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Luis Sanguinetti, de Sor Obscena a Héroe Inocente [ENTREVISTA]
Hijo de un cachascanista y de una mujer que le leía poemas, Luis Sanguinetti eligió el ring del rock para librar su propia pelea, para crear su propia poesía. Vida y obra que se narran en el libro ‘Héroe Inocente’. Perú21 entrevistó al músico que también ha transitado por grupos como Leusemia, Dolores Delirio y al lado de Rafo Ráez.
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En casa no se escuchaba rock; su padre decía que este frenético ritmo era alienante. Aunque era cachascanista, casi como una estrella de rock pero en la Lima de la década del setenta; espectáculo que también podía ser subterráneo. Usaba aretes y la parafernalia necesaria para crear un personaje sobre el ring. Un hombre sin vicios. No toma, no fuma, nunca lo hizo, tiene 84 años.
Luis Sanguinetti dice que físicamente se parece bastante a su padre. En unos días cumplirá 51 años, de los cuales más de tres décadas las ha entregado a la música, a librar su propia batalla desde el rock, con grupos que conformó en el tránsito de los 80 a los 90, como Sor Obscena y Héroe Inocente, que podrían ser respuestas a la pregunta: ¿A qué sonaba entonces en el Perú el pospunk y el punk? Y Héroe Inocente (Muki Records, 2022) es el título del libro escrito por Gherson Eduardo Linares Peña, obra finalista en la VIII Bienal de Novela Premio Copé 2021. Páginas donde recrea bajo el manto de la ficción la vida y obra de Luis Sanguinetti y sus amigos, que en realidad son motivos para ir más allá: pintar un retrato de época, trazar el rostro de aquel rock que sigue dando batalla desde donde nació, desde la calle.
Nos encontramos en la calle. Caminamos hasta un pequeño parque al que llaman Rumi Wasi, en La Victoria. Sentados en una banca de piedra, Luis recuerda que alguna vez fue niño y que aquella vez su madre cusqueña le leyó a Neruda en el baño. Así lo fue formando cuando no quiso ir al colegio. Porque en casa vivían entre libros de poesía y vinilos de música clásica. Despertamos de aquel recuerdo y estamos rodeados de perros que nos miran intrigados, pero atentos.
-¿Se podría decir que en tus últimos 30 años has sido como un sobreviviente?
¿Te da esa impresión? Yo creo que es la filosofía que mi viejo, siendo ateo, siempre me inculcó: eso de San Francisco de Asís acerca de ‘lo poco que deseo lo deseo poco’. Filosofía que se puede percibir como carencia.
-¿Tu padre te ha visto en un concierto en vivo?
Solo una vez. Después del chongo mediático (cuando se hizo público que tenía sida) y luego de que volví de Cusco. Tuve un conciertazo tocando por primera vez como solista con Gonzalo Farfán (Gx3, Inyectores) en la guitarra; César Zamalloa (Mar de Copas) en el bajo; Miguel Tuesta (M.A.S.A.C.R.E.). Fue en La Noche de Barranco.
-¿Tu padre fue porque lo invitaste o por iniciativa suya?
Creo que sentía que debía respaldarme solidariamente de alguna forma.
-Cuando se hizo público que tenías sida, ¿qué te dijo tu padre?
Exclamó, adolorido, “el rock se ha llevado a mi hijo”. Lo dijo al aire y se fue. Era el miedo de cualquiera...
-Claro, en ese momento tener sida era sinónimo de muerte inminente.
Pasaron 20 años y tengo muchos amigos muertos, mucho más jóvenes que yo. Él exclamó eso y en esa frase creo que se encierra mucho del trasfondo del libro Héroe Inocente.
-¿Quisiste ser cachascanista?
En su intento de ser padre, evitó que yo aprenda cachascán. Cuando Sandokán, El Vikingo iban a mi casa a ensayar (risas)...
-Claro, se ensaya, porque en el cachascán hay una...
Una coreografía. Teníamos un gimnasio en casa, con alumnos y todo. Mi viejo hacía una labor altruista con los muchachos del barrio que no tenían.
-¿Y ese día del concierto en La Noche te dijo algo?
