POR: DIANA QUIROZ
Son pocos los peruanos que, dentro del convulsionado contexto político y social que el país ha atravesado en su historia, no han pensado en buscar mejores horizontes lejos de la tierra que los vio nacer. El tema no es nuevo, pero sí sintomático. Y en los últimos años las señales de que el Perú está atravesando, nuevamente, un momento crítico son evidentes.
Uno de estos síntomas se ve reflejado en la encuesta de Ipsos para Perú21 sobre migración peruana. Aquí se pone en evidencia que el 57% de encuestados a nivel nacional está dispuesto a irse del país.
LAS CUATRO OLAS
El antropólogo y pionero en la investigación sobre la migración peruana, Teófilo Altamirano Rúa, señala que estamos experimentando la cuarta ola de este fenómeno.
La primera ocurrió después de la Guerra Mundial, cuando Europa empieza a reconstruirse a través del Plan Marshall y Estados Unidos da un salto económico. “Sucede entre los años 50 y 60. Entonces, la migración no era una necesidad, sino que había alta demanda de capital humano en el extranjero”, explica. La segunda se da en los años 70, con el golpe militar y la revolución de Juan Velasco Alvarado, que nacionaliza las grandes empresas peruanas. La tercera nace en el período del terrorismo y dura 12 años. ¿Cuándo empezó la cuarta ola?, le preguntamos al especialista. “Desde el año 2018, con la renuncia de PPK, empieza la gran inestabilidad política. A ello se suman graves consecuencias económicas ahondadas por el COVID”. La pandemia, continúa Altamirano, es un factor muy importante. “Olvidamos que estuvimos confinados y prácticamente imposibilitados de viajar al extranjero cuando muchos ya tenían planes. Eso creó una especie de embalse por tres años hasta que de repente el número de peruanos que sale del país empieza a crecer”.
No solo son profesionales, sino también estudiantes los que últimamente se han sumado a la emigración peruana. Según cifras de la Superintendencia Nacional de Migraciones, son más de 415 mil peruanos los que desde 2022 hasta junio de 2023 han abandonado el Perú. Aunque, a decir del también docente universitario, “aún no podemos llamarlos migrantes internacionales porque para serlo deben vivir más de un año en otro país”.
LOS QUE SE VAN
Siguiendo la encuesta de Ipsos, los estratos A (67%) y B (72%) son los que más tienen la mira puesta en el exterior. Un dato preocupante es que cada vez hay más jóvenes que se quieren ir del país. El segmento entre 18 y 25 años (76%) y de 26 a 42 años (59%) representan la potencial masa de emigrantes peruanos.
¿Por qué este 57% de connacionales quiere salir del Perú? Para el 46%, la búsqueda de mejores oportunidades económicas es la meta. El 16% busca un lugar más seguro y el 8% alega razones de estudio. Estas dos últimas razones son las más valoradas por los sectores A y B. Finalmente, un 4% quiere reunirse con familiares y amigos. Aunque el deseo de encontrar un futuro mejor lejos de nuestras fronteras es grande, solo el 17% de peruanos tiene planes concretos para hacerlo.
Echar raíces fuera del Perú
Desde España, tres peruanos que radican en ese país responden dos preguntas claves para comprender el porqué de su exilio por decisión propia.
1. ¿Por qué te fuiste del Perú?
2. ¿Quisieras volver o que tus hijos regresen al Perú?
GONZALO FIGARI. Publicista.
“Nos mandaron a desalojar las oficinas por amenaza de bomba”
1. Me fui de Perú unos meses después del atentado en la embajada de Bolivia (1992). Al día siguiente nos mandaron a desalojar las oficinas por amenaza de bomba. Esa noche, la película en el cine se paró a la mitad y nos pidieron que nos fuéramos de la sala por peligro de atentado. Pero ninguno de esos fue el motivo determinante; la razón principal era que quería que los spots se hicieran en cine y no en video. Y en Chile casi todo en aquel entonces se rodaba en cine.
2. Mi hijo Simón nació en Madrid. Es madrileño hasta las cejas, aunque ama la chicha que le hace su abuela, los alfajores que le regala su tío Pancho y darle abrazos a su abuelo Pocho. Yo solo quiero que él sea feliz sin importar donde viva: en Madrid, en Lima o en La Polinesia Francesa. Su sonrisa me gusta más que cualquier pasaporte.
KARINA MOSCOL. Actriz y productora.
“Nunca planeé hacer una nueva vida y no volver a mi país. Todo era temporal”
1. Dejé Perú, básicamente, por estudios y nuevas posibilidades laborales. En Trujillo, ciudad donde nací, estudié Arte Dramático y Ciencias de la Comunicación. Al finalizar estas dos carreras, se me presentó la oportunidad de viajar a España y no dudé en marcharme, porque aspiraba a realizar cine, televisión y teatro. Sentía que en Perú era casi imposible. Nunca es fácil dejarlo todo, pero lo haces porque te aferras a la motivación que te ha llevado a tomar la decisión de irte, que luego se verá confrontada con la realidad del país y la cultura a la que llegues.
