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Karina Pacheco: "Lo fantástico puede hablarnos más crudamente de la realidad"
La escritora cusqueña Karina Pacheco Medrano presenta su tercer libro de cuentos 'Lluvia'. Estará en la Feria del Libro Ricardo Palma, en la Feria del Libro de Santiago de Chile y en el Hay Festival Arequipa.
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De niña también jugaba sola. Inventaba que dejaba su hogar, que había construido una casa. Aunque asegura que no ha jugado con duendes, como sí lo hacen algunos de sus personajes en 'Lluvia' (2018, Seix Barral), su tercer libro de cuentos, que presenta esta noche en Librería Sur (Pardo y Aliaga 683, San Isidro).
Karina Pacheco Medrano también ha escrito seis novelas y, precisamente, la última de ellas, 'Las orillas del aire' (2017, Seix Barral), obtuvo una mención especial en el Premio Nacional de Literatura 2018. Y ahora se viene su participación en la Feria del Libro Ricardo Palma, en la Feria del Libro de Santiago de Chile y en el Hay Festival Arequipa.
La escritora cusqueña nos dice que, por momentos, la literatura quizá es como un diván. Y esta entrevista también.
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¿Qué te da el Cusco?
Un arraigo fuerte con la historia y la naturaleza. Quizá por eso son elementos que aparecen mucho en lo que escribo. Es un estímulo continuo ver la diversidad.
Un arraigo fuerte con la historia y la naturaleza. Quizá por eso son elementos que aparecen mucho en lo que escribo. Es un estímulo continuo ver la diversidad.
Ahí tal vez esté la razón para elegir la Antropología.
Siempre me ha encantado la historia. De chica me gustaban las mitologías del mundo. Mi mamá es profesora de física y química, y mi papá era abogado. Ella me daba mucho para leer, sin distinguir si era para niños o grandes. Recuerdo la pasión por los cuentos universales. Entonces, la Antropología era la carrera que más llenaba ese ánimo.
Siempre me ha encantado la historia. De chica me gustaban las mitologías del mundo. Mi mamá es profesora de física y química, y mi papá era abogado. Ella me daba mucho para leer, sin distinguir si era para niños o grandes. Recuerdo la pasión por los cuentos universales. Entonces, la Antropología era la carrera que más llenaba ese ánimo.
Pero a la Antropología hay que sumar que eres escritora, editora y montañista. ¿Qué de ello es lo más esencial en ti?
Ser lectora. Me encanta leer, es esencial. Leer es como uno de los estímulos más grandes.
Ser lectora. Me encanta leer, es esencial. Leer es como uno de los estímulos más grandes.
¿Qué hay en la lectura?
La lectura nos saca a nosotros mismos, te lleva a ampliar tu visión del mundo, a meterte en personajes –en el caso de la literatura– que tú sabes que son de ficción, pero cuando están bien trazados, te muestran espejos de lo que podrías ser, u otras vidas que te van relatando el mundo. La lectura es como volar. Y en otro sentido está la lectura del mundo, y eso lo da el montañismo, el ser caminante. Cada elemento de la naturaleza está relatándote una historia, te habla. En el mejor de los casos viviré 80 años, pero una piedra, que uno piensa que es una simple cosa del camino, seguirá. Esas son las metáforas que te lanza la naturaleza. Por eso nos deshumanizamos cuando la destruimos.
La lectura nos saca a nosotros mismos, te lleva a ampliar tu visión del mundo, a meterte en personajes –en el caso de la literatura– que tú sabes que son de ficción, pero cuando están bien trazados, te muestran espejos de lo que podrías ser, u otras vidas que te van relatando el mundo. La lectura es como volar. Y en otro sentido está la lectura del mundo, y eso lo da el montañismo, el ser caminante. Cada elemento de la naturaleza está relatándote una historia, te habla. En el mejor de los casos viviré 80 años, pero una piedra, que uno piensa que es una simple cosa del camino, seguirá. Esas son las metáforas que te lanza la naturaleza. Por eso nos deshumanizamos cuando la destruimos.
