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Pilar Quintana: “En la literatura sí puedo convertirme en un monstruo impunemente”
Hace nueve años, un niño en Chile encontró en la biblioteca de su colegio un ejemplar de Caperucita se come al lobo, un libro de cuentos de la escritora colombiana Pilar Quintana. La obra aborda el deseo y la perversidad desde una mirada femenina. Las escenas de sexo explícito no eran adecuadas para un público infantil, pero una grieta en el Ministerio de Educación de ese país permitió que la edición llegara a las escuelas públicas y se armara una polémica por el contenido de esta obra literaria. Las críticas de los sectores conservadores llovieron, estaban escandalizados por el erotismo de las historias.
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Fecha Actualización
Hace nueve años, un niño en Chile encontró en la biblioteca de su colegio un ejemplar de Caperucita se come al lobo, un libro de cuentos de la escritora colombiana Pilar Quintana. La obra aborda el deseo y la perversidad desde una mirada femenina. Las escenas de sexo explícito no eran adecuadas para un público infantil, pero una grieta en el Ministerio de Educación de ese país permitió que la edición llegara a las escuelas públicas y se armara una polémica por el contenido de esta obra literaria. Las críticas de los sectores conservadores llovieron, estaban escandalizados por el erotismo de las historias.
Esta historia llega al Perú. La Travesía Editora de Arequipa publica una reedición del libro. Quintana, quien además hace poco ganó el Premio Alfaguara de Novela 2021, nos atiende vía Zoom para hablar sobre esta publicación y su labor como escritora.
- ¿Luego de tantos años, cuánto crees que ha podido cambiar la recepción de estas historias?
El libro se republicó en 2020 en Colombia y en Chile, y ahora también en Perú. Y la reacción ha sido completamente diferente. Tenemos un público que, después del #MeToo y los movimientos feministas, está más educado y comprende temáticas que podían escandalizar o generar rechazo, porque hablan de temas que no han sido bien vistos, cultural o socialmente, como el deseo femenino. En estos años hemos cambiado y eso fue muy evidente en el recibimiento que tuvo en Colombia; el libro abrió reflexiones.
- ¿La polémica en Chile le hizo una mala fama al libro?
Creo que promovió el libro porque se vendió mejor. Pero se hizo infame en cierto sentido. Todos los escritores queremos vender nuestros libros y darnos a conocer, pero no de esa manera. Yo me sentía un poco extraña porque estaba generando esta reacción, cuando podría poner unos temas sobre la mesa y hablar de ellos desde otro punto de vista que no sea el condenatorio. Hubo un juicio sobre el libro, llamándolo porno, que quería corromper a los niños, cuando nunca tuvo esa intención.
- Estos cuentos tienen como eje el deseo femenino. ¿De dónde viene este interés?
Voy a tratar de inventarme una respuesta que suene coherente. Esa misma pregunta me la hago yo. ¿Por qué escribo de sexo? Lo hacía porque mi tema de interés es el deseo, no sé si necesariamente el deseo femenino, pero soy mujer; entonces, gran parte de mi literatura se enfoca en él. Pero también exploro el deseo masculino. Luego, escribí la novela La perra, y me decían que era diferente a mis otros libros, pero yo digo no, también trata del deseo, del deseo de una mujer que quiere tener hijos.
- Una exploración narrativa que se ha ido transformando.
Me interesa mucho la animalidad, qué tan animales somos. Creemos que estamos distanciados (de los animales) porque somos racionales, pero nuestra racionalidad es una característica de nuestra animalidad. A mí me gusta explorar el instinto y creo que en el sexo nos quitamos las máscaras, estamos desnudos, y ahí es cuando más nos acercamos a nuestra animalidad. En la maternidad también ocurre eso: tener a alguien en el vientre, parirlo, amamantarlo, creo que es muy animal.
-¿Qué capacidad tiene la literatura para desaparecer estas máscaras?
Para mí, la literatura es el único lugar del mundo donde puedo ser verdaderamente libre. Donde puedo decir exactamente lo que pienso y cómo lo siento. Siempre como mujer sentí que se me coartaba porque no podía hablar de ciertos temas. Las mujeres, sencillamente, no desean, o si desean, lo disimulan y no lo dicen. El deseo femenino es un tema tabú del que no se habla. Si me prohíben hablar de eso, la literatura me permite tocar ese tema.
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-¿Cómo canalizas otros temas vedados?
Eso es algo muy divertido de la literatura. En la literatura uno puede convertirse en asesino o violador. Hacer cosas que jamás harías en la vida porque uno tiene buenas intenciones y va por el mundo haciendo cosas buenas. Pero en la literatura yo sí puedo convertirme en un monstruo impunemente. Porque no me van a meter a la cárcel por asesinar en un cuento; y me permite explorar este tipo de emociones y pensamientos. Yo no he matado, pero he sentido ganas de matar cuando alguien pasa y se vuela un semáforo. Me lleno de rabia y quiero matar a esa persona; entonces, voy a un cuento para poder asesinarlo ahí.
- ¿Hay espacio para el activismo en tu literatura?
No concibo la literatura como un campo para hacer activismo político ni feminista. No concibo la literatura como un lugar donde deba tener agenda. Hablo de los temas que me gustan narrar a mí porque tengo necesidad de ponerlos en escena. El campo en el que soy activista en el feminismo es en mi familia, el lugar que puedo cambiar. Puedo educar a mi hijo a que sea consciente de que es un niño, un hombre, y educarlo a que vea sus privilegios por ser hombre, y así trato de no criar a alguien machista. Ahí es donde opera mi feminismo, pero aunque no tenga esa agenda en mi literatura, sí creo que ser mujer y escribir de los temas que escribo es una posición política.
-¿Cómo cambió tu perspectiva de escritora tras ganar el Premio Alfaguara?
Ahora me digo sí es cierto, no es solo mi esposo ni la gente que me rodea la que me dice que soy buena y me están engañando. Me parece un logro grandísimo. Yo sentía miedo de que si me gano un premio tan importante, luego me crea el cuento de que en realidad soy buena escritora y, entonces, deje de esforzarme como me he esforzado todo el tiempo.
-¿El encierro y la pandemia han movido mecanismos en tu escritura?
Me encanta el tema del fin del mundo y la pandemia siempre la miraba como una película de ciencia ficción. Y yo que tengo mis botas para el fin del mundo, mi mochila del fin del mundo, y me toca este fin del mundo en pijama y en chancletas. Ahí me parece que puede haber algo para explorar en una historia.
AUTOFICHA
“Nací en Cali, Colombia, en 1972. Soy autora de las novelas Cosquillas en la lengua (2003), Coleccionistas de polvos raros (2007), Conspiración iguana (2009) y La perra (2017). La reedición de Caperucita se come al lobo está a la venta en Perú en las redes de La Travesía Editora(@latravesiaeditora)”.
“En 2021, gané el XXIV Premio Alfaguara de Novela con Los abismos. En esta historia, desde la mirada de una niña, exploro y trato de reconciliarme con la generación de mi madre, en la que las mujeres tenían una obligación social de tener hijos”.
“En los últimos años he tenido una gran suerte de poder vivir cada vez más de mis libros, no exclusivamente de ellos, pero sí poder hacer unos trabajos escogidos y dedicar más tiempo a la escritura. Ahora mis mejores horas del día las tengo dedicadas a escribir y eso es un privilegio increíble para mí”.
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