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La voz de María Paz Gonzales-Vigil [ENTREVISTA]
Volvió a la televisión de señal abierta luego de 20 años. Mientras cumple el sueño de ser madre de dos hijos, conduce en el popular programa concurso de canto al lado de su esposo, Jesús Alzamora. Perú21 entrevistó a María Paz Gonzales-Vigil.
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Tenía 18 años. Aunque su primer casting lo hizo a los 8 años, estaba nerviosa. Se trataba de su primera prueba para un programa de televisión y de señal abierta, para el programa de entretenimiento R con Erre, bajo la conducción de Raúl Romero. Le tocó competir con Anahí de Cárdenas, quien finalmente quedó seleccionada. María Paz tenía la sensación de que no era el momento, que aún no estaba preparada. Dos años después, la llamaron para Habacilar, también con Romero en la conducción. Y pasó.
Han pasado 20 años y María Paz Gonzales-Vigil ha vuelto a la televisión de señal abierta. Esta vez como coconductora, junto a su esposo Jesús Alzamora, en el popular programa de canto La Voz Perú, donde se ha reencontrado con Raúl Romero, quien es uno de los jurados. Se transmite de lunes a viernes, a las 8 p.m., y los sábados a las 10 p.m., vía Latina.
De chiquita decía que de grande quería ser mamá. Hoy lo es y de dos niños. “Si escuchas algún grito, es porque mis hijos están por aquí, alrededor”, me advierte y ríe. Es lunes y esta noche será el estreno de La Voz Perú, un nuevo debut para María Paz, o ‘Pazita’.
-¿El mayor de tus hijos te sigue a todos lados?
Somos bien... como pegados, como caracoles pegados. Entonces, le digo: “Por si acaso, voy a tener una entrevista, dame cinco minutos, por favor, no me interrumpas”. A veces hace caso, a veces no (ríe).
-Me dices que el menor tiene apenas tres meses. Debe de haber sido difícil estar con él y, a la vez, haber regresado a la televisión.
Cuando fui a grabar la primera vez, todavía tenía dos meses y no me quería despegar, me lo llevé al canal, el equipo de Rayo en la Botella súper buena onda porque me dieron todas las comodidades del caso, pero iba a estar todo un día: entraba a las 9 de la mañana y salía a las 9 de la noche. Tener un bebito recién nacido en un cuarto todo el día iba a ser más incómodo para él que para mí. Fue un poco fuerte despegarme de él. En diciembre se grabaron más de 180 audiciones.
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-Y seguro que en las noches no te deja descansar.
Todavía se despierta cada tres horas. Pero es parte de la rutina de un recién nacido.
-Tu decisión laboral puede tener esta lectura: eres una madre de estos tiempos que con un niño de meses decide ir a trabajar, en vez de seguir la idea de que la mujer que da a luz debe quedarse en casa.
Las mujeres somos tan multifacéticas... hasta Jesús me dice: “No entiendo de dónde sacas tanta energía”. Y yo tampoco lo entiendo. Pero ser madre no significa que dejes de hacer las cosas que a ti te gustan o que te hagan crecer como persona. Me dieron la oportunidad de estar en señal abierta y conducir con mi esposo, es una súper oportunidad. Ser mamá no significa dejar de ser tú misma.
-¿Qué es el talento?
En La Voz hay muchísimo talento, hay perseverancia. Creo que el talento es la combinación de qué tan bueno eres en lo que haces y lo real que eres. El talento está en ti y en la habilidad de llegar a más personas.
-¿Tenías claro que lo tuyo era el modelaje y luego llegar a la conducción de televisión?
El modelaje me llegó, no lo busqué. Vi la oportunidad de que podía ganar plata a través del modelaje y dije: ‘Bueno, es una forma de trabajar’.
-¿Cómo lo descubriste?
