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Sergio ‘Checho’ Ibarra, comentarista deportivo: “Si hay chocolate y estamos finos, le ganamos a Australia”
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Dieciocho camisetas diferentes, 22 años de futbolista profesional, cuatro países distintos, 274 goles en Perú. El ‘Checho’ Ibarra no solo es un goleador y tipo buena gente, también es una biblia de historias y anécdotas. El Génesis: su viaje a Perú para probar suerte. Año 1992. Su vida estaría por tomar un feliz rumbo que hasta ahora, treinta años después, no tiene final.
Retirado como goleador y leyenda de la liga peruana, hoy el ‘Checho’ pasa sus días como comentarista deportivo en Latina. Su carisma y un inconfundible dejo cordobés le han permitido encontrar un estilo propio. Ya no hace los goles, pero sí los sigue gritando.
Luego de debutar en Rusia 2018, ahora se prepara para comentar su segundo Mundial y –Dios quiera– gritar algún gol peruano. Por lo pronto ya se encuentra en Qatar, donde el lunes frente a Australia el sueño puede comenzar a tomar forma.
‘Checho’, ¿te has preguntado qué hubiese sido de tu vida de no llegar al Perú?
Cuando compran mi pase desde Perú yo estaba jugando en Atenas de la ciudad de Río Cuarto en Argentina. No tenía una decisión de si iba finalmente a ser futbolista o no. Seguía estudiando y la idea era jugar dos o tres años y al terminar los estudios hacer una carrera. Pero no tenía algo definido, por eso digo que el fútbol a mí me salvó la forma de vivir. Si no hubiera venido, yo no sé qué estaría haciendo ahora. Solo era un chico de 17 años que vivía el presente. Siempre me hago esa pregunta y no tengo respuesta.
¿Alguno de tus compañeros de Atenas llegó a jugar en el fútbol profesional?
No. De mi categoría, 73, muchos jugamos en primera (de la liga local), pero ninguno llegó al fútbol profesional. Yo fui el único de esa camada que llegó a torneos como Libertadores, Sudamericana, Recopa. Incluso fui el único que vendieron al extranjero.
¿Un delantero está condenado a vivir con el estrés?
Es muy duro, aunque no lo creas. Nosotros somos seres de emociones y el futbolista no es ajeno a eso. Sentimos nerviosismo, ansiedad, presión, tristeza, alegría. Más allá de que nuestra liga no es tan competitiva, igual sentimos todo eso. El delantero siempre tiene una doble responsabilidad. Por ejemplo, puedo tener un buen partido, pero si no hago goles siempre va a estar la crítica. Son presiones con uno mismo o con el entrenador. También con la hinchada o los dirigentes ya que tienes que hacer un buen año, si no te botan como a un perro.
¿Qué tanto ha cambiado el fútbol?
Mucho. Yo me hice profesional en 1992. Me quedo con lo que hicimos nosotros en el pasado. En mis tiempos, el vestuario era nuestra segunda casa y lo cuidábamos mucho. Solo entraban los jugadores, los utileros y masajistas. Hasta los técnicos entraban muy poco. Hoy en día en los vestuarios hacen hasta ‘tiktoks’. Empiezan a meter cámaras, redes sociales… No solamente acá, sino en todos lados. Antes estaba terminantemente prohibido meter una cámara al vestuario y solo había un parlante por el que todos escuchábamos la misma música. Hoy cada uno lleva sus audífonos. Ya casi ni se habla. Antes por lo menos se decían las cosas en la cara.
¿Tu estadía en Cienciano fue la más feliz?
Creo que sí. En Sullana también fue algo único porque me dio la oportunidad de ser profesional a los 18 años. Pero los logros más importantes vienen con Cienciano. Fue único. Luego rescato lo de Melgar en 2008, donde salgo goleador del fútbol peruano.
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¿Y el más triste?
Estuve en muchos equipos y gracias a Dios siempre tuve un buen promedio de goles, ningún dirigente puede decirme nada porque siempre rendí. Aunque una cosa es rendir individualmente y otra por equipo. Entonces cuando no ganas o peleas el descenso son las peores campañas.
¿La selección peruana fue alguna vez una posibilidad?
