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[OPINIÓN] Felipe Morris: La difícil tarea de ser banquero central
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La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) mantuvo estable su tasa de interés de referencia en 5-5.25%, tras una racha de 10 aumentos consecutivos, aunque no descartó un par de aumentos antes de fin de año si la inflación no continúa bajando a su objetivo del 2%. El mensaje de la FED es claro: “Me tomo una pausa, pero no se confíen”. La razón de tanta incertidumbre es que la economía viene dando señales mixtas y le es difícil determinar si el nivel actual de las tasas es suficiente para reducir la demanda interna y enfriar la economía para que la inflación continúe disminuyendo. La economía americana viene expandiéndose a un ritmo moderado, el desempleo se mantiene bajo, pero la inflación disminuye lentamente.
La FED reconoce que las condiciones más estrictas para los hogares y las empresas pueden afectar la actividad económica en los próximos meses y podría no requerirse más ajustes, pero no lo firma.
Controlar la inflación se asemeja a intentar curar a un enfermo. Los doctores equivalen a los banqueros centrales y la medicina a la política de tasas de interés. Así como los médicos no siempre aciertan con la medicina requerida, tampoco los bancos centrales. Muchas veces se equivocan con la dosis: si se demoran o le dan muy poco no lo curan (no reducen la inflación) y si se exceden le vienen efectos secundarios o incluso lo pueden matar (recesión y desempleo). Esto es muy común en el caso de la política monetaria al existir un rezago entre las modificaciones a las tasas y su impacto sobre la actividad económica y la inflación. Este rezago puede ser de 12 a 18 meses, por lo que es muy difícil acertar el nivel de ajuste requerido.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) enfrenta los mismos problemas e incertidumbre sobre el impacto de su política monetaria en la economía y los precios. Aumentó la tasa de referencia agresivamente el año pasado (hasta 7.75%), pero en sus últimas reuniones la ha mantenido estable a pesar de que la inflación sigue alta.
Es evidente que hay preocupación por la desaceleración de la economía, que casi todos atribuyen a los disturbios de inicio de año, a Yaku, a El Niño Costero o a la incertidumbre política. Esto es cierto, pero no podemos soslayar el impacto del fuerte aumento de las tasas de interés sobre el crecimiento económico, que explicaría la cautela del BCRP.
Ya apreciamos una disminución de las solicitudes de crédito de parte de las personas y empresas, una mayor morosidad en las carteras del sistema financiero y un enfriamiento económico.
Se proyecta que la demanda interna siga floja en los próximos meses y por ello el BCRP está apostando a que la inflación empezará a bajar más rápido, pero hay una serie de imponderables que pueden cambiar la ecuación y afectar los precios en cualquier sentido: un Niño más severo, el recrudecimiento de la situación política o una mayor desaceleración de la economía mundial, entre otros.
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