica pero en Perú fue especial”
Samuel Fogarino, baterista de Interpol: “Es excelente tocar en Latinoamérica pero en Perú fue especial”
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Estaba en Brooklyn, uno de los distritos de Nueva York, cuando las vio caer desde la azotea. Las Torres Gemelas, el 11 de setiembre de 2001. Samuel Fogarino (1968) nació en Filadelfia, pero estuvo trasladándose de un lado a otro por la Costa Este de EE.UU. en busca de algo. Había tocado en un grupo en Miami por cinco años y estaba desanimado porque no había rendido frutos. En 1997 había llegado a Brooklyn con 50 dólares en el bolsillo y todas sus posesiones en un auto.
Estaba buscando a Interpol, pero no lo sabía. Esa propuesta desafiante y desgarradora, enérgica y melancólica, que también conforman la guitarra de Daniel Kessler (a la derecha, de pie) y la voz y guitarra de Paul Banks (a la izquierda). Aquella banda neoyorquina que renueva el postpunk de los años 70 y que es parte de la nueva ola del rock de inicios del siglo XXI. Aquel conjunto de grupos que nadie esperaba canalizó la incertidumbre de aquel evento histórico que cambiaría todo. Las crónicas y entrevistas de esa época cuentan que el panorama cultural de aquella abatida Nueva York cambia y se cohesiona, lo que da pie a una escena musical boyante que es reconocida por la crítica. En el momento, el espíritu era el del circuito independiente, pero pronto comienzan a dar forma a la banda sonora de una década.
Interpol se presenta este miércoles en el Parque de la Exposición. Entradas en Teleticket. Un día antes, abren el concierto de los británicos Arctic Monkeys. Conversamos con Fogarino (al centro), el batería de la banda.
¿Cómo fueron tus primeros acercamientos a la música?
Primero quise aprender piano, a los 8 años. Mi profesora era una monja, era en un colegio católico, y no era nada amigable. Enseñaba a tocar canciones para niños. Y eso no me decía nada. Quería tocar “Rocket Man” o algún hit de los 70 de Elton John que mi madre escuchaba.
¿Influyó tu hogar en ese acercamiento?
Mi madre tocaba el piano durante mi niñez. Creo que de joven no supe cómo expresar cuánto me gustaba, pero fue muy inspirador. Ella amaba que yo tocara cualquier instrumento. Me apoyó desde la primera banda que tuve hasta ahora. A ella le gusta mucho Interpol.
¿Cómo comienza tu historia con Interpol?
Yo fui el último en unirme. Solo habían grabado dos demos. Y yo había escuchado el primero, grabado con otro baterista, y no me había llamado la atención. Pero escuché el segundo y me pareció único. Y solo era un año de diferencia. Sonaba a otra banda. Y se habían quedado sin aquel baterista. Supe que era lo que estaba buscando.
¿Qué recuerdas del primer disco de Interpol, tan emblemático por su sonido y el contexto en que se publica?
Miro atrás y no sé qué estaba pasando en el momento. Solo lo tomaba con tranquilidad. Y era emocionante hacer un disco para Matador (sello discográfico independiente). Mirando atrás… Tuvimos suerte de capturar ese disco en ese momento. Yo ya estaba en la banda por cerca de un año para cuando comenzamos a grabar Turn On The Bright Lights (2002). Creo que la banda ya tenía una identidad. Grabamos las canciones que ya tocábamos en vivo.
Y llegan con un nuevo disco. Entiendo que tuvieron que componerlo de forma remota debido a la pandemia.
Sí, no lo habíamos hecho. Fuimos afortunados de que, después de todo este tiempo juntos, podamos hacerlo por separado. Cuando oía a Daniel o Paul, no necesitaba verlos. Conocemos cómo tocamos.
¿Componer así puede tener un beneficio para la banda?
Era más fácil para mí. Yo trabajaba en una canción 8 horas, sin que nadie se impaciente o diga “eso es terrible”. Daniel fue menos crítico. Tuve tiempo para concretar lo que quería. No hubo muchos cambios a lo que los otros estuvieron haciendo. Todo iba acomodándose de forma natural. Creo que hacerlo de forma separada fue beneficioso.
¿Qué aporta a su sonido este nuevo disco?
Se mantiene el corazón de la banda: el sonido de la guitarra y la voz de Paul. Y te da la libertad para cambiar cosas alrededor de eso. Y creo que fue agradable entregar el material a alguien distinto, a Flood (que ha producido a U2, Depeche Mode, Smashing Pumpkins y Nine Inch Nails). Y ver cómo él percibe Interpol, y cuál cree que es su quintaesencia. Flood hiperbolizó nuestro sonido. Desde el principio es realmente nosotros, y amo eso.
Durante la pandemia, ¿te cuestionaste si la música volvería?
Pensé que volvería, pero no sabía cómo ni cuándo. Pensaba que esto no era el fin del mundo. Y no cambió muchísimo nuestro calendario... Terminábamos de hacer el tour de 2019. Nos habríamos tomado el 2020 de descanso de cualquier manera. De hecho, comenzamos antes, escribiendo estas canciones.
El tour de 2019 incluyó dos fechas en Perú. Al finalizar la primera, dijiste que ese había sido el mejor público en toda la carrera de la banda. ¿Qué te llevó a decirlo?
Fue una locura. Toda Latinoamérica es un lugar excelente para tocar. Pero eso fue especial. Todos estábamos asombrados con cuán increíble era el público. Nunca lo olvidaré. Y, claro, estamos con ganas de volver.
La música de Interpol suena melancólica. ¿Te consideras una persona melancólica?
Creo que todos nosotros lo somos. No creo que estemos siempre súper deprimidos. Pero el sentimiento de melancolía es constante. Es fácil de apreciarse. Y en algo como la música ello se va a mostrar. Es difícil que con instrumentos expresivos no se pueda escuchar. Creo que es un buen vehículo para expresar positivamente melancolía o depresión sin que sea desagradable.
AUTOFICHA
“Para Halloween, me habría gustado tener un disfraz del Elton John de fines de los 70. Eso habría sido cool. Comencé a tocar la batería a los 7 u 8 años. De ahí fui evolucionando. En mi primera banda tocábamos canciones de Rolling Stones y The Who, y lo hacíamos mal”.
“Grabamos Turn On The Bright Lights en la casa de un amigo que antes era un centro de atención para niños autistas. Era era un hogar siniestro. Tenía un gran espíritu en él. Me acuerdo que hacía pasta para todos. Bueno, tengo ascendencia siciliana”.
“Lo de la imagen de Interpol con traje y corbata fue natural. No separo mi ropa de Interpol de la regular. Es parte de quienes somos. Para mi primer show con ellos, nadie me dijo que venga con traje, solo lo hice. Al llegar, todos me miraron, y después sonrieron. Nunca hubo nada dicho. Fue un feliz accidente”.
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