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Marco Zunino está en Broadway
El actor peruano hizo su debut en el teatro Ambassador, de Broadway, interpretando a Billy Flynn en el musical Chicago. ¡Gol peruano!. Aquí la crónica de una noche especial.
Fecha Actualización
José Gabriel ChuecaNueva York
Un partido de la selección nacional de fútbol. Un partido que define el paso del Perú a la siguiente ronda al Mundial. Un partido de esos que no jugamos hace más de 25 años. Esa era la imagen que traía a la mente la tensión que, una vez que se apagaron las luces, se comenzó a respirar en la platea llena de peruanos del teatro Ambassador el lunes, el día del debut del actor Marco Zunino en Broadway, la meca del musical.
Pero eso fue cuando apagaron las luces. Hasta unos minutos antes, Denisse Dibós, la actriz, directora y tenaz impulsora del musical en el Perú, y Carlos Arana, productor teatral, entre otros varios conocidos compatriotas, como Harold Forsyth, embajador del Perú en Estados Unidos, Susana de la Puente, la conductora de TV Astrid Fiedler, y otros, conversaban, se saludaban, se pasaban la voz, sonrientes, bajo la enorme araña de cristal que cuelga del techo de este teatro de Broadway. Pero cuando se apagó la luz la tensión, decía, se adueñó de todos.
Hasta que el silencio fue roto por la orquesta y por el híper vital elenco de bailarines cantando All That Jazz. Así comienza Chicago, un clásico de Broadway escrito por Bob Fosse que sigue en cartelera desde 1996. La trama es conocida: ambientada en los años 20, Roxie Hart –interpretada por la actriz mexicana Bianca Marroquín– y Velma Kelly –interpretada por Bahiyah Hibah– son dos bailarinas acusadas de sendos asesinatos –amante la primera, y esposo y hermana adúlteros la segunda–.
La angurrienta prensa convierte los casos –al estilo desaparición de Ciro– en espectáculos sensacionalistas y, aprovechando esa circunstancia, las acusadas invocan para salir del entripado a una criatura aun peor: el guapo, inescrupuloso, elegante y calculador abogado Billy Flynn.
AL OTRO LADOBilly Flynn es el papel de Zunino. Y el personaje recién aparece a la mitad del primer acto. Hasta ese momento la barra peruana resistía con estoicismo la ansiedad. Hasta ese momento, atrás del escenario, Marco Zunino estaba a la espera. Estaba en una espera que comenzó cuando era un niño, jugando a bailar y cantar en las reuniones familiares. Espera que siguió de adolescente actuando en el elenco de ese eterno recreo no libre de lágrimas que fue Nube Luz. Que continuó cuando comenzó su carrera en teatro, estudiando con Alberto Ísola, y cuando entró a la TV, pasando por todos esos papeles secundarios en telenovelas, que se prolongó durante años de esforzado estudio en Nueva York pagados trabajando en cafés y acomodando al público en teatros, y durante más años infructuosamente invertidos en Los Ángeles buscando algún trabajo en la industria audiovisual norteamericana, y durante más años ya de regreso en el Perú, donde ganó popularidad en TV y bailó con las estrellas y trabajó en los musicales de Denisse Dibós y representó extraordinariamente al Emcee en Cabaret (papel que efectivamente lo trajo a esta obra y a un agotador y por momentos, según me contó, abrumador mes de ensayos). Después de todo ese larguísimo camino, finalmente, estaba a punto de subir al escenario de Broadway. ¿Estaba nervioso? ¿Se comparaba ese momento a patear un penal que define la Copa del Mundo? "Estaba recontra nervioso –me dijo–. Se me salía el corazón del pecho. Pensaba que me iba a olvidar las líneas".
Y Zunino salió convertido en Billy Flynn, enfundado en su esmoquin y blandiendo su perversa sonrisa. Entró en escena y, en la platea, la barra peruana aguantó la respiración. El abogado cantó "All I Care About" rodeado de seis devotas bailarinas que lo veneraban con sus grandes abanicos de plumas blancas. All I care about… is love fue su motivo y, una vez musicalmente establecido, dejó el escenario. La barra peruana, entonces, como después de un penal, se acordó de respirar. Y rompió en aplausos. Gol. Golazo.
"El nerviosismo no se me fue hasta que llegamos al número de la marioneta", me contó. Se refiere a We Both Reached for the Gun, divertido número que interpretó con Bianca Marroquín en la que el abogado usa a la acusada como muñeco de ventrílocuo, para trastocar los hechos y tirárselos a la prensa como a un perro hambriento. Al final, Roxie y Velma salvarán el pellejo gracias a Flynn, pero pagarán con la soledad el precio de tanta manipulación. ¿Y la fama? Adiós. Los medios, por supuesto, se habrán ido detrás del siguiente crimen.
LATINOS EN BROADWAY Al terminar la obra, Marroquín, Hibah y Zunino recibieron flores y un prolongado y afectuoso aplauso. Una bandera peruana asomó en las primeras filas. Marroquín, actriz mexicana que regresa a Chicago después de un tiempo de interpretarlo en México y en otros países de Latinoamérica, tuvo palabras muy amables hacia el actor peruano. Ella habló en español y destacó la presencia de latinos en Broadway.
Unos días antes, durante su aparición en la televisión de Miami, Zunino dijo que esperaba que la presencia latina en este importante escenario atrajera a más hispanos a volverse aficionados al teatro. Si eso sucede en Estados Unidos, estará bien. Si esto consigue llevar a más gente a los teatros peruanos, a más artistas a las escuelas, si esto consigue que en los medios se hable más de teatro y de arte, si esto ayuda a que la crítica eleve su nivel, estará todavía mejor. Pero acerca de eso ya se escribirán otros artículos dentro de algunos años. Pero por ahora, por lo que queda de este mes y superada la tensión, Marco Zunino podrá disfrutar de su sueño. Y nosotros podremos alegrarnos con él.
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