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Un suicidio económico disfrazado de ‘insurgencia popular’
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Por Asociación de Contribuyentes
Luego de varias semanas de intensas protestas a nivel nacional, aparecen las primeras señales de agotamiento en el sur del país, quedando como principal foco activo de violencia la región de Puno y en menor medida Cusco. Los testimonios de ciudadanos puneños que nos llegan son contundentes: “Ya se cansaron, tienen miedo, están amenazados y no están de acuerdo con los grupos violentos”.
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El cansancio del pueblo frente a la violencia, conducida al parecer desde Bolivia y con el dinero de la poderosa minería informal, se expresa en que se cierran negocios, se cae el turismo, se despiden trabajadores y muchos, encerrados en sus casas, incluso no tienen qué comer. ¿Por qué las poblaciones del sur no aguantarán mucho más esta violencia? En parte por sus altos niveles de informalidad, factor que impide la extensión del conflicto y que caracteriza al pueblo por vivir de lo que producen y venden día a día.
Así, tras 35 arduos días de haberse iniciado las protestas, la crisis económica está tocando sus puertas. Al respecto, la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) comunicó que hasta la fecha el perjuicio económico en la producción nacional asciende a los S/3,200 millones.
Puntualmente, cinco regiones en el sur del país, tales como Apurímac, Arequipa, Cusco, Madre de Dios y Puno, enfrentan pérdidas diarias por S/549 millones, según lo reportado por la Cámara de Comercio y diferentes gremios empresariales. Tal monto muestra la eliminación de empleo y empresas.
En el caso del sector turismo -uno de los más afectados- la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) calcula que la caída en los ingresos se eleva a S/1,700 millones. Estos datos responden al cierre de aeropuertos en el sur, la inoperancia de trenes en el corredor turístico en Cusco y el bloqueo de autopistas y carreteras en todo el Perú, situación que ha impedido el desplazamiento de turistas nacionales e internacionales en un año que ya venía siendo malo respecto a los niveles de 2019.
Para aterrizarlo a las pérdidas locales, es importante comunicar que el turismo genera riqueza indirecta e inducida. La riqueza indirecta se refiere al gasto que realizan las empresas turísticas en bienes y servicios locales, como la contratación de transportes, guías turísticos, ayudantes, la compra de alimentos, de materiales de construcción, entre otros. Por su parte, la riqueza inducida se refiere al gasto que realizan los trabajadores del sector turístico en sus hogares y en la comunidad, que también se extiende en beneficios para la comunidad.
Se estima que en diciembre, por motivo de las protestas, se canceló el 80% de las reservas de turistas y hasta el 60% para el primer semestre de 2023. Esto llevaría a que se reduzca radicalmente el ingreso de divisas extranjeras que ya estaban comprometidas en vuelos, reservaciones en hoteles y restaurantes, exponiendo a un riesgo de perderse más de 270 mil puestos de trabajo.
TURISMO QUE NO VIENE, TURISMO QUE SE VA
A raíz de las protestas sociales que atraviesa el país, el presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit), Ricardo Acosta, comunicó que los viajeros están mirando otros países vecinos para realizar sus vacaciones, perdiendo el Perú una gran oportunidad de que estos visitantes puedan dejar divisas.
Y es que recientemente los gobiernos de México, España, Rusia, Chile, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá e Israel, recomendaron a sus connacionales no visitar al Perú, acción que nos llevó a perder en diciembre, unos 97 mil potenciales turistas provenientes de estos países.
Por si no fuese poco, los mismos peruanos que pudieron hacer turismo interno decidieron explorar otras alternativas en el extranjero, donde las cifras de salida llegaron a un ritmo similar a la prepandemia y más de 25 mil ciudadanos solicitaron un pasaporte electrónico de urgencia durante el mes pasado, según informó Migraciones.
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