La primera vez que hice un casting fue como a los 8. Hice mi primer comercial para Hogar Kids, era Navidad. Terminé agotada y le dije a mi mamá: “Ya sé lo que es trabajar duro” (ríe). Y no hice ningún casting hasta los 13 años, cuando una chica me paró y me dijo: “Esta es mi tarjeta. ¿Quieres hacer un casting?”. Y luego de eso hice un millón de castings, un millón de veces me dijeron que sí y un millón de veces me dijeron que no. Y me di cuenta de que con esa plata podía pagar mis estudios, comprarme lo que quisiera, comencé a ser independiente desde muy chica. Me sacaba la mugre para poder pagarme mis estudios. Terminé Publicidad, pero no quería saber nada de Publicidad (ríe). Entré a una empresa a trabajar en ventas y me encantó. Estuve unos años, hasta que me invitaron a una audición de baile. Y pasé. En los siguientes seis meses, de lunes a viernes, de 7:30 a.m. a 6 p.m. estaba en la empresa y a las 7 p.m., hasta las 9 de la noche, bailaba. Y dije: renuncio y me dedico al baile. Yo ya estaba con Jesús y veía que él ganaba plata haciendo lo que le encantaba. Si él podía hacer eso, ¿por qué yo no? Nunca es tarde para empezar. Renuncié, me dediqué a bailar, pero me doblé el tobillo y tuve un esguince. Volví a los meses y me dio hepatitis. Dije: ‘Ok, es una señal de la vida de que el baile no es para mí en este momento’. Me deprimí. Es más, quise terminar con Jesús. Estaba súper mal. Y de la nada me llegó otro casting para TV en cable. Jesús me dio todos los tips: “Tienes que ir segura, lo puedes hacer”. Mi esposo siempre me pone como en un altar (ríe). Quedé en el casting.
-¿Qué se hace cuando te dicen no?
Si te gusta, es seguir intentando y seguir yendo a un millón de castings hasta que te digan que sí; y cuando ocurra, hacerlo increíble para que te vuelvan a llamar.
-¿Eres de carácter o te quiebras fácilmente?
Siento que tengo un carácter bien fuerte, pero también soy súper sensible, estoy a flor de piel de las emociones. Si algo me emociona, no tengo por qué no demostrarlo. A veces me juega una mala pasada no tener filtros. Siempre he sido súper directa. Nunca me he quedado con la palabra en la boca. Pero también a veces mi esposo me dice: “Pasó la mosca, ¿ya vas a llorar?”.
-¿Qué te quiebra?
Situaciones familiares, alegrías, el nacimiento de mi hijo, el primer cumpleaños de mi hijo, cuando veo que a Jesús le sale un proyecto que tanto buscaba, cuando veo el video de mi matrimonio.
-¿Qué te enoja?
La hipocresía, el ‘criollismo’: ‘haré esto porque nadie me ve’, las motos que se meten en contra, cuando aceleran en ámbar (en el semáforo).
-Se podría pensar que ser modelo es el inicio y ser coconductora es un ascenso. ¿Lo sientes así?
Es un escalón hacia arriba, pero, para cualquier cosa en la vida, te tienes que preparar. Tengo la ventaja de tener al maestro en mi casa, que es mi esposo (ríe).
-¿Es un reto que se refieran a ti por tu nombre en vez de que digan ‘es la esposa de Jesús Alzamora’?
No me preocupa. Siento que Jesús y yo somos un equipo. La etiqueta no me hace más ni menos.
-Si escuchas cantar a Jesús y estás en el jurado, ¿volteas o no?
(Risas) ¡No volteo! Lo quiero mucho, pero Jesús como cantante es un buen mago...
AUTOFICHA:
- “Soy María Paz Gonzales-Vigil Bernal. Mi mamá me quería llamar Paloma, pero mi papá me inscribió como María Paz, porque le gustaba el nombre y punto. Tengo 38 años de edad, nací en Lima. Estudié Publicidad en el IPP”.
- “Desde chica trabajo como modelo. También hice dos películas, entre ellas La peor de mis bodas, que la hice con Jesús. No le cierro la posibilidad a la actuación, es algo que podría hacer, pero por ahora no, porque quiero estar con mis hijos”.
- “Con mi esposo tengo un podcast que se llama La Lengua, donde hablamos temas de pareja, mostramos lo que somos. Para este año quiero hacer contenido en mi propio canal y mostrar lo multifacética que puede ser una mujer. Estoy cumpliendo mi sueño, que es mi familia”.
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