A raíz de la reciente alianza entre la UPC y Minerva, tuve la oportunidad de conversar con Ben Nelson, su fundador. En nuestra conversación, Nelson explicó que la inteligencia artificial (IA) está redefiniendo los modelos educativos convencionales y plantea preguntas clave sobre cómo debemos educar a las futuras generaciones.
La universidad suele ser el espacio donde los estudiantes adquieren conocimientos teóricos, invierten tiempo y recursos para obtener un título que garantice, entre otras cosas, su capacidad de enfrentar el mundo laboral. Pero, ¿qué sucede cuando una computadora puede hacer lo mismo que un graduado, y de manera más rápida y eficiente? Este es uno de los desafíos que la IA nos presenta hoy.
La IA tiene la capacidad de realizar tareas que antes requerían años de estudio, como análisis de datos o programación básica. Ante este escenario, según Nelson, las universidades deben ir más allá de enseñar lo que las máquinas ya pueden hacer. En lugar de enfocarse en la memorización y la repetición, el sistema educativo debe centrarse en desarrollar habilidades de pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas complejos.
Lo digital no es una amenaza, sino una herramienta que puede liberarnos de tareas rutinarias y permitirnos que nos enfoquemos en lo que realmente importa: el aprendizaje profundo. Pero este cambio también implica un reto para las instituciones educativas. Es necesario rediseñarlas para garantizar que los estudiantes no solo memoricen información, sino que aprendan a aplicarla de manera innovadora en situaciones reales y cambiantes.
El futuro de la educación no está en los libros de texto o los grandes edificios. Está en la capacidad de usar la IA como un potenciador. La pregunta no es solo si estamos preparados, sino si ya estamos tarde.