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Cecilia Ríos: “Ser cocinera es un sentimiento, un chip que no puede cambiar” (VIDEO)
Pueblo Viejo está en la avenida Paseo de la República 5628, se recomienda llegar antes de la 1P.M. o hacer reserva.
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Hay recuerdos que nunca se olvidan, que se quedan en la memoria de nuestros sentidos. Eso quizás le pasó a la cocinera Cecilia Ríos, la ama y señora del restaurante Pueblo Viejo, ubicado en Miraflores. Nació en Mochumí, a 27 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, donde, desde muy joven, empezó a preparar deliciosos platos para el almuerzo y la cena de sus hermanos.
No fue su mamá la que le enseñó a cocinar, como suele pasar. Murió muy joven, y fue Cecilia quien se hizo cargo de la cocina de la familia. Entonces le tocó recordar la sazón de su madre, cómo eran sus preparaciones, qué sabor tenían, qué secretos. Impulsada por los recuerdos que se quedan en el paladar por siempre, la ahora dueña de uno de los mejores restaurantes chiclayanos en Lima descubrió que quería dedicar su vida al arte de cocinar.
Pero, antes de cumplir su sueño, trabajó en un banco. Luego encontraría su lugar, y hoy nos abre la puerta de su casa con una sonrisa y un abrazo. Porque así es ella: cariñosa, alegre, cautivadora y tenaz. Pueblo Viejo está lleno en sus dos pisos. En el segundo está el salón Mochumí, un homenaje a su tierra. Es un sábado de frío, como son estos sábados de invierno en Lima.
¿Qué ofrece Pueblo Viejo cuando hace tanto frío?
Tenemos una propuesta chiclayana excelente, como puede ser un sudado de palabritas, un sudado de un rico mero, una parihuela muy norteña, un chupe de pescado o un pescadito a la panca que es calientito con un arroz arvejado. También tenemos el famoso chilcano de lima, que es muy solicitado aquí.
¿Qué es Pueblo Viejo para ti?
Es una casa linda, la casa de la amistad yo le digo. Cuando entras a mi restaurante, te estoy abriendo las puertas de mi casa.
Empezaste en Chiclayo muy joven. ¿Cómo ha sido instalarse en Lima hace 6 años luego de tener restaurante en el norte del país?
No fue nada fácil llegar a un mundo desconocido como era Lima, pero logramos con nuestra cocina y sobre todo con mucho amor hacer una propuesta diferente que, si bien es tradicional, te deja la sensación de haber comido como en casa. Las recetas no tienen ninguna innovación; yo innovo en la presentación. Sirvo cantidad, calidad asegurada y buena atención. Cuando entras aquí, entras a una casa chiclayana y lo que hago yo es transportarte, hacerte viajar.
¿Cuáles son los platos más pedidos?
El arroz con pato, las tortitas de choclo, el chinguirito de guitarra, el cabrito a la chiclayana, el pescadito caliente –que no es un cebiche caliente, sino, más bien, un sudado con su chicha de jora–, los espesados de los lunes, la causa ferreñafana de los domingos. No faltan la bebida de cebada y el jugo de lima.
¿Cuál es el producto o ingrediente que nunca falta en tu cocina?
El loche, mucho loche. El loche es la base de mi comida. Tampoco falta el arroz norteño.
¿Cómo es tu público? ¿Solo vienen chiclayanos?
Al comienzo fue netamente chiclayano, pero poco a poco nos fueron conociendo de todas partes, y ahora hay mucho limeño también y de otras partes del país. El boca a boca ha sido muy importante y hemos crecido. Ya tenemos un segundo piso que nos ha ayudado a evitar las colas porque antes la gente se quedaba afuera esperando mesa. Tenemos un público fiel; amigos, se diría.
¿Cómo ves la gastronomía peruana?
La veo cada día más interesante. Me causa fascinación lo que vienen haciendo jóvenes como Virgilio. Yo creo que no puede haber innovación sin tradición; esa es la base.
¿Qué es ser cocinera?
Ser cocinera es un sentimiento de amor, que viene en tus genes. Es un chip que no puede cambiar. Es un oficio lleno de sentimientos, donde siempre estás descubriendo algo que te hace feliz.
¿Qué les dirías a las escuelas de chef?
Sugiero a las escuelas que ofrezcan a sus alumnos cursos de cocina tradicional, ya que es el pilar de la gastronomía peruana que sale al extranjero a triunfar.
¿Cuál es tu plato favorito?
El arroz con pato, pero con cebiche dentro del plato.
¿Y cuál fue el primer plato que hiciste?
Un arroz graneado quemado. Lo preparé cuando era niña en la chacra de mi papá y en una olla de juguete. Le metí mucho ajo.
¿Qué significado tiene la cocina chiclayana en la gastronomía peruana?
La comida peruana en general es deliciosa, yo la disfruto mucho. Me encanta ir los viernes (que descanso) a algún restaurante para conocer su propuesta. Me gusta llevarme buenas sorpresas. La cocina chiclayana es exquisita, tiene un nombre y cada vez se conoce más.
¿Cuánto tiempo llevas cocinando?
Mira, yo tengo 64 años. Diría que voy más de 30 años en la cocina. Siempre lo pensé así: quiero envejecer cocinando, entre mis ollas. Mi sueño siempre fue dedicarme a esto.
Pero estuviste en un banco. Entiendo que fue tu primer empleo.
Durante 12 años, y estudié secretariado en Lima. Pero la cocina era lo mío.
¿Por qué cerraron Pueblo Viejo de Chiclayo?
Queríamos crecer, y las condiciones se fueron dando luego del fenómeno de El Niño 2017. Pueblo Viejo significa para nosotros cocina vieja, cocina olvidada y llegó a Lima para quedarse.
AUTOFICHA
“Inicié en el 95 en Chiclayo. Toda la vida estuve relacionada con la cocina y no había forma de evadir mi hábitat natural que era la cocina, así que me atreví a empezar a cocinar. Primero llevábamos comida a casas, luego hicimos catering, y así llegó el restaurante”.“A los 29 años y ya con un segundo hijo tuve la oportunidad de cocinar en ollas de barro en el restaurante. Me sentí muy feliz de iniciar esa aventura, tanto como ahora aquí en Lima, donde la gente sabe que Pueblo Viejo es una gran experiencia. Y siempre vuelven”.“Yo amo la cocina chiclayana, y siempre trato de ampliar mi carta para incluir platos antiguos, platos olvidados. Yo me encargo de sugerir a la gente que pruebe. Sé que les va a gustar, así que eso me permite estar tranquila. Sé que lo pedirán de nuevo, que regresarán.
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