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Katya Adaui: Mudanzas
"¿Por fin seré sedentaria? ¿Esta será la casa definitiva? ¿Dónde se embala el miedo?"
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Katya Adaui: Mudanzas
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Por: Katya Adaui / Escritora
Preparar una mudanza, como introducirse en una máquina del tiempo. Vaciar y despojarse. Cada cosa guardada, algo entre polvo, contraseña y desciframiento, un tránsito que salta a los ojos de pronto. Asombra, conmueve, enoja, alguna emoción que no descifro. Me detengo en las fotos antiguas. Todas estas imágenes de mi familia antes de mí. Nunca conocí esas sonrisas ni esas seriedades. Ni los bigotes, ni los escotes, ni las pelucas, ni las puertas de estos hogares que no existen más. Somos extraños entre nosotros. Desperdigadas, en la periferia, ahí las dejo.
El turno de las agendas y las libretas de apuntes. Encuentro listas de todo tipo (siempre me han estructurado). Me cuesta reconocer la letra como mía, demasiado alambicada, caligrafía de médico apurado. Me distraigo leyéndolas y no avanzo: tienes que comprar huevos, leche, azúcar, jarabe para la tos, tienes que traer comida para perro. Imperativa, dándome órdenes o alentándome. También hay números de teléfono de casas de amigos. Sin apellidos. Valeria, Lorena, Mauro, Marco, Alex, Karla, Tabatta, Daniella, Jeymi. En esas casas ellos tampoco viven más, son los ya mudados. A estos nombres los adoro todavía.
Pero la anotación: hoy es mi cumpleaños 37 y quiero disfrutar desde muy temprano. Incluye una lista de deseos en infinitivo. Aprender a tratarme mejor, no reprocharme por lo que todavía no nace, reparar la bici, ir al mar, esparcir de una vez las cenizas, ¿desde una lancha o desde la orilla? El cierre, una cita de César Aira: Viajar solo vale la pena si uno lleva consigo su vida.
Recuerdo que estoy en mudanza y que solo tengo dos días para embalar. A mi alrededor, junto a tres maletas explotadas, pilas de papeles aguardan su destino. Muy ligeros y tan pesados. Me representan y me pierden. Si me entrego a leerlos, soy un libro.
¿Qué tiro a la basura sin arrepentimiento? ¿Me los llevo todos y los repaso después? ¿Será que habrá una estación o un cuarto oscuro para todas estas cosas? ¿Si las cargo, estorbo el movimiento? ¿Por fin seré sedentaria? ¿Esta será la casa definitiva? ¿Dónde se embala el miedo? La condición humana: ¿cuánta capacidad para elegir tiene?
En las buenas, en las malas y en las dudas. Conmigo. Otra vez.
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