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Marlene Navarrete: “El maestro debe fortalecer el pensamiento crítico, la autonomía y la identidad cultural”
Marlene Navarrete es profesora del I.E. N°072, colegio público de Magdalena del Mar que fue parte del programa educativo BeOnline de HP y AMD en alianza con Silabuz. La entrevistamos.
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Nacía su primera hija y empezaba a trabajar en la I.E. N°072, colegio público de Magdalena del Mar. Pasó hace 22 años y continúa ahí, pese a que vive en el Rímac, a casi una hora de camino. Su padre ha sido profesor, la madre enfermera, el hermano bombero y la hermana enfermera. La vocación de servicio parece que viaja en la sangre. Ella eligió la matemática y la física.
Empezó la pandemia y lo primero que hizo fue comprar una computadora y luego un celular. Y, finalmente, capacitarse. La educación digital había llegado y la profesora de 50 años se adaptaba sin vacilar. No solo eso. Se inscribió en el programa educativo BeOnline de HP y AMD en alianza con Silabuz. Entre más de mil maestros de todo el Perú, su proyecto fue de los tres mejores. Ella y los alumnos propusieron poner en valor, a través del uso de herramientas tecnológicas, la huaca Huantille, donde habitó la cultura Ichma, 900 a 1,450 a.C. Sitio que está a dos cuadras del I.E. N°072, donde Marlene Navarrete enseña a unos 200 estudiantes.
Estaba dictando una clase virtual. De pronto, un alumno se puso a llorar. La profesora en el Rímac y el estudiante en el Callao. Ella preguntó por el motivo. La madre y hermana del alumno tenían coronavirus. Él estaba en una pieza y sus familiares en otra. Momento que toca el corazón, pero que deja valiosas enseñanzas.
-¿Por qué eligió la huaca Huantille para el proyecto?
Tenemos un proyecto antecesor llamado Isma, Identidad Sanmartiniana. Un grupo de maestros veíamos que los estudiantes ya no cantan el himno nacional o, cuando están en la calle, no saludan a los maestros. La identidad con el maestro y la institución se estaba perdiendo. Entonces, en 2015 empezamos Isma.
-¿Pero qué hace especial a esta huaca?
Dicen que hubo cinco huacas en Magdalena. Me llama la atención la forma de esta; es como un tronco pirámide, forma exquisita para el estudio matemático.
-¿Qué tienen en común una huaca y la matemática?
Empezamos midiendo la huaca; al hacerlo, se hizo trabajos a escala con estructuras en madera. Los alumnos lo hicieron para una feria de matemática interactiva, donde desarrollaban competencias de forma, movimiento y localización que hasta ahora trabajamos. Poco a poco implementamos otra competencia: gestión de datos, que es la parte estadística. La investigación es la base para toda área. Entonces, me di cuenta de que podía incursionar con los softwares predictivos, como el SPSS, Excel. Me capacité en ello y traté de aprovecharlo para plasmarlo en el trabajo con mis estudiantes. Fuimos a un mercado al lado de la huaca. Entrevistaron a las personas que vivían cerca y nos dimos cuenta de que había una problemática: era un lugar bastante olvidado; dos familias todavía viven dentro de la huaca, tienen título de propiedad. Fuimos viendo la necesidad de aportar a ese espacio que estaba perdido. El maestro no solo debe tratar de fortalecer el pensamiento crítico y la autonomía, también la identidad cultural.
-Sin embargo, usted es profesora de matemática. En teoría ese papel pudo haberlo hecho un docente de historia.
Un proyecto no es de una sola disciplina. El intento por revalorar la huaca no solo era de los estudiantes y yo, sino que fue la interacción de todos los maestros. Incluso, se involucraron directivos y vecinos. Y los enfoques que tomamos fueron de conocimiento y solución. Con el uso de las herramientas tecnológicas se tenía que dar a conocer la importancia de esta huaca, su significado histórico, lo que cuenta de ellos, de nosotros, de todos. Lo que fortalece la identidad y da mucho que hablar. Y en cuanto a la solución, es el uso que tiene la huaca dentro de la comunidad. En 1949 la huaca ocupaba tres a cuatro cuadras; en la actualidad, queda la tercera parte.
-Muchos hemos sido educados con materias divorciadas entre sí, casi oponiendo la matemática frente a la historia, como si no pudieran dialogar.
Mire, le cuento algo más. El proyecto sigue y ahora queremos incluir a la maestra de Religión y de Educación Física. Hay que tratar de fusionar todas las áreas para que converjan en ejes temáticos de apoyo social.
-Así como es obligación del Estado trabajar por la educación, ¿por qué es importante que la empresa privada también sume en ese esfuerzo?
El objetivo de todo ser humano es lograr el bien común. Y los maestros tenemos bastante vocación. La enseñanza para mí es una dedicación. Y los estudiantes se involucran, incluso van a la huaca para hacer limpieza. Entonces, ¿por qué la empresa privada no puede participar? Todos debemos involucrarnos por el bien común.
-¿Por qué eligió ser maestra, sobre todo en un momento complejo como la década del 90?
Me fascina enseñar. He vivido la época del terrorismo cuando yo empezaba en San Juan de Miraflores. Me iba en dos carros desde mi casa hasta San Juan. Tenía que bajarme en el puente Atocongo, donde el terrorismo ponía sus banderas rojas. Aterrorizada tenía que caminar por ahí para llegar a mi institución. Esa vocación no se pierde nunca.
-¿Por qué se fue a enseñar a San Juan de Miraflores?
Quería comenzar lejos, quería valorar el ser docente. Me di cuenta de que en el centro de la ciudad los chicos son un poco más fríos. La necesidad enseña que el chico sea más cariñoso. Cuando el estudiante necesita más, de repente muestra más amor por lo que el maestro le puede dar.
-¿Y por qué ser maestra de Matemática, Física?
Tuve buenos maestros. Me enseñaron que la matemática es el alfabeto con el cual Dios ha escrito el universo, como dice Galileo.
-Tiene 50 años. ¿Pero se siente de 20 y volviendo a empezar?
¡Oh, sí! En todo momento tratamos de volver a empezar, porque es parte de querer lograr el éxito en nuestra profesión. Yo sé que el éxito es un estado, una condición, pero para lograrlo no hay que buscar resultados inmediatos sino satisfacciones duraderas.
AUTOFICHA
- “Soy Mirtha Marlene Navarrete Monteblanco. Tengo 50 años. Nací en Lima, en San Isidro. Terminé en el colegio nacional de mujeres Gabriela Mistral e ingresé directamente a la Universidad Nacional Federico Villarreal, a la especialidad de Matemática y Física”.
- “Acabé primera de la promoción del colegio y la universidad también la acabé estando en el tercio superior, lo que me ayudó a encontrar trabajo donde yo quería. La Municipalidad de Magdalena me dio la oportunidad de llevar la maestría en Gestión Educativa en San Marcos”.
- “También he seguido una maestría en Didáctica de la Matemática en la Universidad Católica. Una maestría en Problemas de Aprendizaje en la Universidad Enrique Guzmán y Valle. Poco a poco me he ido capacitando. Y quisiera seguir reforzando mi preparación en cuanto a tecnología”.
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