Hace una semana, el ministro de Economía, José Arista, aseguró que pronto definiría la situación del directorio de Petroperú, luego de que los miembros de dicha junta directiva renunciaran hace casi un mes, debido a la demora en la toma de decisiones sobre el futuro de la petrolera estatal. Sin embargo, sus palabras fueron solo promesas.
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Como reveló este diario, la designación del nuevo directorio, o la posible ratificación del anterior, se encuentra estancada debido a las posturas de la presidenta Dina Boluarte y el sindicalista Óscar Vera, quienes buscan que Alejandro Narváez asuma la presidencia del directorio.
Narváez es una figura controvertida que ha minimizado los problemas financieros de Petroperú. A pesar de que el reciente rescate aprobado para la empresa forma parte del plan de reestructuración del directorio saliente, Narváez ha señalado que, de llegar a la presidencia, no implementaría dicho plan.
El empecinamiento de la mandataria ha paralizado la conformación del nuevo directorio, como si ello pudiera congelar los problemas de la petrolera. Sin embargo, el gobierno de Boluarte no es el único que ha descuidado el buen gobierno corporativo de Petroperú. Los problemas actuales no solo se deben al sindicalismo interno, sino también a la alta rotación en la junta directiva y la gerencia general.
“Por mí debería salir hoy día, pero está en evaluación el directorio”, dijo el ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, a Perú21.
Alta rotación
Según los informes y hechos de Importancia enviados por Petroperú a la Superintendencia del Mercado de Valores, entre 2014 y 2024, un director de la empresa se mantiene en el cargo un promedio de 11.7 meses; el presidente, 9.1 meses; el vicepresidente, 12 meses; y el gerente general, 5.4 meses.
Arturo Vásquez, experto en temas de hidrocarburos, indicó que esta constante rotación impide la continuidad de las políticas empresariales. “Fonafe establece un periodo de duración de aproximadamente tres años, pero esto no se aplica en Petroperú”, afirmó a este diario, subrayando la necesidad de que la petrolera opere bajo la supervisión del Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe).
Vásquez agregó que la reestructuración de la empresa no será posible mientras los altos funcionarios continúen en el cargo por periodos tan breves. Por ello, el exviceministro de Energía considera fundamental contar con un directorio independiente, sin influencias políticas ni vinculación con el Ejecutivo.
“Es necesario eliminar al representante de los trabajadores en el directorio”, añadió, y destacó que las quejas de los empleados no deben ser atendidas directamente por el Ejecutivo sin un análisis adecuado.
El 1 de marzo de este año, Carlos Adrián Linares Peñaloza fue designado presidente del directorio de Petroperú, pero renunció tres meses después tras ser inhabilitado por la Contraloría para ejercer cargos públicos. El 11 de junio fue sucedido por Oliver Thomas Alexander Stark Preuss, quien posteriormente renunció junto con el resto del directorio. Aunque sus renuncias no han sido aceptadas, de no ser ratificados, su periodo al frente de la empresa quedará por debajo del promedio.
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