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Emilram Cossío: “Soy bastante tímido, pero la actuación me ha ido curando”
Hizo cine desde temprana edad en ‘No se lo digas a nadie’, fue el ‘Nene’ de Misterio y en teatro hoy es parte de TOC*TOC. Perú21 entrevistó al actor Emilram Cossío.
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Su nombre es compuesto. Viene de Emilio, por el padre, y Ramón, por el abuelo. Partieron por la mitad los nombres y los unieron en Emilram. Es el menor de la familia y sus hermanas mayores terminaron los estudios en la otrora Unión Soviética. En el colegio, los Cossío hablaban ruso, leían en ruso, los encuentros culturales eran con rusos y en medio de danzas rusas.
Alcanzó la popularidad siendo el ‘Nene’, un palomilla de barrio, aspirante a barrista en la exitosa serie Misterio. De una extensa lista de producciones, también ha sido actor en las películas No se lo digas a nadie y Pantaleón y las visitadoras; en televisión pasó por Al fondo hay sitio; y en el teatro, fue parte del elenco de la obra La ciudad y los perros. Hoy está en TOC*TOC, bajo el paraguas de Los Productores y dirigida por Juan Carlos Fisher. Es la octava temporada en diez años. La comedia del dramaturgo francés Laurent Baffie va en el Teatro Pirandello de la Av. Alejandro Tirado 274, Santa Beatriz. Las funciones son 8:30 p.m., de jueves a sábados, y domingos, a las 7 p.m. Entradas en www.losproductores.pe.
Antes de salir a escena tiene miedo. Le da arcadas. Las controla, pero no se van. Va al baño, se baña, se concentra. “Mientras más chamba uno tenga, más responsable te haces”, me dice el hijo de Emilio, el abogado sanmarquino de 78 años y socialista.
-A tu padre le tocó vivir los tiempos furiosos de San Marcos. Al elegir ser actor, ¿fuiste en contra de algo?
Encontré que la actuación y estas herramientas me gustaban. Mi segunda hermana me involucró un poquito y a los 11, 12 años me dijo que debía estudiar, porque en el colegio me llevaron a un casting y del salón solo me eligieron a mí. Empecé en un taller de Miraflores y una cosa trajo a la otra, y no paré. Soy bastante tímido y creo que esta carrera la he seguido porque me ha ido curando.
-¿De qué te curó?
A los 15, 16 años hice una obra que era una adaptación de la película La sociedad de los poetas muertos y el personaje que me tocó tiene un monólogo sobre la falta de comunicación de los padres con los hijos y el día que fue mi padre a ver la obra, en este discurso que yo daba, el personaje se iba en llanto, terminaba el acto y salía corriendo. En el intermedio, no podía parar de llorar, me dio una catarsis, porque yo tenía un problema de comunicación con mi viejo. Él era el típico hombre que llegaba a la casa y era su comida, su televisión, sus noticias y muy poco de estar con el hijo. El teatro me ha ayudado a madurar, a comprender.
-¿Pero por qué no paraste de llorar?
Porque lo sentí (a mi padre). En el monólogo hizo un sonido con la garganta (imita el sonido).
-¿Cómo adivinaste su voz?
Eran como 150 personas y su voz era clarísima, porque es bien grave. Y el público estaba en silencio. Sintió que se lo estaba diciendo a él. Hizo una cosa como que estaba tragando las palabras y boté todo lo que tenía.
-¿Y después lo hablaron?
Nunca. Como a los 19 años, él ya se preocupaba porque estaba andando con gente muy mayor; y claro, en la actuación puedes trabajar con gente muy grande. Un día le hice una llamada a mi padre, porque nos habían detenido, porque estábamos fumando marihuana en un parque de Barranco con amigos actores en formación. La idea era ‘negociar’ con los policías y mis amigas no querían, y nos llevaron a la comisaría. Y había uno que su hermano era el que la ‘llevaba’. Cuando me dicen eso, pensé que había que llamar a mi viejo. Eran las dos de la mañana.
