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Luis Giampietri: “Le hablaba a todo, hasta a las escobas”
El exrehén de la residencia del embajador de Japón cuenta cómo les hablaba a las cosas que entraban al lugar para ver si alguien lo escuchaba.
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Patricia Kadenapkadena@peru21.com
Luis Giampietri, exrehén de la residencia del embajador de Japón, me obsequia su libro Rehén por siempre, pero en versión pirata, que tuvo que comprar en la calle porque el Fondo Editorial del Congreso no cumple con entregarle los 1,200 libros que le debe por haber cedido sus derechos.
¿Qué es lo primero que piensa usted el 22 abril de cada año, cuando se recuerda la operación Chavín de Huántar?A estas alturas, yo pienso que esto debería ser una simple celebración, como lo fue al principio, como dice eso de ahí (señala una foto con un texto): "Renací y tengo dos años". Yo debería decir: Renací y tengo 15 años, pero realmente no es así, porque hemos seguido siendo hostilizados por el Poder Judicial, las ONG y las acusaciones. Tenemos un lucro cesante espiritual que no nos deja en paz.
Si fuera cierto que luego de la operación hubo gente que entró a aniquilar a los terroristas, ¿es algo que no se debería denunciar?Claro que sí, y los comandos fueron enjuiciados, pero sus procesos fueron sobreseídos (suspendidos) porque no encontraron causas.
¿Y hubo o no hubo aniquilamiento?No hubo y, si lo hubo, el señor que acusa, Hidetaka Ogura, no pudo haber visto nada porque los pisos se estaban incendiando, los pasadizos y los túneles estaban llenos de humo. Ninguna de las personas que salieron con él, ni los que estuvieron en el cuarto con él, dicen lo que él dice, y el señor Ogura ni siquiera ha tenido la valentía de venir al Perú a decirlo. Él vivió acá. Pregunte quién es él.
¿Quién es?Este hombre estuvo en Cuba, fue parte del círculo comunista de Cuba, tenía fotografías en su casa abrazado con Fidel Castro y con el 'Che' Guevara, y vino a estudiar a Mariátegui en San Marcos mucho antes de entrar a la embajada. Entró como empleado y, después, ascendió hasta que llegó a ser consejero, pero él no era diplomático.
¿Cómo es que, desde afuera, lograron hacer contacto con usted?Yo entré a la embajada con la idea de que tenía que salir; nunca me consideré un preso ni que debía soportar todo eso. Al poco tiempo que pude circular, un coronel del Ejército me avisó que tenía un beeper. Nos habían requisado todos los beepers y celulares, pero él me dijo que estaba recibiendo mensajes de aliento.
¿El beeper no sonaba? ¿Cómo es que no lo descubrieron?Estaba en vibrador y se lo había metido al calzoncillo, y le hacíamos bromas de… (se ríe), bueno. La idea nuestra era tener eso en caso de que viniera un anuncio de tírense al suelo, pónganse en sus cuartos, en fin, alguna orden. Y me puse, con ese número, a hablarle a todo lo que entraba, las escobas, trapeadores, termos, baños portátiles, cajones con frutas. A todo lo que entraba le decía: Habla el almirante Giampietri, tengo el beeper número tal; si me están escuchando, denme una señal.
Usted intuía que en algún lugar podían haber introducido algún micrófono…Así es. Yo estaba pensando como oficial de Marina, yo he sido FOES. Yo dije "algo deben estar metiendo", no van a ser tan tontos de desperdiciar esta oportunidad una vez que la Cruz Roja empezó a llevarnos apoyo logístico. Yo insistí varias veces sin ningún éxito… Cuando empezaron a tocar la música, porque ya estaban haciendo los túneles, dije: Si me están escuchando, toquen La cucaracha cuando comience la música a las 5:30 a.m., 5:45 a.m. Pasaron dos o tres días y, efectivamente, la primera canción que tocaron fue La cucaracha; entonces, sabía que algo de información tenían de lo que estaba pasando adentro.
¿Qué pasó luego?Huamán, el que está preso, llevó una guitarra a la Comandancia General y a mi esposa le pidieron que escribiera un mensaje… Esa guitarra dio la vuelta por todo el edificio, la desarmaron y no había nada; y es que el micrófono no estaba en la guitarra sino en uno de los botoncitos del estuche. Y me di cuenta después porque decían por qué golpea, yo golpeaba la caja, y era que estaba golpeando el micrófono. A partir de ese momento, la comunicación se hizo en doble vía. Transmití y recibí alrededor de cinco mil mensajes.
