El vía crucis de las peluquerías en el Perú hacia el camino de su reactivación

“En la práctica tenemos operando desde el 01 de julio porque adecuarnos a los protocolos de seguridad nos tomó tiempo, pero los cumplimos. No obstante, no hemos superado nuestras expectativas iniciales y prácticamente estamos sobreviviendo”, asegura Isela Castillo, gerenta general de la cadena Grecia Spa.

Relata que la primera semana de reinicio sí tuvieron una afluencia relativamente positiva, y acorde al 50% de aforo dispuesto por el Gobierno; pero que se fue diluyendo con pasar el de los días. “Antes de la pandemia, nuestras ventas de un día sábado ascendían a los S/20.000 entre todos nuestros locales, hoy solo llega a los S/4.000. Es decir que estamos solo al 20% de los ingresos que teníamos en el 2019”, detalla.

Considera que el consumidor no está habituado y les cuesta reservar una cita, aunque este comportamiento varía según el distrito; además se percibe el temor latente al contagio. “Esperamos que poco a poco esta situación cambie y que los clientes tengan la suficiente confianza de asistir a los salones de belleza. Pero, también es preciso que el Gobierno de incentivos como la reducción del IGV para la reactivación del sector”, enfatiza.

En Grecia Spa, explica, han implementado un aplicativo para que los clientes puedan a través de esta herramienta tecnológica hacer citas, acceder a promociones, métodos de pago y a un cuestionario de posibles síntomas COVID-19. Asimismo han habilitado su página web para la venta de productos que son entregados vía delivery, cumpliendo con los protocolos de bioseguridad.

Señala que ante esta situación muchos empresarios del rubro se ven imposibilitados de cumplir con el pago de planillas, a lo que se suma las presiones de los arrendadores de los locales, ya que no todos están siendo flexibles. “En nuestro caso, hemos podido acceder a Reactiva Perú, lo que nos ha permitido pagar planillas al inicio y pagar proveedores, pero igual hemos tenido que prescindir de los servicios de algunos colaboradores”, revela Isela Castillo.

Asegura que la quiebra de algunos salones de belleza, principalmente de los más pequeños, es inevitable.

Menciona que la cadena que dirige, y que es parte de la asociación Juntos por la Peluquería, hoy está operando con siete locales (La Molina, Los Olivos, San Miguel, Surco, Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho y San Juan de Miraflores) de los nueve que tenía. De los dos que permanecen cerrados, informa que el ubicado en la Av. Santiago Antúnez de Mayolo (Los Olivos) ya no lo abrirán; mientras que el salón de belleza de la ciudad de Piura –inaugurado a fines de marzo y que era el punto de partida de su expansión en provincias- permanecerá así hasta nuevo aviso, ya que la tasa de contagios aún es alta en dicha ciudad.

En el Perú existen más de 30.000 peluquerías, cuya fuerza laboral es prioritariamente femenina (90%) y cabeza de familia. Estos negocios mueven al año alrededor de S/600 millones, el 95% se da a través de servicios y el 5% proviene de la reventa de productos de belleza, se estima.