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Yahel Waisman, diseñadora: “Los matrimonios también se han reactivado”
Su especialidad son los vestidos de novias y sus diseños ahora se exhiben en una conocida cadena internacional. Perú21 entrevistó a la diseñadora Yahel Waisman.
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Recuerda que su madre le tejía las mañanitas, una capa de lana que la abrigaba contra el frío limeño. También viven en su memoria aquellos zapatos de lana que le creaba desde bebita hasta, incluso, los 18 años. “Hasta ahora soy su bebita”, me dice y ríe. Yahel creció viendo tejer a su madre y, sin saberlo, desde entonces se confeccionaba su futuro. “Mi abuela también cosía”, dice Yahel Waisman para explicar la raíz de su vocación creativa.
Hoy su nombre y apellido es una marca de vestidos de noche, novias y pret a porter, que define como atemporales, románticos y etéreos. Marca que ha producido una línea exclusiva de fiesta y de novias para la cadena Ripley.
Durante la pandemia se mudó a la casa de su madre. Se acababa de separar de su esposo. Y otra vez aquella escena: su madre tejiendo. “Podría ser”, pensó. Investigó y encontró la oportunidad de crear chompas porque en cuarentena nadie se casaba.
Quiso ser cantante, ya tenía lista la universidad. Su padre se opuso. Se graduó como administradora, pero finalmente volvió a las escenas de infancia: crear, diseñar. ¿Diseñadora, artista o empresaria? Ella elige artista y lo sella con un “definitivamente, artista”.
-¿Cómo es la novia de hoy?
Depende mucho de su comodidad. La novia ha cambiado bastante. Quiere un vestido que le permita disfrutar de su propio día. Que el vestido no la lleve a ella, sino que ella lleve al vestido. La novia se ha vuelto mucho más minimalista.
-¿El blanco sigue representando la pureza?
El blanco ya no, pero sí hay mucho de perla, colores marfil, no necesariamente tan blancos. Y también existe la novia mucho más moderna que apuesta por el color, con toques de negro; o quizás un palo rosa, colores pasteles.
-Hoy muchas personas no quieren tener hijos ni casarse. ¿La mujer aún sueña con llegar al altar?
Sí creo que es el sueño de la mayoría de mujeres. Sí está cambiando un poco: quizás no casarse tan jóvenes. Pero creo que la ilusión de contraer matrimonio aún existe bastante en nuestra sociedad.
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-¿Eres casada?
Me casé a los 32 y me divorcié a los dos años. Felizmente divorciada (risas). Fue una ilusión súper bonita. Usé tres vestidos que yo misma los hice.
-Confeccionas vestidos para novias y eres divorciada, una sana curiosidad.
No todos los matrimonios tienen por qué funcionar. Pero la ilusión de encontrar una pareja siempre estará ahí y la ilusión del amor, y eso es por lo que yo trabajo. Que yo haya tenido un divorcio no significa que no crea que el matrimonio puede funcionar.
-Lo que es saludable porque dejamos de romantizar la idea del ‘me caso para siempre’ y en nombre de ello, incluso, soportar cosas que no se deberían.
Estamos en un mundo mucho más abierto y moderno, y creo que la gente no necesariamente se ata a un matrimonio para toda su vida siendo infeliz.
-¿Eres muy exigente contigo misma?
Soy perfeccionista y se refleja bastante en los diseños que propongo. Acabamos de lanzar la colección para Ripley y esa perfección y nivel de detalle en cuanto a telas y diseños se logra ver.
-¿Llevar tu obra a un retail es una forma de masificar tu trabajo, de dejar la zona de confort en la que tal vez estabas?
Totalmente. Es de las cosas que más me llamaron la atención para hacer la colección. Sería la primera tienda retail que apuesta por lanzar una colección de novias en el Perú. Y ser la primera diseñadora en hacerlo es un orgullo. Poder ofrecer estos vestido más versátiles y cómodos para un día tan importante; y sobre todo, después de haber sido golpeada por la pandemia. Nuestro rubro fue muy afectado.
-Es cierto, muchos matrimonios se pospusieron.
Igual querían casarse y justamente esta colección ayuda, porque varias novias ahora quieren casarse rápidamente. La colección ya está en web y tiendas; entonces, pueden pedir su vestido y tenerlo en menos de 24 horas. Te salva. Y no solo para novias, sino también para invitadas. Los matrimonios también se han reactivado.
-¡Yahel, se están casando en masa, los fines de semana hay decenas de matrimonios!
(Risas). ¡Sí! Es alucinante. En mi taller estamos como locas porque de la nada estamos haciendo vestidos en una semana (ríe). Al mes hacemos 15 vestidos de novia, casi igual que antes de la pandemia; incluso, en diciembre del año pasado fueron 25 vestidos.
-Muchas personas también pensarán que no es una buena idea comprar su vestido en un retail porque todos lo tendrán y prefieren algo exclusivo.
Es una colección exclusiva de pocas piezas y con diversidad de diseños; también está el hecho de que puedas tener un vestido de un diseñador peruano a un precio menor. Hay muchas personas que no pueden pagar un precio alto por un vestido de diseñador; por eso se hace una colección accesible para más personas.
-¿Por qué elegir como especialidad los vestidos de novias?
Notaba que faltaba una propuesta fresca, moderna en el Perú.
-¿El Perú, de alguna forma, se expresa en tus diseños?
El año pasado saqué una colección de chompas con materiales peruanos, y me enfoqué bastante en trabajar de la mano con gente del Perú. Y nuevamente vamos a sacar las chompas, lo que se ha vuelto un sello de la marca.
-Me cuentas que tu madre te tejía las mañanitas.
Me encantaban, me parecían súper ricas. Es más, podría ser un nuevo producto a implementar.
-Además, las mañanitas son medio estilizadas.
Le puedo dar onda, con flecos (risas). ¡Buena idea! (risas). Es más, le voy a pedir las mañanitas y los zapatitos de lana que me hacía y que aún los conserva, porque quiero hacerlo; te lo juro, lo voy a hacer (ríe).
AUTOFICHA:
- “Soy Yahel Waisman Molina. Tengo 38 años. Nací en Lima. Acabé el colegio y seguí Administración y luego Diseño de Modas en Barcelona y en Londres. Estudié Administración porque no tenía ni idea de qué hacer en ese momento, y elegí estudiar algo general”.
- “Yo quería ser cantante (ríe). Yo me quería ir a Boston, ya había encontrado la universidad perfecta y, cuando se lo propuse a mi papá, me dijo que ‘de ninguna manera’. Y ahora canto por afición, pero me encantaría hacer un desfile conmigo cantando atrás (risas)”.
- “Tengo como 11 años de diseñadora. Estoy produciendo chompas, una colección de vestidos atemporales y producción internacional de prendas más casuales de verano. Exporto a Costa Rica y queremos entrar a Miami, Colombia. Me gustaría tener una casa de vestidos de novias internacional”.
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