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Yrma Guerrero, Corazón Serrano: “No hay que quedarse con los sueños, hay que realizarlos”
“Mi hermano iba a ciertas radios para que pongan la música y siempre el nombre Corazón Serrano era como un obstáculo”, recuerda una de las voces del exitoso grupo norteño que ha vuelto a los conciertos presenciales. Perú21 entrevistó a Yrma Guerrero.
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Cuando nació, no había luz. En Bellavista de Cachiaco se alumbraban con lámparas, también llamadas Petromax. Los niños jugaban hasta que oscurecía, hasta la hora de dormir, a las 7 de la noche. Al día siguiente, había que levantarse a las 4 de la mañana. El día empezaba en la cocina y luego partían a la chacra. Poblada de plantaciones de yuca, camote, olluco, oca, alverja. A ella le tocaba ordeñar las vacas para la leche y el quesillo. Y cuando no había más que hacer en la chacra, también pasteaba ovejas. Todo ello ocurría a seis horas de la ciudad de Piura, en el valle que se extiende sobre el distrito de Pacaipampa, en la provincia de Ayabaca, al norte del Perú, la región que en uno de sus extremos limita con Ecuador. La casa de Yrma Guerrero, donde nació, era una de las 50 viviendas del caserío.
Ella quería ser profesora, secretaria. Con su familia ya habían migrado a Piura. Era el Perú del año 1993, un país que aún salía de la crisis, cuando nacía Corazón Serrano. Yrma fue elegida para ser una de las voces, tenía apenas 12 años. “Aprendí a cocachos”, recuerda. Tres años después, grabó su primera canción en casete. Hoy Corazón Serrano es una de las agrupaciones de cumbia más exitosas y valoradas del Perú. Sus videos sobrepasan los 50 millones de visualizaciones en YouTube.
En el antiguo mundo, en aquel que no imaginaba que viviría una pandemia, Corazón Serrano se llegaba a presentar los siete días de la semana, con dos conciertos viernes, sábado y domingo. Por primera vez iban a tocar en China y Japón. Y ya habían agendado las ya acostumbradas giras por EE.UU., Europa y un mes en Ecuador. Pero todo se frustró. Después de casi un año y medio sin conciertos presenciales, hace unas semanas volvieron a pararse en un escenario frente a su público. Hubo nervios, parecía la primera vez. Yrma estaba en el escenario mirando con timidez al público, tal vez pensando en el camino que había recorrido la niña de Bellavista de Cachiaco.
-Algunas orquestas importantes advertían que podían quebrar, ¿a ustedes cómo les ha ido?
Siempre ha estado el temor. Pero nosotros hemos seguido trabajando. Lanzamos seis éxitos y este 23 se estrenan seis más para completar el álbum. Siempre estuvimos vigentes. (Antes de la pandemia), los chicos del grupo pedían vacaciones. Ahora ya nadie quiere vacaciones (risas). Queremos trabajar. Gracias a Dios en los eventos virtuales al menos sacábamos para mantener a los chicos, al personal de trabajo de Corazón Serrano; el ingreso solo fue para ellos.
-Se cree que los grupos son solo los que están arriba del escenario, pero hay todo un equipo mayor.
En Corazón Serrano en escenario somos 15 a 1 6 personas, y con todo el personal técnico pasamos los 45. Es personal que va con el equipo de sonido, seguridad. La orquesta se traslada en bus y en un carguero donde va el equipo. Y hay que sacar para pagar todo eso.
-Corazón Serrano está camino a cumplir 30 años; ¿ha sido difícil alcanzar el reconocimiento popular?
Nos ha costado mucho, pero siempre hemos sido perseverantes. Cuando el grupo empezó a sonar por todos lados, no creíamos, porque siempre trabajábamos para la gente de la sierra de Piura, Cajamarca, la selva. Pero cuando se volvió un boom en Lima y diferentes partes del país, nos sorprendíamos. No pensábamos gustarle a todo el país, y afuera también. Por ejemplo, en Ecuador ya no solo tocamos para la gente peruana, al ecuatoriano le gusta Corazón Serrano.
-¿Qué piedras encontraron en el camino?
Mi hermano iba a ciertas radios para que pongan la música y siempre el nombre Corazón Serrano era como un obstáculo. Te pongo tu música, pero si cambias de nombre. Mi hermano dijo: “No, soy serrano, me identifico con el nombre”.
