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Raúl Montañez, músico: “Quiero hacer un disco de soul, otro pendiente es la música criolla”
“Estos tiempos nos vuelven más creativos y prolíficos. Somos de la generación que de la nada hicimos lo que ya se conoce (el rock subterráneo)”, me dice ‘Montaña’, el exLeusemia que no se quedó varado en el rock ‘subte’. A sus 62 años, sigue infatigable ascendiendo por su propia historia. Lo entrevistamos.
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En el escenario estaba La Máquina del Rock. Interpretaba canciones de Cream, The Beatles, Teen Tops, Jimi Hendrix ante un local abarrotado por adolescentes que bailaron toda la noche. La banda hizo un set de dos a tres horas, por lo que tuvieron que repetir las canciones. En aquel local del jirón Azángaro, en el Centro de Lima del año 1976, solo se tomaba gaseosa. Era una fiesta de promoción para un colegio de mujeres. Raúl Montañez Mariluz aún no era ‘Montaña’. Era Raúl o ‘Rulo’, su apodo de barrio. Tocó el bajo sentado, porque no tenía correa. Tocó el bajo de memoria, porque apenas sabía tocar. “El entusiasmo de querer tocar en una banda de rock era incontenible”, me dice sobre lo que sentía a los 16 años, en aquel debut.
En el escenario sonaba Leusemia. Tocaban temas propios y en nuestro idioma en la recordada Concha Acústica del Parque Salazar de Miraflores ante un público poblado por ‘subtes’ o punks, entre otras tribus urbanas. Frente al televisor estaba su padre. Era el año 1985. Sintonizaba Canal 9, que transmitía el reportaje sobre aquel concierto al que llamaron El Rock Subterráneo Vuelve a Atacar Lima. Raúl Montañez Mariluz ya era ‘Montaña’, apodo que le puso su compañero de banda, Leo ‘Escoria’, que junto con Daniel F y ‘Kimba’ conformaron el mítico grupo Leusemia. En su casa del Rímac su padre celebró la aparición televisiva, en el barrio se emocionaron. “Fue hermoso”, me dice sobre aquellos tiempos convulsionados, pero vírgenes.
‘Montaña’ acaba de cumplir 62 años. Ha publicado más de 40 producciones musicales. Ha trajinado por más grupos que han dejado huella, como Zcuela Crrada, Ataque Frontal, Voz Propia, y también ha viajado en solitario, trayecto donde ha llegado a tener colaboraciones como la de Rubén Albarrán, la voz de Café Tacvba, popular agrupación mexicana.
Cuando llegó la pandemia empezó a vivir de sus ahorros. Pero había que pensar en algo antes que se acaben. Mandó un mensaje virtual a los amigos y propuso lo siguiente: cuando queremos a alguien solemos regalar un anillo, flores, dulces, prendas, ¿por qué no una canción? “A mí me gusta viajar, hazme una canción sobre los viajes”, respondió un amigo. Así empezó a crear en formato acústico, musicalizó poemas, hizo de la canción un regalo, cual artesano. Hace una semana lanzó Los encargos, un álbum que agrupa 13 canciones que se convirtieron en regalos. Mientras tanto, sigue componiendo otros encargos, los que son a pedido y los personales.
-En la canción “Otra historia”, del disco del mismo nombre, lanzada en pandemia, dices que vivimos en medio de una tormenta. Pero creo que un músico en el Perú siempre vive en medio de una tormenta.
El Perú siempre ha vivido en medio de una tormenta. Hay noches oscuras, pero también amaneceres hermosos.
-¿Cuál fue la primera tormenta personal?
Cuando tenía 10 años falleció mi hermana de 2 años de poliomielitis. Fue muy doloroso, lloré mucho, me deprimí, pero como cualquier niño comencé otra vez a jugar, a volver a ser niño.
-¿Qué te salvó de aquella tormenta?
Le di valor a la vida. Mi mamá a los 23 años se enfermó de reumatismo y artritis y se fue rápido. Falleció cuando tuve 20 años, pero nos preparó a todos para su ausencia. Entonces, he vivido de una manera distinta a otros chicos. He valorado bastante la vida porque mi madre luchó hasta el final. Es un momento parecido al que vive la humanidad ahora: luchar y continuar, sobreponernos.
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-¿El rock te salvó de algo?
De ser una persona distinta a quien soy, de ser una persona como te dicen que debes ser. El rock me acompañó en los momentos oscuros y hermosos. Fue el vehículo para expresar lo que sentía y pensaba, y al hacerlo me liberaba.
-¿En tu casa estuvieron de acuerdo que escuches rock?
