El dibujar es un proceso que busca captar la similitud de una persona con precisión. Perú21 habló con Mechaín Doroteo Guerra, caricaturista del diario y portadista del suplemento El Otorongo, acerca del proceso del dibujo, y qué lo llevó a dedicarse a este oficio.
¿Qué te llevó a dibujar en primer lugar?
Yo empecé a dibujar en el colegio, como tienden muchos artistas. Caricaturizaba a los alumnos, a los profes; ese talento me hizo popular en el colegio. Entré a trabajar en "Monos y Monadas" nada más terminar el colegio. Yo soñaba con estudiar en la escuela de Bellas Artes, pero como me metí a fondo en el mundo periodístico, el destiño me llevó por ahí, y luego estudié Ciencias de la Comunicación; eso fue un buen soporte para mi carrera de caricaturista. He trabajado en diferentes medios.
Has estado varios años en "Monos y Monadas". ¿Alguna anécdota en particular que tengas de esos tiempos?
Empecé a trabajar ahí a los 17 años, y mi padre no quería eso, que me dedique a la caricatura. Quería que fuera médico. Pero una vez que le mostré mi sueldo, se emocionó, diciendo: "¿Puedes ganar dinero con esto?". Y ahí continué. Más que por el dinero, trabajaba en ello por el placer de dibujar. Este arte me permitía decir cosas, que normalmente no podía decir con la misma contundencia. Una caricatura, un dibujo, dice algo muy potente, muy poderoso, que llega al lector.
¿Cómo es el proceso de dibujar? ¿Cómo es el día a día de un caricaturista?
El caricaturista periodístico debe estar muy informado: leyendo periódicos, viendo las noticias o las redes sociales...Para formarse una opinión del tema, tomar una posición, no solo ilustrar el hecho. Desde ahí empieza el proceso creativo, donde siempre está presente el sentido del humor. Y luego empieza la parte final, el trabajo físico. Eso demora 2 o 3 horas.
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¿Qué es lo más difícil de representar a una persona?
Hablando de todo el trabajo, es la idea en sí, la parte creativa. Incluso más que el propio dibujo.
¿Siempre pensaste en caricaturas políticas, o en algún momento hubieras querido dedicarte a otro arte? ¿Comics?
Sí, en principio quería dedicarme a la historietas, a los dibujos animados. Quería ser guionista de historietas. Pero es difícil en el Perú vivir de la historieta. Por tanto, me metí más en el mundo del periodismo, y ahí desarrollé la caricatura política, y me gusta bastante, analizar los temas de actualidad.
¿Cómo ves a los comics para adaptar historias? Recientemente, Perú21 ha lanzado una colección, de novelas clásicas adaptadas a comics.
Me parece muy interesante, que estos temas sean llevados al comic. En estos tiempos, hay una movida importante del comic, con un público cautivo, que desea esos productos.
La inteligencia artificial, ¿cómo puede afectar a los ilustradores?
Sí puede, no sé hasta qué punto, pero he probado con ella. No me convence, pero sí hace cosas interesantes. En sí, puede afectar a varios rubros. El ilustrador de libros de texto, por ejemplo, ya tendría sus días contados, al igual que al de la historieta. Pero en la caricatura política, es más complejo. El humor es local, y no es lo mismo una broma dicha en Inglaterra, que en Estados Unidos, que en Perú. Todos nos reímos de distintas cosas. Creo que la inteligencia artificial tarde en llegar a ello.
¿Qué es lo primero que destacas en las personas al dibujarlas?
Cada rostro tiene características, que intuitivamente el caricaturista va detectando, no es tan sencillo como deformar el rostro; sino, no se acaba pareciendo a nadie. Por eso, el caricaturista tiene una técnica, que permite que te dibuje de frente, de perfil, y de espaldas, y todavía puedas reconocerte. No solamente es la cara, es también la forma de pararte, la manera de hacer gestos... Hay varios factores que forman una caricatura.
¿Qué futuros proyectos tienes en mente?
Haré una compilación de las portadas de El Otorongo, además de una serie de historietas, en colaboración con Perú21.