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Movida21: “Armonía 10 y Zen harán un rock cumbia juntos”
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“Armonía 10 y Zen harán un rock cumbia juntos”, es la respuesta de Walter Lozada a las críticas por la inclusión de la orquesta piurana en el cartel del festival Vivo x el Rock. Reunión donde también figuran The Strokes, Slipknot, Interpol y Fito Páez, que son parte de las 63 propuestas artísticas anunciadas hasta el momento. Al final del afiche se lee “y más”. Cita que será el 23 de noviembre en tres escenarios de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
“Ese día se van a impresionar de lo que vamos hacer. El tema con Zen ya está hecho. El verdadero rockero y el verdadero cumbiambero va a saber apreciarlo. Para los analistas musicales será una locura”, continúa uno de los fundadores de Armonía 10 al otro lado del teléfono, desde Piura.
Lozada asegura que es amante del rock desde “chiquillo”. Recuerda entre sus favoritos a Men at Work y Blondie. “El rock toda la vida existirá”, afirma, pero admite que la influencia de Colombia y Ecuador ha sido muy fuerte. “En el norte, en Piura, el músico desde la panza de su mamá ya es músico, desde adentro está tocando cumbia. Es cumbiambero neto, por eso los mejores grupos de cumbia vienen del norte”, subraya.
EN LA DÉCADA DEL 70
Los Embajadores Criollos, Los Panchos, Los Dávalos y Los Quipus sonaban en Piura de 1972. Juan de Dios Lozada, que estaba entre los 35 y 40 años de edad, interpretaba desde la guitarra esas melodías. Walter Lozada, su hijo, tenía 11 años.
La familia Lozada contaba con una emisora desde donde emitía una suerte de peña criolla. Golden Star fue el primer nombre que ensayaron para la agrupación que nacía, pero quedaron como Los Blanders. Hacían la música de Los Destellos, Diablos Rojos y Manzanita.
Walter Lozada quería ser policía, pero en casa se opusieron. En el 75, aprendió a tocar piano. Cinco años más tarde, nació el nombre de Armonía 10: el restaurante Manhattan fue el escenario, un lugar al que llegaban las empresas de transporte interprovincial y de otros países como Venezuela. Ahí tocaban todas las semanas, de 11 de la noche a 4 de la mañana. El finado Alberto ‘Makuko’ Gallardo estaba en esa formación, pero una noche de aquellas él y otros músicos dejaron la agrupación. Walter Lozada tuvo que renovar la orquesta y, de paso, cambiarle el nombre. Magia Negra, Constelación, Pentagrama 12 y Armonía eran parte de la lista. El último parecía el indicado. Eran 10 los músicos reunidos y en esa numeración hallaron lo que faltaba. Juan de Dios Lozada ya estaba enfermo y no iba a los conciertos, porque no se podía amanecer. “Cuando llegué a la casa y le dije que habíamos cambiado de nombre casi me mata. Y de ahí para adelante”, recuerda el hijo.
INFLUENCIA COLOMBIANA
El grupo viajaba mucho a Tumbes, donde descubrían la música de colombianos como Rodolfo y La Típica, Los Hispanos y Medardo. Orquestas que fueron insumo para encontrar el sonido de Armonía 10. Influencia que podemos hallarla en canciones como “Gracias”.
Un amigo del padre los contactó con Alberto Maraví, quien hasta ahora lidera el sello Infopesa. Entonces manejaba, entre otros artistas, a Los Chipis. Les pidió un casete y ellos presentaron seis temas popularizados por músicos colombianos, pero que eran canciones de compositores peruanos como Manuel Mantilla y Marino Valencia. En marzo del 83, se publicó El chinchorro, el primer disco de Armonía 10.
“Pagarás”, en la voz de Percy Chapoñay, fue la primera canción que empezó a darle popularidad al grupo, hacia los años 84 y 85. Tema que también grabó el Grupo 5. Incluso, hubo una disputa radial. Walter Lozada afirma que la canción de Armonía 10 “era un poco más bailable”. Quedó número uno en Trujillo, Chimbote, Monsefú. “Comenzamos a abrir mercado”, agrega.
EL BOOM
Pero en la década del 90 entra en receso Infopesa y la séptima producción de Armonía 10 se hizo en Sonomar, el estudio de Agua Marina. “Siempre pierdo en el amor”, cantada por Carlos Soraluz, es la que cambiaría la historia de la orquesta piurana. “Llegamos a Lima, en el 98, y rompimos los esquemas. Con ese tema nos conoció todo el Perú”, enfatiza Lozada.
“El cervecero”, interpretado por ‘Makuko’, "Amor de estudiante" y "Me emborracho por tu amor" también fueron parte de la geografía sonora que, finalmente, consagró a Armonía 10, por donde también ha desfilado Tony Rosado. Es uno de los grupos que ha edificado la denominada cumbia norteña, pero que ha sabido hallar un sonido particular desde la tradición cumbiera peruana y la reinterpretación del sonido colombiano, con letras que viajan a lo más profundo del amor y el desamor.
¿Hoy Armonía 10 vive otro gran momento?, pregunto. “Nuestra empresa es como el sol, un día brilla y al otro está nublado, pero al día siguiente vuelve a brillar con la misma intensidad”, responde y añade: “No hemos tenido músicos de ojos verdes ni de dos metros, ni megahombres o megacantantes; hemos tenido de todo. Y lo hicimos para decir que en Piura hay una buena orquesta, un grupo legendario”. La universidad de la cumbia peruana lo ha logrado.
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