¿Y cuándo se encuentran la montaña, la lectura, la escritura y la Antropología?
Al momento de escribir y cuando lo hago, es una manera de regresar. Memoria, reflexión, experiencia y naturaleza se funden.
Al momento de escribir y cuando lo hago, es una manera de regresar. Memoria, reflexión, experiencia y naturaleza se funden.
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En 'Las orillas del aire' y 'Lluvia' también está lo fantástico.
A veces aquello que llamamos fantástico puede ser parte de la realidad. Depende de los ojos con que lo mires y cómo lo traduzcas. Cuando un niño te dice que ha estado jugando con sus amigos invisibles, no lo está inventando, porque realmente está jugando y esos amiguitos están ahí, independientemente de que los adultos los veamos o no. Hay elementos de lo fantástico que como metáforas pueden hablarnos más crudamente de la realidad.
A veces aquello que llamamos fantástico puede ser parte de la realidad. Depende de los ojos con que lo mires y cómo lo traduzcas. Cuando un niño te dice que ha estado jugando con sus amigos invisibles, no lo está inventando, porque realmente está jugando y esos amiguitos están ahí, independientemente de que los adultos los veamos o no. Hay elementos de lo fantástico que como metáforas pueden hablarnos más crudamente de la realidad.
En el cuento ‘Todo es un juego’, de Lluvia, se refleja ello.
Es una forma de recordar la inocencia perdida. La mejor manera era a través de esos amiguitos, especies de duendes que juegan con ellos mientras son pequeños y la tragedia aún no asomaba.
Es una forma de recordar la inocencia perdida. La mejor manera era a través de esos amiguitos, especies de duendes que juegan con ellos mientras son pequeños y la tragedia aún no asomaba.
Otro tema presente en tu obra es la pérdida. ¿Por qué?
Unos amigos me decían que hacer cine es como un diván y quizás también, por momentos, la literatura lo sea.
Unos amigos me decían que hacer cine es como un diván y quizás también, por momentos, la literatura lo sea.
Y las entrevistas periodísticas también lo son.
(Risas). De pronto, la pérdida tiene que ver con que vengo de un lugar donde la memoria del bien perdido –tomando una frase del Inca Garcilaso que evoca Max Hernández– está presente. Sacsayhuamán y la mitad derruida. La humanidad se construye sobre ruinas.
(Risas). De pronto, la pérdida tiene que ver con que vengo de un lugar donde la memoria del bien perdido –tomando una frase del Inca Garcilaso que evoca Max Hernández– está presente. Sacsayhuamán y la mitad derruida. La humanidad se construye sobre ruinas.
¿Qué has perdido en la vida?
No he conocido a ningún abuelo. Una manera de conjurar la pérdida es representarla y redescubrir quién eres tú en medio de eso.
No he conocido a ningún abuelo. Una manera de conjurar la pérdida es representarla y redescubrir quién eres tú en medio de eso.
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En el cuento “Reyes del bosque” entiendo que pones en escena el conflicto entre familia y la realización personal. ¿Es posible lograr un equilibrio entre ambos?
Sí. Tengo varios amigos que han logrado equilibrar ambas cosas de una forma bonita y luminosa. No sé si debe al azar o tras haber encontrado al otro lado una pareja que entiende y ama lo que haces y te ama con todo tu paquete.
Sí. Tengo varios amigos que han logrado equilibrar ambas cosas de una forma bonita y luminosa. No sé si debe al azar o tras haber encontrado al otro lado una pareja que entiende y ama lo que haces y te ama con todo tu paquete.
¿Lo has logrado?
Yo voy a mi aire. No tengo niños y eso me permite hacer varias cosas. Mis respetos a quienes hacen de todo, hacen buena literatura y, además, tienen niños.
