Masoquistas, por Marcelo Simonetti

El escritor y periodista chileno cuenta cómo vive la previa del encuentro entre Chile y Perú, que definirá al primer finalista de la Copa América 2015.

Redacción PERÚ21

Fecha Actualización

22/08/2019 - 16:04

El escritor y periodista chileno Marcelo Simonetti calentó la previa del Chile vs. Perú con un texto publicado en su blog del diario La Tercera llamado Pelota de trapo.

Este es el artículo:

Me gusta Perú. Me gusta el ají de gallina. El cebiche. Los tiraditos de pescado. El pulpo al oliva. Las causas. La parihuela. Me gusta el pisco peruano. El sour que hacen en el Olán. La leche de tigre.

Me gusta una revista peruana que se llama Etiqueta Negra. Los perfiles de Julio Villanueva Chang. El desenfado con que escribe sus crónicas Gabriela Wiener. El diseño de la portada de uno de mis libros que hizo la genial Desirée Rubio de Marzo —nacida en Lima, crecida en Madrid—. Me gusta la vida y los escritos y la estampa de Julio Ramón Ribeyro. Las prosas apátridas del mismo Ribeyro (un botón de muestra, mezquino y breve: "la locura en muchos casos no consiste en carecer de razón, sino en querer llevar la razón que uno tiene hasta sus últimas consecuencias").

Me gusta Machu Picchu. El Cuzco. También la noche limeña. Me gusta ese orgullo que los peruanos exhiben sin pudor acerca de la sangre indígena que corre por sus venas. Me gustan los incas, los boleros de Chabuca Granda, el suspiro de limeña. La cocina de Gastón Acurio. También la de Virgilio Martínez (era que no). El barrio de Barranco. Todos los libros de Bryce Echenique. La voz de Eva Ayllón.

Digo más.

Me gusta el fútbol peruano que practicaron Chumpitaz, el Nene Cubillas, Roberto Challe, el Cholo Sotil, J.J. Muñante. También el fútbol que hoy juega el equipo de Ricardo Gareca: la fuerza del Loco Vargas, el despliegue de Cueva, el talento de Farfán y Pizarro, la contundencia de Paolo Guerrero.

Me gusta incluso esta sensación de incertidumbre que me gobierna en la víspera del partido por semifinales, este no saber qué puede ocurrir visto cómo ha crecido la escuadra del Rímac a lo largo del torneo. Me gusta esta pizca de temor que anida en mi estómago, cierta inseguridad, la posibilidad cierta de que el sueño de todos se puede ir a las pailas. Cosa de masoquistas, dirán algunos.

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