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Bernardo Provenzano, el 'jefe de jefes' de la Cosa Nostra, murió a los 83 años
Empezó siendo un asesino a sueldo en Corleone, el pueblo que se hizo famoso por las películas de El Padrino. Estuvo prófugo por más de 4 décadas.
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Bernardo Provenzano, el llamado 'jefe de jefes' de la Cosa Nostra (la mafia siciliana) desde 1993 hasta su arresto en 2006, murió este miércoles en un hospital de Milán (Italia) a los 83 años, anunciaron autoridades penitenciarias.
El prontuario de Bernardo Provenzano empezó a forjarse cuando él era un joven asesino a sueldo bajo el seudónimo de 'El tractor' en Corleone, el pueblo cerca de Palermo que se hizo famoso en las películas y libros de El Padrino.
Por más de 40 años, Bernardo Provenzano fue un fugitivo de la justicia. Cuando lo capturaron ya había sido condenado en ausencia por una serie de asesinatos, incluyendo los de dos fiscales anti mafia en 1992, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, por los que fue sentenciado a cadena perpetua.
Cuando se convirtió en el indiscutido líder de la Cosa Nostra en 1993, abandonó la brutalidad de sus inicios y manejó a la organización criminal como el presidente ejecutivo de una compañía.
Además, el llamado 'capo dei capi' (jefe de jefes) daba sus directivas con pequeños mensajes llamados 'pizzini', escritos en un código de números, letras y citas bíblicas.
2005: Cartel en la localidad de Bagheria con el rostro de Bernardo Provenzano, en el que se pedía denunciar a la mafia. (AFP)
Se ganó el apodo de 'El contador' por impulsar la llamada 'Doctrina Provenzano', que buscaba dar un bajo perfil a la Cosa Nostra y que dejaba atrás las bombas y los asesinatos masivos para crear consenso entre los líderes mafiosos locales.
Bernardo Provenzano fue arrestado en el año 2006, cuando tenía 73 años en una granja cerca de Corleone. La última imagen que tenía la Policía de él era de cuando tenía 25 años.
Tras su arresto, sufrió graves problemas de salud, incluyendo cáncer y la enfermedad de Parkinson. En 2014 fue transferido desde una prisión en Parma al hospital San Paolo en Milán, donde permanecía bajo máximas medidas de seguridad.
Desde esa fecha, la abogada Rosalba Di Gregorio pedía a las autoridades relajar las restricciones a Bernardo Provenzano por su estado de salud físico y mental.
Hubo varios intentos infructuosos por persuadir a la fiscalía antimafia de reducir las condiciones de su reclusión, implementadas para evitar que los mafiosos ejerzan su poder tras las rejas.
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