A mí me nacionalizan en Sport Boys en 1999. Se me cruzó siempre por la cabeza la idea de jugar en la selección, siempre tuve ese sueño. Lamentablemente nunca se dio. En 2004 o 2005 una vez los dirigentes de Cienciano me indicaron que desde la FPF habían preguntado si tenía pasaporte peruano. Pero solo fue una pregunta, no se llegó a nada. Me quedé con ese sueño frustrado.
Pero tu debut en la conducción se da en 2018 con el regreso de Perú a un Mundial.
Cuando me lo proponen de Latina yo estaba como DT en Cienciano. Pasaron cuatro meses y yo salgo del club y viene la época del Mundial y me vuelven a llamar. Ahí decido ir. Hubo muchas dudas, pero con la ayuda de los compañeros me fui adaptando de a pocos. También es una pasión que la estoy cumpliendo.
Tremendo reto. Ahora tu carrera de comentarista se cuenta por mundiales.
Sí, y ojalá que en este Mundial con Perú nos metamos por lo menos a cuartos.
Lapadula, Valera y Ormeño. ¿Esa delantera es suficiente en la selección?
Es lo que hay. Uno puede decir que falta Raúl Ruidíaz porque la está rompiendo actualmente, pero el chato siempre lo ha hecho. El problema es que cuando ha ido a la selección no se ha adaptado. Primero al juego del equipo, pero también –y lo digo por los años que he tenido en el fútbol– al grupo. Por ejemplo, nunca lo he visto sacarse una foto con Advíncula o bailar con Yotún. Al no adaptarse al grupo –y esta es una visión personal– creo que lamentablemente no está para esta selección. Más allá de lo espectacular que es como goleador.
La lista de opciones es bastante corta.
Lamentablemente no tenemos más delanteros. No los estamos buscando ni formando. En Europa hay un montón de entrenadores de arqueros, de delanteros y aquí no.
¿Fue una buena idea no convocar a Guerrero por más que él haya querido?
Guerrero quiere estar siempre. Es un delantero histórico, pero en este momento no está al 100% para competir. Y hay procesos. Hasta ahora no he escuchado al médico darle de alta. Lo que tiene que hacer Paolo es buscar un equipo, ponerse bien para jugar y esperar al Mundial para ver si llega.
¿Lapadula es el delantero peruano que se parece más a ti?
Sí, aunque creo que más Valera. Lapadula es un jugador que tiene más movilidad y deja todo en la cancha. Yo no tenía mucha movilidad, aunque sí friccionaba, pero creo que Valera tiene algo importante que es el cabezazo. Yo era un 60% de cabeza y un 40% de pies, es por eso que Valera es más parecido a mí. Él aguanta, sabe poner el cuerpo y tiene gol. Los dos tienen cosas mías, siempre con la distancia respectiva, ellos lo hacen en la selección y yo lo hacía en un club.
¿Hay que temer al equipo de Australia?
Ya los conocemos. Lo bueno es que su mejor jugador (Tom Rogic) no va a estar, pero no deja de ser difícil. Creo que Perú en un buen partido puede ganarle. Si hay chocolate y están finos, pues no debería de haber problema.
¿Marcador?
Un 2-1 o 1-0. Sufriendo.
AUTOFICHA
“Mi nombre es Sergio Ibarra Guzmán. Soy el goleador del fútbol peruano con 274 goles. Me retiré en 2014 y tras unos años como entrenador, ahora soy comentarista deportivo en Latina. Este lunes comentaré el Perú vs. Australia, por el repechaje al Mundial (Latina, 1 p.m.)
“Cuando llego a Ciclista Lima vengo por un contrato de dos años. Pero sale una regla de que no se permiten extranjeros en Segunda División. Comienzo a buscar equipos para quedarme por lo menos un par de años. Ahí empieza todo, cuando llego a Alianza Atlético”.
“Como jugador siempre tuve predisposición para las notas que me pedían los periodistas, pero no conocía mucho de su labor. Ahora que estoy al otro lado me doy cuenta de lo exigente que es. Mis compañeros vienen de madrugada para ir a un entrenamiento, al aeropuerto. Es muy sacrificado”.
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