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Las claves para que el gobierno entrante logre la meta de reducir el déficit fiscal
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El ministro de Economía y Finanzas, Waldo Mendoza, comentó ayer en conferencia de prensa que el Gobierno se ha comprometido a dejar las finanzas públicas sanas el próximo 28 de julio. En ese sentido, estimó que el déficit fiscal bajará a 5% este 2021, teniendo en cuenta que el año pasado el indicador fue de 9%.
En tanto, en el Reporte de Inflación de marzo último, el Banco Central de Reserva (BCR) mantiene la proyección del déficit fiscal en 4,4% del PBI para el presente año al considerar “mayores ingresos corrientes, relacionados a precios de exportación más altos, los que compensarían el aumento de los gastos no financieros para enfrentar la segunda ola del COVID-19”.
¿Qué variables garantizan que el gobierno entrante pueda llegar a esa meta? Para Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y actual director de Videnza Consultores, es evidente que se tiene que ir a un patrón de consolidación fiscal para estabilizar el ratio entre deuda y PBI.
“Hoy, las reglas fiscales están suspendidas y se supondría que para la formulación del presupuesto del año entrante se debería establecer una nueva ancla fiscal. La discusión será si esa ancla retorna a 30 puntos de deuda PBI, o se incrementa a 40%, porque eso va a depender del esfuerzo fiscal que va a llevar adelante el gobierno para converger esas deudas fiscales y eso se refleja en cuánto debe ser el resultado primario que estabilice ese ratio”, sostuvo.
Para lograr eso, resaltó, hay dos indicadores, uno es el crecimiento del país y el otro es el precio del cobre. Esos son los predictores más importantes de los ingresos fiscales en el país, acotó.
El exministro indicó que el precio del cobre ayuda porque está en un nivel históricamente alto, y probablemente se mantenga por lo menos en el corto plazo en esos niveles. Y el tema central es la tasa de crecimiento, porque el MEF menciona una tasa promedio por encima del 4% para los siguientes años, y eso estará sujeto a las políticas que lleve adelante el siguiente gobierno para estimular principalmente a la inversión privada.
Recordó que en los últimos cinco años, sin contar este, el crecimiento fue de 3%, y que se incremente en promedio 50% involucra que la tasa de inversión tiene que ser más alta. Por otro lado, están las contingencias fiscales que deben asumirse, no solo por los pasivos que está aprobando el Congreso –y que probablemente muchos de ellos el Tribunal Constitucional los declare inconstitucionales–, sino también por Reactiva Perú, porque el nivel de morosidad se calcula entre S/ 8 mil millones y S/ 10 mil millones de garantías que tengan que aplicarse. Aunque eso no se refleja en el déficit automáticamente.
Castilla remarcó que el tema central tiene que ver con el control del gasto que se puede hacer, y para converger esos niveles de déficit tendría que comenzar a ir a la baja, y está actualmente en 21 o 22 puntos del PBI. “Pero si uno se fija en las dos posturas [de los candidatos] en competencia, una mucho más que la otra está aplicando una política fiscal muy expansiva o bien sea en bonos, o expansiones al gasto en salud y educación que son inviables”, dijo.
El quid del asunto tiene que ver con dos variables, sostuvo. Uno es el crecimiento que se logre y que genere ingresos fiscales suficientes, y otra es eventualmente llevar adelante algunas políticas tributarias. De eso va a depender.
“[Pedro] Castillo no cumpliría ningún tipo de reflexión de nada, por los anuncios que ha hecho. En el caso de [Keiko] Fujimori que ofrece bonos e incrementar el gasto público probablemente implique pensar en fórmulas para aumentar la base de contribuyentes, mayor eficacia en la lucha contra la evasión y elusión, aumentar el esfuerzo del impuesto predial y racionalizar algunas exoneraciones tributarias que no son fáciles de eliminarse”, expresó.
En ese sentido, su predicción es que en el caso que no haya un manejo disruptivo en el MEF, probablemente se logre una convergencia gradual de una regla fiscal que vaya en torno a los 40 puntos del PBI, porque más que el déficit, este sería un indicador que determina el grado de inversión y el espacio que se tenga en el pago del servicio de la deuda.
Finalizó diciendo que el MEF está siendo sobreoptimista con el crecimiento económico de cara a los problemas sociales y a los temas políticos, al margen de quién sea elegido. Y el BCR predice un resultado mayor guiado probablemente por el precio del cobre y pensando que la reactivación sea más rápida, pero va a depender mucho del arreglo político que se consiga.
DEPENDE DEL GIRO
Por su parte, Enzo Defilippi, ex viceministro de Economía, detalló que los supuestos que presentan el MEF y el BCR respecto al déficit fiscal suponen que el siguiente gobierno mantendrá la política fiscal, sin mayores cambios.
“Pero aun suponiendo que no haya cambios, ese tamaño de déficit tiene supuestos sobre la evolución de la economía, porque entre ingresos y gastos, los gastos son bastante rígidos, y los ingresos dependen de la actividad económica. ¿Cómo se podría alcanzar esa cifra? Depende de la evolución de la pandemia, la recuperación económica, y de que el siguiente gobierno no vaya a hacer un giro demasiado brusco en la política fiscal”, puntualizó.
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