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Luis Bardález: “Quiero ser un medallista mundial, estar en la élite"
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En 2013 se retiró de la selección. Pucallpino de nacimiento y moyobambino de corazón, migró a Lima con el propósito de estudiar Terapia Física. Postuló a la universidad y no alcanzó el puntaje necesario. Trabajó a tiempo completo en una cebichería y por la noche entrenaba en levantamiento de pesas, tratando de recuperar su mejor forma. Un técnico búlgaro lo vio y lo invitó a entrenar a la Videna, pero había una condición: que salga campeón sudamericano. Y así lo hizo en 2015.
El peso del destino le tenía otro reto. Una hernia en la columna casi lo aleja del deporte. Contra todo pronóstico, llegó bien a los Juegos Panamericanos Lima 2019 y obtuvo la medalla de bronce. Con 67 kilos de peso, alcanzó 167 kg en arranque (de una vez y sin interrupción) y 164 kg en envión (en dos tiempos), para un peso total de 291 kg.
Compite desde los 14 años, ha ganado en sub-15, sub-17, juvenil. En 2011 se fue a Cuba becado, interrumpiendo sus estudios de secundaria. Pero Lima 2019 es su punto de quiebre. Ha sido nombrado hijo predilecto de San Martín, en las calles de Moyobamba saludan su triunfo y suenan los pasos del matrimonio con su novia chiclayana, también pesista. Sentado en la zona de entrenamiento de la Videna, recuerda cuando su padre salía a pescar y costeaba sus pasajes para que pueda ir a entrenar, cuando soñaba con este momento. Hoy Luis Bardález va por más. Esta semana parte a Tailandia, al mundial.
Tu padre fue guardián en el IPD de San Martín. ¿Dirías que ahí empezó todo?
Ahí mi padre conoció al entrenador que me inició en este deporte. También he hecho básquetbol, atletismo, fútbol. Pero era muy bajo. En realidad no me gustaba mucho el deporte de las pesas. Empecé a viajar para ver cómo eran las competencias. Estuve tres meses en Piura y poco a poco fui conociendo el deporte. Es que en esta disciplina se aburren los muchachos, porque quieren peso desde el comienzo. Cuando te inicias, los primeros meses te enseñan con palitos. Primero te enseñan bien la técnica.
¿Te costó adaptarte a este deporte?
El levantamiento de pesas es complicado y, sobre todo, cuando dejas de entrenar. En 2013 me retiré y cuando volví fue difícil, porque pierdes la fuerza y la técnica. Mientras más peso le metes, distorsionas la técnica. Por eso está el entrenador para corregirte.
Desde afuera se puede ver como un deporte donde ‘solo’ se levanta peso, ¿dónde está la técnica?
Es todo el gesto, desde la posición inicial: sacar pecho, no levantar la cadera, el manejo de la muñeca. Todo el recorrido es técnica.
¿Cuán exigente es la preparación para un torneo?
Sobre todo te estancas cuando agarras miedo. Cuando pasa eso, es difícil superarte, hacer cargas nuevas. Cuando volví en 2015, me metía cargas nuevas.
¿Para este regreso te ayudó en algo la experiencia que ganaste en Cuba, en 2011?
Allá comencé de cero. Me enseñaron la técnica. Fue superchévere. Vine más preparado. Pero en 2016 empecé a meter mucho peso y me diagnosticaron una hernia discal en la columna. Como ocho meses tuve que dejar de practicar. No podía agacharme. Pero igual hice ejercicio, porque cuando no hacía nada, me dolía más. Fui a un montón de médicos, uno me dijo que me opere. En una clínica limeña me iban a operar, ya estaba mi cita. Pero no fui, porque no me daban la seguridad de que luego de la operación iba a poder seguir levantando pesas, quizás quedaba en silla de ruedas. Me dijeron que cometí un acto de indisciplina por no operarme y hasta perdí apoyo. Eso pasó en 2017. Pero cuando llegó el entrenador colombiano empecé a mejorar. Yo no podía ni despegar la barra, porque sentía dolor. Con su plan de entrenamiento me fortalecí. Y ya no siento dolor.
¿Por qué este deporte es importante, Luis?
Me enseñó disciplina. No solo hay talento sino sacrificio.
Antes de empezar la entrevista señalabas que “el deporte de alto rendimiento es agresión al cuerpo”.
Sí. Los resultados no se obtienen en un mes, sino después de años de trabajo. Para conseguir algo hay que sacrificarse mucho.
¿Qué sacrificios has hecho?
Dejar a mi familia. Yo quiero estudiar, pero en el levantamiento de pesas es complicado. Tienes que adaptarte al horario que hay. Me gustaría estudiar Terapia Física, porque en Pucallpa quiero hacer un club de levantamiento de pesas.
¿Qué te ha enseñado la halterofilia, además de disciplina?
A no rendirse, que todo sacrificio tiene su recompensa, que siempre hay caídas y hay que saber levantarse. Es un trabajo físico y psicológico.
Has tenido varias caídas. ¿Cómo te has levantado?
Cada caída provoca dolor y eso da miedo. Pero también he recibido apoyo.
¿Qué te hace fuerte?
Sacar adelante a mi familia, pienso en mi mamá. Quiero sacar adelante a mis hermanas, son dos. Quiero ser un medallista mundial, estar dentro de los deportistas de élite. Esa es mi meta. Estoy apuntando a Tokio 2020. Somos tres pesistas que estamos cerca. Ahorita estoy preclasificado a las olimpiadas. Entran los ocho primeros del ranking mundial de mi categoría y yo estoy en el puesto 7. Tengo que mantener ese lugar.
Cuando ganaste la medalla de bronce no estaban tus padres. ¿Sentiste esa ausencia?
Toda la familia de mi enamorada estaba apoyándome. Luego de que gané la medalla me empezaron a llamar, tenía el celular reventando. Sí he sentido el apoyo de la gente, yo pensaba que no se iba a llenar el estadio. Lima 2019 es la medalla más importante que he logrado. Es el logro más importante de mi carrera hasta el momento, pero mi meta son las olimpiadas de Tokio.
AUTOFICHA:
- “Soy Luis David Bardález Tuisima. Nací en Pucallpa. Tengo 23 años. Mido 1.58 y medio, y estoy en 66 a 67 kilos. Quiero estudiar Terapia Física. En el colegio, antes de irme a Chiclayo, he estado en los primeros puestos. Antes también me gustaba jugar fútbol, aunque no me gusta mirar los partidos. Juego tenis”.
- “Debo tener más de 50 medallas. Mi mamá tiene guardadas todas mis medallas y trofeos. La única que conservo conmigo es la de Lima 2019. Desde antes ella me decía que yo iba a ganar, que iba a cumplir mis sueños. Mucha gente me decía: ‘Te veo en el podio’”.
- “Se viene el Mundial de Tailandia y luego seguir preparándome para el Gran Prix en Lima, en noviembre. En abril del próximo año sabré si, finalmente, voy a Tokio 2020. Y seguro que participaré en el preolímpico de 2020, que será en el país de las olimpiadas, para un poco ir aclimatándose a la sede”.
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