-¿Por qué tus hermanos crean el grupo?
Mi papá mandó a mi hermano a estudiar a Piura. Él se hizo amigo de un profesor de música, pero ya tocaba guitarra. Mi papá ponía música con discos, tenía un equipo de sonido. Nosotros siempre nos habíamos criado con la música sanjuanera, huaynos. Disfrutábamos de lo que mi papá hacía. Creo que ahí nació toda esta aventura. Mi hermano Lorenzo conoció a otros compañeros más, tocaban guitarra y hacían cantar a Edwin, que aprendió a tocar todos los instrumentos.
-¿En qué momento te unes a ellos?
Yo vine a Piura a los 10 años. Yo me quedé un año a vivir con mis abuelitos, yo me quería quedar a vivir con ellos. Pero mis papás me trajeron a Piura.
-¿En qué momento te dicen para que cantes?
Necesitaban una voz de mujer. Mi hermano probó a unas primas y no le gustó cómo cantaban, y no le quedó de otra y dijo: “Yrma, ven acá, canta”. Yo era churre y le decía cómo voy a aprender a cantar. Él insistía. Empecé haciéndole segunda voz a mi hermano Edwin o haciendo coros, y luego me dijeron para que cante una canción sola.
-¿Cómo fue esa primera vez?
La gente se me quedaba mirando y yo decía: ¿por qué me miran? No quería que nadie me mire. Me ponía seria, molesta. Luego entendí que me miraban porque era una churre que cantaba.
-¿No quisiste dedicarte a otra cosa?
Me metí a estudiar Administración a distancia, pero trabajábamos tanto que no me daba el tiempo para estudiar. Ya luego he seguido otros cursos, estudié Diseño y ahora tengo mi boutique, hago ropa, que también me apasiona.
-¿Por qué, finalmente, te gustó ser cantante?
Me gustaba escucharme cuando grabábamos en discos y ni yo misma podía creer que yo era la que cantaba. Me gustaba ver que la gente disfrutara de lo que cantaba.
-¿Cuáles han sido tus referentes?
Me gusta mucho Gilda y también escuchar la música ecuatoriana.
-¿El Perú ha tenido su Gilda?
Me gustaba Agua Bella.
-Entonces, aún no hemos tenido nuestra Gilda.
Bueno, todavía no.
-Capaz tú podrías ser la Gilda peruana.
(Risas). No. De repente mi hija.
-¿Qué tiene el norte peruano que en las últimas décadas ha dado las orquestas más exitosas de la música peruana, como Grupo 5, Armonía 10, Agua Marina y, claro, Corazón Serrano?
Acá hay un montón de grupos. También está Tony Rosado. Los norteños somos cariñosos y expresamos nuestro sentir a través de la música.
-¿Cómo eres?
Muy divertida y hogareña.
-De niña querías ser secretaria, luego te hiciste cantante, ahora tienes tu boutique; ¿quién quieres ser mañana?
Muy aparte de que me conozcan como Yrma Guerrero de Corazón Serrano, me gustaría que me conozcan como Yrma Guerrero en la moda. Yo hago la ropa de las chicas del grupo. Nada cuesta soñar. No hay que quedarse con los sueños, hay que realizarlos.
AUTOFICHA:
- “Soy Yrma Guerrero Neira. Tengo 42 años. Nací en Pacaipampa, Piura. Mi abuelita materna era ecuatoriana y mi abuelito paterno también. En Piura acabé el colegio. Intenté estudiar Administración. Corazón Serrano nació en 1993”.
- “Las canciones que más éxito nos han traído son ‘Alitas quebradas’, ‘Tu ausencia’, ‘Muriendo de amor’, ‘Arrepentida’, ‘La borrachita’. Pero la que marcó más ha sido ‘Alitas quebradas’ que hasta ahora nos piden. Mis hermanos son los que componen”.
- “El concierto que más recuerdo fue el que hicimos en el primer año de la partida de mi hermana, Edita. Un momento triste pero a la vez bonito, saber que la gente apreciaba mucho a mi hermana. Su ausencia nos afecta, el dolor está ahí. La primera persona con la que hablaba era con ella, me costó mucho no tenerla”.
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