Por supuesto. Mis padres fueron muy abiertos en ese punto. Mi casa era una especie de búnker, adonde llegaban todos los chicos del barrio que eran echados de sus casas porque hacían rock, y eran recibidos por mis padres. Iban a mi casa a grabar discos, casetes. Y en la tarde-noche tomábamos lonche y soñábamos con armar bandas. Y conocíamos chicos de otros barrios, del colegio. Yo estudiaba en el Ricardo Bentín, en el Rímac. Eran los años setentas. Un amigo del colegio que era de Comas tenía un amigo que era de Santa Anita, y nos fuimos a su casa a grabar discos y este chico tenía el long play de Invisible, el segundo grupo Spinetta, era el disco blanco y me rompió el coco. Ya sabía que en Argentina se cantaba en castellano, pero nunca había escuchado una banda como esa y quedé convencido de que el rock se podía cantar en castellano. En ese periplo iba a comprar discos a las ‘cachinas’, como en la avenida Abancay, y había un señor que vendía discos frente a la Biblioteca Nacional y siempre me encontraba con un chico, hasta que un día nos hablamos y era Fernando Vial ‘Cachorro’ (que luego fue guitarrista de Narcosis) y desde finales de los 70 nos hicimos amigos hasta el final de sus días.
-Naciste cuando se estrenó “A summer place”, escuchabas The Beatles, recuerdas a Paul Anka, evocas la armónica de John Lennon. ¿Te has preocupado por hacer canciones bellas?
La búsqueda de todos los compositores es acercarse a la canción bella sin condicionamientos.
-¿Cómo es una canción bella?
Primero, que te sientas bien con lo que has hecho, pese a que nunca estás conforme. Una canción bella tiene que comunicar algo. Pero una vez que una canción está hecha, es como meterla a una botella y tirarla al mar, y no sabes lo que va suceder.
-Pero no todas son canciones bellas. ¿Cuál es la magia?
Eso no lo sabes hasta que pasa el tiempo. Las canciones bellas son las que atraviesan el tiempo. Es como dice el refrán: el buen oro se prueba en el fuego.
-Has compuesto canciones que han atravesado el tiempo, como “Los días y las sombras”, con Voz Propia, o “Astalculo”, con Leusemia.
Me siento que voy creciendo y que sigo creciendo con esto de las canciones, y que no han cesado las ganas de componer, de seguir creando. Me sigo entusiasmando con eso.
-A los 62 años sientes que sigues creciendo.
Esto es para siempre y eso lo supe desde chico, desde el día que dije: yo quiero ser rockero, a los 14 años. Y así ha sido mi vida. Siempre tengo inquietud por hacer cosas distintas de las que hago. Quiero hacer un disco de soul, me gusta el jazz, otro pendiente es la música criolla como la conocí con Felipe Pinglo, algún día me gustaría incursionar en algo de eso, volver al origen. Este disco Otra historia lo grabé en 2020, intenta capturar el espíritu del confinamiento pero es esperanzador, un disco para acompañarnos. Y en paralelo hice Los encargos. Creo que estos tiempos a personas como yo nos vuelven más creativos, más prolíficos. Recuerda que somos de la generación cuando el país estaba mal y de la nada hicimos lo que ya se conoce (el rock subterráneo).
-¿Conforme pasan los años nos volvemos más nostálgicos? Te lo digo porque tus últimas producciones son acústicas y me dejan esa impresión.
Cuando agarro la guitarra acústica me siento como Pete Seeger, como Bob Dylan. Con la guitarra acústica puedes irte a una plaza y tocar un rocanrol.
-¿Agarrar una acústica es como volver a empezar?
Algo así.
-¿Vives en el 2021 o en una máquina del tiempo?
Soy una persona de todos los tiempos. Creo que las canciones que hago son atemporales. Soy ese tipo de compositor.
AUTOFICHA:
-“Soy Raúl Marcial Benjamín Montañez Mariluz. Nací el 8 de abril de 1959, en el Rímac, en la casa donde vivían mis padres. Terminé la secundaria e ingresé a la universidad. Quise ser pintor, pero desistí y postulé a Sociología; me gustó, hice cuatro ciclos y dejé todo por la música”.
-“En el rocanrol aprendí a tocar la guitarra y a cantar. He publicado más de 40 producciones, entre reediciones, CD’s, vinilos y más. He navegado por la música de las barras de fútbol, que es otro mundo, una sociedad dentro de la sociedad, por eso hice la canción ‘Las barras malditas’”.
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-“He editado en físico, en el disco Seis, canciones que compuse para Leusemia. También grabé el EP de Ataque Frontal. Los vendo por delivery, yo mismo los entrego en bicicleta. Se pueden comunicar al 980-801718".
-“Estoy grabando canciones de Zcuela Crrada en acústico. Lo sacaremos en físico y con su venta recuperaremos las pistas que hicimos hace 5 años, el set que hacíamos en el 85. Tendrá invitados. En paralelo, grabo el disco de Cabaret Rojo y estoy haciendo un nuevo disco, el segundo, con Montaña & Boom Boom, con Romina y Reo”.
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