No hay peor desgracia para los padres que perder a su hijo y mucho menos si este tenía apenas siete añitos. Eso fue lo que ocurrió en Ate la noche pasada luego de una repentina avalancha.
Todo transcurría como de costumbre y, al oscurecer, la familia fue a dormir; sin embargo, horas después, el incesante maullido de un gato hizo que los progenitores se levantaran para callarlo.
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Antes de que lograran su cometido, el sonido gatuno se convirtió en un terrible estruendo de rocas y piedras que desesperó a ambos. En seguida, los padres corrieron hacia el cuarto de sus hijos.
La imagen era desgarradora: la pirca colindante con el techo de calamina se había vencido y derrumbado todo a su paso, cayendo sobre el camarote de los pequeños. El pánico llegó en el acto.
Don Felipe, sin pensarlo, tomó a su hijo de apenas siete añitos en brazos y corrió hacia el hospital de Vitarte desesperado, pero su pequeñito, lamentablemente, perdió la vida durante el camino.
Los médicos del mencionado centro de salud no pudieron hacer más que confirmar el trágico deceso del menor. A su vez, se confirmó que su hermanita, que dormía abajo, no tuvo mayores daños.
La familia, evidentemente, quedó destruida por esta pérdida repentina y, por ello, sus vecinos clamaron ayuda de la Municipalidad de Ate Vitarte, para que reemplacen con muros de contención las pircas.
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