Yo voy a mi aire. No tengo niños y eso me permite hacer varias cosas. Mis respetos a quienes hacen de todo, hacen buena literatura y, además, tienen niños.
¿Elegiste que tus hijos sean los libros?
No ha sido racional. En un momento me hubiese gustado tenerlos. Y ahora digo: no tengo niños, entonces voy a vivir intensamente el hecho de no ser madre. En la vida hay que sacarle el jugo a cada cosa. Tú ves un picaflor que está aleteando y chupando la flor al mismo tiempo. Me encanta esa imagen (risas).
No ha sido racional. En un momento me hubiese gustado tenerlos. Y ahora digo: no tengo niños, entonces voy a vivir intensamente el hecho de no ser madre. En la vida hay que sacarle el jugo a cada cosa. Tú ves un picaflor que está aleteando y chupando la flor al mismo tiempo. Me encanta esa imagen (risas).
¡Es la vida!
Es lo que te digo que te da la naturaleza. Es un pajarito que te dice que puede hacer de todo. Entonces, cuando fui consciente de que, al parecer, no iba a tener hijos, pese a la sensación de pérdida y duelo, me dije: voy a ser como un picaflor (risas).
Es lo que te digo que te da la naturaleza. Es un pajarito que te dice que puede hacer de todo. Entonces, cuando fui consciente de que, al parecer, no iba a tener hijos, pese a la sensación de pérdida y duelo, me dije: voy a ser como un picaflor (risas).
Hace unos meses recibiste la mención especial del Premio Nacional de Literatura por Las orillas del aire y hoy presentas Lluvia. ¿Este año resiste el análisis?
Cuando algo te invita a hacer un cambio, hay que lanzarse, porque ahí vamos a encontrar algo que nos completa. La búsqueda puede ser dura, pero hay que seguir navegando hasta el fondo, y de ahí salen cosas. Y hay que darse tiempo para la contemplación y para escuchar a tu cuerpo.
Cuando algo te invita a hacer un cambio, hay que lanzarse, porque ahí vamos a encontrar algo que nos completa. La búsqueda puede ser dura, pero hay que seguir navegando hasta el fondo, y de ahí salen cosas. Y hay que darse tiempo para la contemplación y para escuchar a tu cuerpo.
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AUTOFICHA:
“Nací en Cusco, en el año 1969. Mis padres también son de allá. He vivido ahí hasta los 16 años. Luego estuve un año en EE.UU. Volví para estudiar la carrera de Antropología, tras lo cual me fui a España por 12 años, donde hice un doctorado en Antropología de América. Y he vuelto al Perú en diferentes fases”.
“No estudié Literatura porque pensaba que con leerla (era suficiente). En los años que viví en España fue un aprendizaje a través de lugares donde la literatura está muy presente, con grandes escritores dando conferencias. Hasta dos veces por semana iba a conferencias”.
“Este año hice un viaje importante a Grecia y corroboré que mi identidad también viene de ese lado. Siempre me ha gustado la mitología griega y he tenido la necesidad de conocer a los griegos más antiguos: los minoicos. Ahora estoy detrás de una novela que tiene como punto central el año 1981”.
“Nací en Cusco, en el año 1969. Mis padres también son de allá. He vivido ahí hasta los 16 años. Luego estuve un año en EE.UU. Volví para estudiar la carrera de Antropología, tras lo cual me fui a España por 12 años, donde hice un doctorado en Antropología de América. Y he vuelto al Perú en diferentes fases”.
“No estudié Literatura porque pensaba que con leerla (era suficiente). En los años que viví en España fue un aprendizaje a través de lugares donde la literatura está muy presente, con grandes escritores dando conferencias. Hasta dos veces por semana iba a conferencias”.
“Este año hice un viaje importante a Grecia y corroboré que mi identidad también viene de ese lado. Siempre me ha gustado la mitología griega y he tenido la necesidad de conocer a los griegos más antiguos: los minoicos. Ahora estoy detrás de una novela que tiene como punto central el año 1981”.
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