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-¿Qué te dijo?
Él contestó y le dije: “Papá, hay un problema, me han detenido. Bueno, he consumido un poquito de marihuana, tú tranquilo, yo no soy drogadicto, pero quiero que vengas a ayudarme”. Como que se le quebró la voz y fue. “Alístate que nos vamos”, dijo. “No, papá, te he llamado para que nos saques a los seis”, le dije. Y le expliqué que había uno que su hermano la ‘lleva’ y no quiere que sea investigado. “Quisiera ayudarlo”, le dije. Y salimos. Mis amigos estaban avergonzados y él nos dijo: “Tranquilos, les invito unas cervezas en el Juanito”. Es ‘cuco’ pues, quería saber con quién andaba. Y en un momento que me voy al baño, entra detrás y me dice: “¿Todo bien?”. “Sí, papá, no te preocupes, yo de verdad he estado como de ‘mono’”. Y me dijo: “Ya, lo único que quiero que sepas es que te quiero un montón, tú sabes que yo te amo y cuenta conmigo”. Fue la primera vez después de muchos años que él manifestó un poco su amor y cariño. Podría guardarle resentimiento porque a mis tres hermanas mayores les dio todo y yo, el último, fue al que le cayó el ‘paquetazo’, el Fujishock. Pero he ido valorando eso, porque al dejarte solo te hace madurar más rápido. Agradezco que la carrera (de actor) me haya elegido. He podido hacer cine desde temprana edad, llegar a Alemania con el teatro por La cautiva y hacer televisión. No pensé protagonizar alguna historia, no tengo el formato televisivo (ríe), porque acuérdate que antes las productoras eran Iguana y todos tenían una carita bonita.
-¿Ha cambiado ese estereotipo?
En un momento cambió y ahora parece que estamos regresando. Pero hay productoras fuertes que no se casan con la carita bonita, donde apuestan por el talento. Ya no nos podemos casar con una carita bonita.
-¿Ya tienes comunicación más directa y fluida con tu padre?
Una de las cosas maravillosas es que está cambiando. Y por WhatsApp manifiesta su cariño escribiendo. Y a mis 41 años comprendo muchas cosas.
-¿Qué te gustaría decirle?
Ah... (sonríe nervioso, hace un ruido con la boca, como tragando las palabras). Este... (silencio). Que no sienta ninguna responsabilidad de haberme dejado sin lo que él tanto quería: darles estudios a todos sus hijos; yo lo pude resolver y estoy aquí parado, haciendo lo que me gusta, con una familia y feliz. Y que al contrario, lucho todos los días para darle, tal vez más adelante, el viaje de su vida.
-Que supongo será a Rusia...
Mi madre fue y mi padre no. Pero también me dijo que le gustaría viajar a Cuba. Y le dije: “Vamos”.
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AUTOFICHA:
- “Soy Emilram Cossío Palacios. Tengo 41 años. Nací en Jesús María. Viví en el Rímac hasta los 24 años. Ahí está la casa de mi madre y trato de ir al Rímac cuando mi madre me lo pida. Mi formación al inicio fue con pequeños talleres y luego con Roberto Ángeles y Alberto Isola”.
- “Marisol Palacios, actriz y directora, me dijo que los personajes no son gratuitos, llegan a tu vida por algo y me ha pasado eso. Cada personaje, sea de teatro, cine o televisión, ha sido un aprendizaje para mí. No llevo una contabilidad de producciones de las que he sido parte”.
- “Este año cierro con teatro. Después de TOC*TOC viene La cautiva, una obra que nunca dejaré de hacer, es algo que cura el alma de muchos peruanos. Estaremos en la última temporada de La Plaza, de octubre a diciembre. En cine hay un proyecto. Y me estoy aventurando a cosas por web, en YouTube”.
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