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Nathaly Paredes y Mía Rodríguez: "El frontenis es rápido y hay que tener paciencia”
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En el Perú solo hay una cancha de frontenis. Está en la avenida 1 de Mayo 157, dentro del complejo deportivo Andrés Avelino Cáceres de Villa María del Triunfo. Vigilado por cerros y cerca del cielo.
Nathaly Paredes viene desde la avenida Habich, por la UNI. De ida puede tardar unas tres horas y de regreso, hasta cuatro. Mía Rodríguez vive en La Molina, por Rinconada del Lago, y puede demorar dos horas en llegar a la cancha; de vuelta, si sale a las 6 de la tarde, está en su casa a las 9 de la noche. Pueden pasar más horas viajando que entrenando.
La pelota vasca tiene 14 modalidades, una de ellas es el frontenis, que incluso no tiene un torneo nacional. Pero en los últimos dos meses acaban de ganar las dos primeras medallas que logra el frontenis peruano en su historia. Bronces en los Juegos Panamericanos y en el Mundial Sub 22 de Tenerife. “Y somos chibolitas”, acotan y ríen a dúo con apenas 20 y 21 años.
Formadas en el frontón y el tenis, juegan juntas desde 2015, cuando participaron en su primer mundial, donde quedaron últimas. Tenerife ha sido su segundo mundial y se posicionaron por encima de potencias como Cuba y Francia. Para entender la magnitud del logro, les pregunto si es como si Perú hubiera obtenido el tercer lugar en un mundial de fútbol. Las dos responden al unísono con un largo y sonoro “sí”, sentadas en medio de la cancha de 30 metros, de paredes pintadas de verde y tan altas como un edificio de cinco pisos.
Son pareja en frontenis y compañeras en la universidad. Pero son más que eso. Son cómplices y complemento. Genuinas y aguerridas. Una dupla de oro.
-¿Cómo eligieron el frontenis?
Nathaly (N): Practico frontón desde los 11 años, por la pareja de mi mamá. Fue el primer deporte que practico a nivel competitivo. A mediados de 2014, con otro grupo de chicos, nos invitaron a probar el frontenis. Vinimos acá cuando literalmente todo esto era tierra. Y me quedé.
Mía (M): Yo vengo del tenis porque soy socia del club Rinconada. Lo practiqué desde los 7 años hasta los 16. De ahí me retiré por los estudios. Empecé a correr maratones. Pensaba que podía hacer todo, me creía Iroman, creo (ríe). Contraté un personal trainer para una maratón de 21 kilómetros, pero él también era entrenador de pelota vasca y me dijo que debía ir a probarme para jugar frontenis. Pero no fui. Hasta que un día que estaba jugando pichanga de fútbol con mis amigos, mi papá entró a la cancha y me dijo “vámonos”. Me llevó para probarme en frontenis.
-¿Qué las atrapó del frontenis?
(N): Me encantó porque es muy rápido, te exige más.
(M): Sobre todo hay que tener paciencia. Ahí Nathy es líder en eso. No podría jugar en su posición porque soy una loca: entro y solamente quiero matar. Ella juega atrás, como zaguera, y yo como delantera. Los delanteros somos los más atrevidos. En cambio, los zagueros son más tranquilos, tienen que armar el punto para que el delantero lo acabe.
-¿Y cómo se conocen?
(M): No quería que yo entre (ríe).
(N): No es cierto. Éramos pocas y cuando llega alguien, hay la posibilidad de que saquen a alguien.
-Tengo la impresión de que Mía llegaba con un poco de atrevimiento.
(N): Llegaba faltosa (risas). Pero después la aceptamos.
-¿Es muy compleja la preparación en el frontenis?
(M): Después de los Panamericanos, estuvimos un mes sin preparación porque no teníamos acceso a la única cancha de frontenis que tiene el Perú. Llegamos diez días antes del mundial en España para tratar de agarrar forma. Los entrenamientos empezaban a las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, todos los días.
-¿Qué otorga este deporte?
(M): Manejo de emociones.
(N): También paciencia.
-Y está acorde a sus personalidades. Nathaly es la paciente.
(N): En la cancha sí.
(M): Afuera no.
(N): Con ella no. Hay gente que me saca de mis casillas.
(M): (Risas).
(N): El zaguero tiene que saber pasar la bola sin regalarla. Puedes quedarte cinco minutos pasando la bola antes de un punto.
-¿En el frontenis prima la estrategia?
(M): Todo es estrategia y todo lo tienes que tener en tu mente. Ni bien inicias el punto, tienes que saber todo lo que quieres hacer. Si a tu rival le encanta atacar, tienes que bolear, que es pasar la bola, que es nuestro juego.
(N): El rival se desespera, se cansa, se va estresando hasta que suelta una bola y haces punto.
(M): Además, nosotras nos comunicamos mucho en la cancha.
-Creo que la clave está en que se complementan.
(M): Yo soy la loca y ella es la tranquila (risas).
(N): Tenemos nuestros códigos.
(M): ‘Mapache’ es pasar la bola. Y queríamos confundir al rival.
(N): Yo decía “al 1”, que tiene un significado que se conoce en este deporte, pero hacíamos todo lo contrario. Hasta el entrenador no se esperaba la jugada.
(M): Creo que somos las únicas que hacen ese tipo de estrategias en la comunicación.
-¿Existen claves para lograr el triunfo?
(N): Confianza, determinación y entrenar bastante.
(M): Y que se complementen bien las parejas. Cuando yo perdía un punto, Nathy me levantaba el ánimo. Ese apoyo extra a veces define un campeonato.
-¿Fuera de las canchas son amigas?
(N): Sí. Estamos en la misma universidad.
(M): La tengo que soportar todo el día (ríe como si hubiera dicho una maldad).
(N): Ay, no. Soy yo la que te tiene que soportar.
-Con 20 y 21 años, ¿cuáles son sus sueños?
(N): Los dos últimos años los he dedicado al deporte. Y lo volvería a hacer.
(M): Somos una dupla y nos hemos dado cuenta de que no nos podemos separar. Queremos volver a estar en el podio.
AUTOFICHA:
-“Soy Nathaly Rousse Paredes Marín. Tengo 20 años, nací en Lima, en el 99. Estudio Administración y Márketing en la UPC, estoy en quinto ciclo. Yo no sabía qué estudiar y ahora estoy contenta. Mi mamá es docente y mi papá era policía. Me habría gustado ser docente. Nos preparamos para los próximos Panamericanos y hay que jugar un clasificatorio, en 2020, para el mundial absoluto”.
-“Soy Mía Belén Rodríguez Zapata. Nací en Lima, en el 98, tengo 21 años. Estudio Comunicación y Marketing en la UPC, estoy en sexto ciclo. Antes estudié un año y medio de Ingeniería Industrial. Mi papá es ingeniero de la UNI y mi mamá es química de San Marcos. Somos tres hermanos y soy la mayor. En tenis y frontón también logré trofeos. Con Nathaly tenemos seis medallas internacionales”.
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