¿Cómo lo hacía con ellos mirando?Tenía que buscar cierta soledad, y sabían de esto cinco o seis personas nomás; no me podía arriesgar a que los demás lo supieran porque podía no gustarles el tema. Yo nunca supe si todos estaban de acuerdo con lo que hice. Supongo que sí, aunque creo que algunos hubieran preferido un arreglo pacífico, como Toledo con Diez Canseco. Ahora Toledo se queja de que hay que negociar con los de la selva, pero hizo lo mismo con Néstor Cerpa. Toledo y Diez Canseco firmaron un documento, a nombre de los rehenes, para que el Gobierno transara con ellos y les entregara lo que pedían.
¿Por eso salieron primero?Ese fue su pasaporte de salida.
¿Y cómo fueron los momentos previos a la salida?Nosotros hicimos varios planes de escape. En el primero, alguien del entorno del embajador nos delató. Estábamos seguros de que el embajador (Morihisa Aoki) no fue, pero pensamos que podía haber sido Ogura, que era su secretario. Hicimos un segundo plan y, cuando comuniqué afuera que íbamos a salir, con o sin ayuda, me mandaron un mensaje diciendo: No malogre el Día D. Allí comprendí que estaba a puertas un rescate, y así fue. El día anterior hicimos un ensayo.
¿Pudieron ensayar a pesar de que eran tantas personas?Anduve cuatro meses muy nervioso y, como lo digo en el libro, me estaba fugando de a poco por los waters. El ensayo terminaba cuando abríamos la puerta de atrás, metíamos a todos a los cuartos, informábamos que había uno o dos y que el resto estaba jugando fulbito abajo. El domingo anterior hicimos eso, pero a las 2:30 p.m., en que terminó el fulbito, dijeron: Hoy no se hace nada. A la mañana siguiente dijeron: Hoy sí es de verdad. Ese día nos demoramos porque Ogura estaba jugando cartas con los terroristas, teníamos que esperar a que terminara; y terminó porque había cuatro de ellos arriba y los necesitaban para jugar fulbito abajo; entonces, lo mandaron buscar. Cuando salió Ogura, lo agarramos, lo llevamos a una habitación y de ahí no lo dejamos salir. Todo estaba listo cuando yo decía: "Mary está enferma", y a los 40 segundos vino la explosión.
Almirante, por otro lado, ¿usted coincide con la versión oficial de que los trabajadores de Camisea fueron liberados por el cerco de las Fuerzas Armadas?Totalmente. Además, ya habían cumplido su objetivo, ya habían llamado la atención de la prensa. No es que la Caperucita se fue al monte y que el lobo la atacó. Ellos fueron coordinadamente para allá, en una zona que se sabe que está minada, tuvieron que ir por un sendero que no lo estaba.
Los cuestionamientos de que hubo negligencia, que mandaron a gente no preparada, etc., no es un invento de la prensa. Son opiniones de exmilitares, de políticos, etc.El juego es ese, es tirar abajo el éxito que puedan tener las Fuerzas Armadas… No todo lo que sucede es una noticia publicable, hay gente que no entiende eso, quieren publicar todo, ganan la primera plana, pero fregaron a la Fuerza Armada, fregaron al Perú.
¿Reconoce usted que hay, tal vez, un error de comunicación de parte del Gobierno?Este error se repite en todos los gobiernos. Yo luché mucho por que el sistema de comunicación del gobierno aprista fuese mucho más eficiente. Fue muy deficiente, muchas cosas buenas que hizo García no se supieron. En el caso de los chalecos antibalas, yo quiero decir una cosa. Existen los chalecos de tipo 1, 2, 3 y 4. Los que usamos acá son los del tipo 3; el de tipo 4 tiene una placa de cerámica adelante y otra atrás. Eso pesa. ¿Usted cree que un individuo se puede mover en la selva con eso? Ahora, si le disparan con una ametralladora, con este chaleco y con todas las placas, se lo llevan de encuentro igual. Realmente es algo relativo; no es justo todo lo que se está diciendo, y creo que al ministro de Defensa lo han asesorado mal.
FRASES
- "Sí lo he dicho (que los militares no están preparados para guiar un país), y lo sostengo. Creo que, al final, nos sale el milico de adentro. ¿No lo ha visto (a Humala)? Ya se puso uniforme".
- "Como persona, sí (me llevo bien con Alan García); con respecto a las ideas, no… El tema que nos alejó un poco fue el de los sueldos (para las FF.AA.). No se peleó conmigo, pero no me recibió más los últimos tres meses".
- "No me meta en el tema ('chuponeo' telefónico) porque yo no tengo nada que ver con Chim Pum Callao. Soy amigo de Álex Kouri, pero ese es un problema de ellos".
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