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Para recordar: Tilsa Tsuchiya y su universo simbólico
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Tilsa Tsuchiya nació un 24 de setiembre de 1928, para los biógrafos, y en 1929 para la familia. Lo cierto es que su interés por la pintura se gestó durante su infancia gracias a la influencia de su hermano Wilfredo.
Tsuchiya pertenece a la ‘promoción de oro’ de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) integrada por Gerardo Chávez y Alberto Quintanilla, por mencionar a algunos de sus representantes.
Egresó de la ENBA, en 1959, obteniendo el Gran Premio de Honor y Medalla de Oro. Sus primeras obras estaban relacionadas a su vida en el barrio chino. Ganar una beca para estudiar en París, significó para la artista aprender historia del arte y grabado. Estaba consciente que saber pintar no era suficiente para sobresalir en un mundo tan competitivo y que se regía por las tendencias del momento.
A su regreso a Lima, Tilsa Tsuchiya desarrolló su mitología personal a la par que hacía ilustraciones para poemarios como el de su amigo Arturo Corcuera ‘Noé delirante’. Su consagración como una de las mejores pintoras del Perú llegó en los años 70 cuando exploró el erotismo en sus pinturas.
El cuadro ‘Tristán e Isolda’ abre la serie más importante de la artista: ‘Los Mitos’ donde explora los símbolos espirituales de la memoria colectiva desde su propia visión. Sus personajes de leyenda tenían rasgos de culturas precolombinas para luego adquirir rasgos de los personajes de las leyendas del mundo andino.
Sus obras han recorrido las salas de arte de México, París, La Habana, Medellín, Amsterdan, Caracas, Quito y el Salón de las Naciones Unidas en Washington. Un cáncer no le permitió celebrar su cumpleaños 56, pues partió al encuentro de sus seres mitológicos un 23 de setiembre de 1984.
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