2. Nunca planeé hacer una nueva vida y no volver más a mi país. Para mí todo era temporal, salir con un objetivo concreto y luego regresar a estar con los tuyos. Pero los años van pasando y empiezas a crear nuevos vínculos, amigos, amores, familia, trabajo. De momento mi objetivo es crear un puente que sea de ida y vuelta. Después de muchos años viviendo fuera, terminas sintiendo que no perteneces a ningún lugar concreto. Creo que siempre es bueno volver, dure lo que dure el viaje.
RAÚL TOLA. Escritor y periodista.
“Mi hijo menor siempre me reclama por no haber nacido en Perú”
1. La idea comenzó a germinar en mis lecturas de los novelistas latinoamericanos. Escritores como Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar o Bryce se marcharon para escribir sobre sus países desde lugares como París, Londres o Madrid. Tenía la fantasía de imitarlos, pero solo pude hacerlo en 2013, cuando me quedé sin trabajo en la televisión. Me fui con la idea de vivir una temporada fuera, pero mis planes cambiaron una vez en Madrid, donde conocí a mi esposa y nacieron mis hijos.
2. Mis hijos nacieron en Madrid, tienen sus amigos, su colegio y toda su vida aquí. Lo maravilloso es que, para ellos, el Perú es ese paraíso donde están sus primos, sus tíos y su abuela paterna. Lo quieren tanto que, por ejemplo, mi hijo menor siempre me reclama por no haber nacido allí. Quién sabe si, algún día, uno de ellos decide irse a vivir allá, donde está la mitad de sus orígenes.
OPINA
JORGE YAMAMOTO. Psicólogo social.
¿Del patriotismo a la patriotudez?
La última encuesta de Ipsos muestra que más de la mitad de los peruanos, 57% para ser exactos, si pudiera, se iría del país. Durante mucho tiempo, cuando un joven talentoso me comentaba que quería buscar un mejor futuro en el extranjero, trataba de motivarlo a que piense en las oportunidades, maravillas paisajísticas y sentido de la familia y amistad que tiene nuestro hermoso país. Ahora me voy sintiendo cínico de seguir con el discurso.
Las oportunidades se opacan con una clase legislativa que parece trabajar descaradamente en intereses económicos que no son los del país, quizá de organizaciones criminales. Se opacan con una clase ejecutiva liderada en no pocos casos con una incompetencia e inmoralidad de nivel de oro antiolímpico. Esto apunta a un futuro que apela a la suerte más que al razonamiento o a la prospectiva. Además, las maravillas paisajísticas se van destruyendo por actividades ilegales o legales-inmorales y las que quedan aún para la postal terminan siendo peligrosas por la inseguridad ciudadana, por conflictos sociales masivos, o por pequeñas comunidades que no se ponen de acuerdo en quién cobra la entrada.
La educación superior de calidad está con COVID; las universidades basura y las universidades centradas en el cliente (que busca cartón más que exigencia competitiva) generan un vector viral de bajar el nivel para no quedarse sin estudiantes. El profesor que siga exigiendo, desaprobando a los alumnos, estará en vías de extinción frente a la selección natural del docente universitario centrado en el cliente.
Todo esto no solo explica por qué uno puede sentirse cínico al seguir motivando a los talentos a que apuesten por el Perú. También puede explicar por qué el 57% de los peruanos, es decir, más de 19 millones, quiere irse del país. Esto es 57 veces la población de Tacna la heroica; esto es vaciar toda la población de Lima 1.8 veces.
El de la clase A-B un tanto más con un 67% a 72%, con departamento y negocio en Miami o con pasaje, visa, ganas y un sueño. Pero el pobre también, 54%-53% de la clase D-E, con su mochila de ilegal y su aventura de frontera en frontera. Pero lo más grave es que especialmente los jóvenes de 18 a 25 años (76%) son los que se quieren ir. Ellos saben que van a tener que chambear, estudiar duro. Saben que van a tener que cumplir con las normas de la ley y la sociedad. Hay ganas, hay capacidad, pero aquí ya no la ven. Lo que haría la diferencia aquí vuela de espanto. El desarrollo intelectual y el empresarial potencial están yéndose a generar desarrollo económico, conducta cívica, y a encontrar bienestar en otro país.
Así, el Perú ya no es un mendigo sentado en un banco de oro, es un botín tomado. A la vez, una enorme masa con ganas de portarse bien, de estudiar y chambear duro por un sueño. La investigación señala claramente que sí se puede, que otros países con crisis económicas y morales peores lo han logrado.
Luego de apagar mil veces la radio para no escuchar estupideces de autoridades o noticias deprimentes, no estoy seguro si quedarse es patriotismo o patriotudez, pero, así como no se cambia la blanquirroja, la patria está en un solo lugar.
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