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“Yo sí sentía algo por él, estoy arrepentido”, la declaración del sujeto que descuartizó a taxista
Giancarlo Sánchez asesino a Gerver Coz y se ensañó con el cuerpo de su víctima. El homicida dopó, asesino y descuartizó al taxista con el que habría mantenido una relación cercana.
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Giancarlo Sánchez Suárez se convirtió en el verdugo del taxista Gerver Coz, quien fue identificado por sus hermanos luego de que sus restos fueran hallados carbonizados en Cieneguilla. El crimen remeció a los vecinos de la zona y el homicida fue capturado en la avenida Pachacútec, en San Juan de Miraflores, mientras manejaba la camioneta RAV 4x4 color beige del taxista.
Tras su confesión y la pericia psicológica a la que fue sometido Sánchez Suárez, el homicida confesó con total frialdad que tenía un vínculo cercano con su víctima. El joven de 25 años fue puesto a disposición de la Fiscalía de Lima Este, pero reveló el porqué cometió tan aberrante crimen.
Sánchez contó a los agentes de homicidios de la Dirincri que “sentía algo por él y solo me di cuenta que me utilizaba”. Así intentó justificar su horrendo accionar. Además, aseguró sentirse “arrepentido”.
Perfil del descuartizador de taxista
El perfil psicológico de Giancarlo Sánchez, de 25 años, revela frialdad afectiva, ausencia de escrúpulos en su actuar y conductas de planificación y encubrimiento en su afán de evadir responsabilidades.
Confesión del descuartizador de taxista
Suárez contó a la Policía que el 14 de setiembre se comunicó por teléfono con Gerver Coz y lo invitó a su casa para celebrar su cumpleaños. El taxista llegó hasta su vivienda en San Juan de Miraflores donde cenaron y bebieron licor. Tras ello, el homicida colocó dos somníferos en la bebida de su amigo y más tarde le aplicó la inyección para caballos.
“Lo maté, lo descuarticé y me paseé tres días con los restos en la camioneta hasta que los arrojé en Cieneguilla. La cabeza la metí en una mochila y luego la dejé dentro de un balde, le eché cemento y la escondí en el patio de mi casa”, contó al verse acorralado por las evidencias encontradas.
El sujeto contó que utilizó un cuchillo y un cincel, y que actuó solo. Suárez reveló que se paseó tres días con los restos descuartizados en la camioneta de la víctima para encontrar un lugar donde arrojarlos. Llegó hasta el sector de Río Seco, en Cieneguilla, para arrojar las partes cercenadas de Coz y prenderles fuego. La cabeza la escondió en un balde con cemento y la ocultó en su casa.
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