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¿Por qué los olvidan? Más de 1,500 abuelitos fueron abandonados por sus familiares
Ante ello, entre la oscuridad, aparecieron los otros héroes, quienes sin recibir nada a cambio los cobijan de la indiferencia.
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“El diablo sabe más por viejo que por diablo” es un popular refrán muy utilizado por nuestros abuelos, quienes son sinónimo de legado y sabiduría. Su experiencia, tanto en sus triunfos como en sus derrotas, les ha permitido compartir valiosos conocimientos con las generaciones más jóvenes. Sin embargo, los nuevos estilos de vida moderna dentro de la familia están afectando los cuidados hacia los adultos mayores, evidenciándose en algunos casos el total abandono por parte de sus propios familiares.
Eva, como la llaman cariñosamente, tiene un rostro pequeño y unos ojos inquietos. Es una abuelita cuya altura no supera los 1.50 metros. Su curiosidad la mantiene atenta a la conversación, aunque no siempre entienda o pronuncie alguna palabra. A pesar de que se sabe poco sobre ella, se conoce que Eva es quechuahablante, tiene aproximadamente 86 años y padece de Parkinson. Vivió más de 10 años en condiciones de indigencia en las calles de Lima.
“Cuando llegó, no dormía en la cama; prefería acurrucarse en un rincón y esconder la comida en su cuerpo o en la ropa. Siempre hay que pedirles permiso porque algunos no quieren venir porque se acostumbran a vivir en las calles”, relató Rafael Meneses, fundador de la Casa Hogar Santa María de la Caridad del Callao.
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Así como Eva, más de 230 adultos mayores en situación de abandono llegaron a la residencia, desde su apertura hace 23 años. Durante este tiempo, han vivido de donativos, apadrinamientos y aportes voluntarios de los propios residentes.
A pesar de que existe una política nacional referida a los adultos mayores, un gran sector de esta población termina sus días en asilos o casa hogar ante el olvido de sus familias y, en el peor de los casos, de las propias autoridades.
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HÉROES ES LAS SOMBRAS
Pero no todo está perdido. Refugios como la Casa Hogar Santa María de la Caridad del Callao se dedican a la tarea de cuidar a este sector de la población, protegiéndolos del abandono y brindándoles atención médica y alimentación.
Nelson Devia, vicepresidente de la residencia y voluntario, señala que existen 27 personas en el albergue, cuyas edades oscilan entre los 72 y 88 años: “El costo mensual que implica el cuidado a un adulto mayor es de aproximadamente 1, 800 soles”.
“Nosotros nos autogestionamos con un poco del aporte de los abuelos y de los voluntarios. Tenemos ocho que fueron apadrinados, dos personas con pensión 65 y seis jubilados”, agregó el fundador.
Rafael Meneses tiene más de 50 años y empezó su labor social desde muy joven. A los 19 años dejó la carrera de administración en la Universidad Nacional Federico Villarreal para rescatar a las personas indigentes y darles una vida digna a través de los albergues.
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“Desde chico admiraba a la madre Teresa y quería ir a la India. En 1989, cuando tenía 18 años, ella visitó por cuarta vez al Perú y esta vez el Callao. Yo la escolté hasta su carro, donde me regaló tres medallitas de la Virgen Milagrosa. Desde ahí se me metió el bichito de hacer algo parecido, no tenía que ir a la India para ayudar a alguien, sino que podía hacerlo desde el Callao”, mencionó.
Meneses señaló que existen cuatro formas que un anciano llegue a un albergue de caridad: “Los abuelos que viven en indigencia en las calles, adultos maltratados por sus propios familiares; hubo casos donde la Fiscalía los dirige acá. También llegan personas abandonadas por su familia y ancianos que fueron dejados en los hospitales”.
Al respecto, la titular de la Dirección de Personas Adultas Mayores, Martha Marlene Moquillaza Risco, señala que 1,552 abuelitos que fueron abandonados, en 2023, por sus familiares reciben seguimiento del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif).
“De este total, 516 personas están bajo la protección del Inabif, 285 son hombres y 231 son mujeres. Estas cifras son de la sede de Lima, Arequipa y Chimbote”, mencionó la funcionaria. Las demás personas de tercera edad se encuentran distribuidas en diversos albergues, como la Casa Hogar Santa María de la Caridad del Callao.
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Envejecer en el Perú
Nelson Devia no solo dedica su tiempo a atender a los ancianitos del albergue, también es profesor de religión. “Busco plasmar en mi vida lo que enseño a mis alumnos”, expresó.
“El adulto mayor comenzó a ser visto como un problema para una sociedad a la que solo le importa sus propios intereses. El abandono de los ancianos es un tema grave porque es una representación de una familia decadente”, dijo Devia, quien es voluntario en la Casa Hogar Santa María de la Caridad del Callao.
María Oviedo, cuidadora de los ancianos en la residencia, contó que su función es atender a los adultos mayores que ya no pueden realizar por sí solos sus necesidades básicas. “Algunos son como niños, los baño, les doy de comer, les suministro su medicina y a las 5 de la tarde ya se van a dormir”, apuntó.
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Mayor esperanza de vida en todo el mundo
El incremento de la esperanza de vida, como consecuencia del acceso a los servicios de salud, generó un aumento en la población de adultos mayores, situación que constituye un desafío por encarar. Ante ello, Martha Moquillaza explica que la población mayor de 70 años representa al 13,7 % de los peruanos, un considerable incremento de más de ocho puntos en comparación a las cifras de 1950.
“El envejecimiento es un problema global” por lo que el Perú no es ajeno, ya que se proyecta que para el 2070 “el 30% de peruanos serán de la tercera edad”.
Ante este panorama, existe un sector de abuelitos que viven solos. En nuestro país, el 24,5 % de las personas de 60 años o más viven en hogares unipersonales que están mayoritariamente habitados por mujeres, según datos del último trimestre de 2022, presentados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Vivir solo no es un problema para el adulto mayor si cuenta con el soporte funcional, social, afectivo y cognitivo necesario para poder evitar los riesgos de no estar en compañía de otra persona. “No es la edad lo que te hace frágil, sino las condiciones en las que tú llegas a cumplir los 60 años. Las personas tienen derecho a envejecer dignamente y dentro de una familia”, sostuvo Moquillaza
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El SIS una solución por mejorar
Rafael cuenta que tiene inconvenientes con el SIS porque cuando, lamentablemente, un anciano está mal, es llevado al hospital para que sea atendido. Sin embargo, cuando fallece no reconocen los gastos por sepelio o no les quieren entregar el cuerpo por no ser familiares. “Entre el nicho y el ataúd no baja de 2, 300 soles”, menciona.
“El SIS debería reintegrarte el gasto por el sepelio, que aproximadamente son mil soles, pero cuando se muere el abuelito nos dicen que no somos los familiares y no nos devuelven, pese a que fuimos quienes lo cuidamos”, reveló el director de la Casa Hogar Santa María de la Caridad del Callao.
Martha señala que este tipo de problemas ha disminuido: “Hemos reforzado el sistema de salud. El problema era antes, cuando las personas no estaban aseguradas y los gastos por sepelio lo cargaba la persona que estaba en ese momento al cuidado de la persona adulta mayor. Pero en estos momentos, este tipo de problema ha disminuido porque ahora la mayoría de los abuelitos tienen SIS”.
La población adulta mayor está creciendo en el Perú. Por ello, se hace necesario incrementar también las medidas de atención y prevención ante el abandono de este sector del país.
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