Hace poco vi un capítulo de Stranger Things y a la chibola le preguntan como quién quiere ser cuando sea grande y Once responde: “Como mi padre”. En el salón alguna vez me preguntaron lo mismo y respondí lo mismo.
-¿Qué faceta de tu padre?
Como la persona.
-¿Cómo es él?
Ser fiel a tus ideas, ser consecuente. Un rollo romántico.
-¿La música, el rock fueron tablas de salvación o esa idea es un cliché?
Hasta cierto punto es un cliché. En realidad lo que me ha mantenido vivo son mis ganas de vivir y comunicar por intermedio del rock.
-O capaz el rock ha sido una condena. Podrías haber sido un famoso cachascanista en Estados Unidos.
Y seguramente sí. Por eso en el libro al escritor le transmití la idea de que inicialmente quería hacer una biografía, pero en mi necesidad de querer entender el universo, todos somos lo mismo y nos repetimos. Si bien mi historia tenía aristas interesantes, así podía ser la vida de cualquiera. Entonces, le propuse que existan varios personajes.
-Entonces, ¿el rock ha sido una condena o no?
Al contrario, es de lo mejor que me ha pasado.
-Si no es condena ni salvación, ¿qué es?
El rock es un compañero.
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-En el 87 creas el grupo Sor Obscena y en los 90 eres parte de Héroe Inocente. Alguien que no sabe mucho de rock se podría preguntar: ¿a quién se le ocurre gestar una banda subte en medio de un país en crisis?
Escuchamos música que fue más que una moda. Y había cosas por decir. Era un momento dramático: estar preocupado pensando que podía reventar una bomba. Cuando comencé con Sor Obscena, ingresé a San Marcos a estudiar Psicología, aunque quería Antropología; luego quise Periodismo, pero también quería hacer cine, llevé un taller con Robles Godoy. Pero desde niño me gustó cantar, yo cantaba baladas.
-¿Te defines como músico?
Antes yo decía que me sentía artista, por el hecho de la magia que conlleva eso. Te trepas a un escenario y tienes que ejercer esa magia, encandilar, muy contrario a mi filosofía anti mesiánica. Pero arriba del escenario soy Dios.
-Pensaría que todo este tiempo dedicado al rock es como una permanente pelea de cachascán.
¿Viste El luchador con Mickey Rourke? El tío que insiste en ser luchador pero tiene que ser carnicero a la vez.
-¿Estás en el ring?
Estoy en el ring. Por eso en esta canción que tengo que se llama “Camarada” (con Armada) en una parte habla mi padre y dice: “Sigo gritándote, loco. Es que no escuchas para nada, no sé qué pena te llevó a esta lucha que es correr sin pies”. Eso siento que me diría mi viejo, pero al final de la canción yo le hablo: “Así ya no haya luces, camarada, sé que aún a tientas libraré esta batalla más allá del bien y de este mal, que no soy Dios, ni de los buenos el peor; cargo en mi rifle un corazón, apunto y disparo. Escogí esta vida para mí”.
-¿Habrá un momento en el cual esta larga pelea de cachascán acabe y sientas que has ganado?
Esa pelea se repetirá.
AUTOFICHA:
- “Soy Luis Enrique Sanguinetti Mercado. Tengo 50 años y en unos días tendré 51. Acabé el colegio e ingresé a San Marcos a estudiar Psicología. Luego seguí Periodismo en la Bausate, pero las dos son inconclusas. Para la música soy autodidacta, y no soy ni virtuoso ni técnico”.
- “Debo haber participado en unos 30 discos que se han publicado. Cuando me preguntan de qué disco te sientes contento de haber grabado, digo Plástico divino (con Dolores Delirio), porque hubo mucha chamba, y la chamba de mi voz la pudo lograr el ‘Pollo’ (Pepe Inoñán)”.
- “Tengo un proyecto que estamos trabajando en Huamanga (Ayacucho) con Adrián Arguedas, con el soporte de la banda Post Galazer. Sé que reeditarán el Plástico divino y con Héroe Inocente estamos en la tarea de sacar un disco doble de temas nuevos, donde volvemos al hardcore punk”.
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