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Ismael La Rosa: El actor de ‘La rica Vicky’ lanza proyecto educativo
Ismael La Rosa, el actor de la recordada novela La rica Vicky, se reinventa en su faceta de empresario con la academia virtual Académika.
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Zootecnia, nutrición y genética. Eran las metas profesionales que se había trazado. Tal vez porque creció entre caballos y gallinas, en una chacra familiar en La Molina. Pero la naturaleza de Ismael La Rosa es polifacética.
Ya era bombero cuando, a los dos años y medio de carrera en la Agraria, pensó darle un giro a su vida. Acompañado de un amigo, miró el televisor, en el que daban una telenovela, y lo señaló. “Me encantaría actuar”, comentó. Su amigo estalló en risas y le dijo: “¿Qué vas a hacer?, eso no es una profesión”. A la semana le propusieron hacer un comercial. Recuerda que le ofrecieron 20 soles. Era para una marca de té. Comercial que nunca salió al aire, pero el jefe de casting entró a La rica Vicky y, tres semanas después, lo convocó para la nueva novela. “Me llamó un día en que estudiaba Métodos Estadísticos para la Investigación”, detalla y ríe. Novela que empezó a transmitirse en el 98, en plena corriente de El Niño y compitiendo con Laura Bozzo. Ahí conoció a Virna Flores, su pareja en la ficción y hoy, su esposa.
Tras el éxito de la pareja, migraron a EE.UU., donde se pasearon por las cadenas Telemundo y Televisa. Pero desde hace unos años han vuelto al país para crear Kontenedores, proyecto cultural que se suspendió por la pandemia. Fiel a su naturaleza, Ismael La Rosa cambia de piel y acaba de lanzar Académika, emprendimiento virtual gratuito para quienes buscan postular a la universidad. El actor y empresario detalla que ya son más de 48 mil alumnos. “Me encantan los negocios”, dice como si saboreara cada palabra.
-¿Este emprendimiento es una forma de volver al estudiante que postulaba a la Agraria?
Definitivamente. Era bastante bueno en matemática, sobre todo en trigonometría, geometría y álgebra. Académika es una forma de decir ‘cómo me habría encantado tener una plataforma así’.
-¿Fuiste el chancón de la clase?
Más que chancón, muy responsable con todo, y cuando algo me apasiona, aun más. Por eso tengo el dicho: el día que sienta que empiezo a trabajar, ese día renuncio. Lo que haga tiene que tener un propósito más grande que yo, desde actuar hasta emprender, como cuando regresamos (con Virna) de EE.UU. hace seis años, después de casi 14 años de trabajar afuera. Volvimos para promover la cultura con Kontenedores.
-Esta academia virtual también tiene vena social.
La pandemia nos ha dejado una gran brecha social educativa. Está enfocada para personas con bajos recursos, queremos democratizar la educación, pese a que suena tan rimbombante. Hay un índice de deserción estudiantil muy alto, sobre todo a nivel secundario y superior. Las familias se han visto afectadas terriblemente; entonces, queremos apoyar a esos padres para que no tengan que generar el gasto de una academia y que esa no sea la excusa para no ir a una universidad.
-¿La idea de la academia virtual nació en la pandemia?
A Virna le costaba adaptarse a Miami, pese a que teníamos todo. Ella quería volver. No nos fuimos del Perú por falta de trabajo ni nos regresamos por falta de trabajo. Encontramos el formato de las obras cortas con contenedores de barco y pensamos que era maravilloso regresar con ese propósito. En febrero y marzo de 2014 volvimos. Y lanzamos Kontenedores en noviembre de ese año. Crecimos muchísimo. Y en 2019 firmamos contrato con una empresa para desarrollarlo de manera permanente, con la idea de abrir una escuela, restaurantes, etc. Pero se fue demorando la implementación. De pronto llegó la pandemia y dije: Dios mío, de esto nos estábamos librando. Si hubiésemos llegado a implementar Kontenedores, habríamos invertido todo nuestro dinero. Las primeras semanas de la cuarentena fueron muy duras. Pero abrimos nuestra mente y corazón, y siempre llegan las oportunidades. Mi actual socio desarrolló la aplicación para Kontenedores y conoce métodos de enseñanza. Hablando con él, me contó que venía desarrollando una plataforma que se llama Académika. Y me dijo que no podía hacerlo solo.
-¿Qué ha sido más difícil: prepararte para ser universitario o, sobre la marcha, prepararte para ser actor?
Para ingresar a la universidad, con un amigo nos pasamos cerca de un mes completo prácticamente durmiendo una o dos horas diarias para ingresar, aparte de seguir en la pre. Tomábamos café con Coca Cola (risas).
-¿Eres obsesivo, Ismael?
¿Sabes qué soy? Siempre he querido buscar la perfección en todo lo que hacía. Luego de años me di cuenta de que era un error garrafal. Me di cuenta de que la perfección no existe. Lo que uno tiene que hacer es vivir con excelencia, buscar lo mejor de ti en todo momento. Si voy a hacer un negocio, no paro; si tengo que madrugar diez días seguidos, lo hago.
-¿En tu carrera de actor eres así de exigente?
En La rica Vicky llegamos a trabajar 23 horas seguidas. La gente cree que actuar en una novela es una chamba fácil. ¡No!
-En el Perú hasta ahora son la pareja de La rica Vicky.
En el Perú sí. En España y Venezuela somos Miguelón y Laurita, de María Emilia, querida. Y después Gata salvaje, de las novelas más exitosas a nivel mundial. En el Perú nos preguntan cuándo viene la segunda parte de La rica Vicky, ya con hijos. Lo interesante sería hacer la continuación.
-¿Te lo han ofrecido?
No, pero a los escritores de la novela les digo para hacer la segunda parte y yo lo produzco (risas). Me encanta producir, dirigir.
-Virna y tú han triunfado en Televisa, Telemundo. Quizás habría sido más cómodo quedarse en EE.UU. ¿Para qué regresar?
Esta pregunta dice mucho de nosotros. Cuando salió una oportunidad de volver, decidimos hacerlo, pero no para ver qué pasaba, sino para aportar con lo que habíamos aprendido en el mundo del entretenimiento. Nos pudimos haber quedado porque mis hijos nacieron allá y nosotros nos nacionalizamos. Pero volvimos para hacer algo por nuestro país, de una manera muy humilde.
AUTOFICHA:
- “Soy Ismael Armando La Rosa Fernandini. Tengo 43 años, nací en Lima, en marzo de 1977. Terminé el colegio en el 94 y en el 95 ingresé a la Agraria. Luego estudié un periodo de Ciencias de la Comunicación, pero, por la cantidad de trabajo que tenía, no pude seguir”.
- “Probablemente, son más de 30 producciones en las que he participado. Novelas son 17, dos películas, seis series y cuatro obras de teatro. Programas de televisión como conductor son tres, estuve en dos reality shows y en los dos gané. También hice algunos comerciales”.
- “La primera meta con Académika es tener nuestros primeros ingresados en diciembre. Ahorita estamos buscando aliados por la educación, héroes que quieran apostar por ella. Hay mucho por hacer. Y Kontenedores no lo quiero dejar de lado, porque es un proyecto hermoso con impacto social”.
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