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Peruanas varadas en Barcelona por el coronavirus: una mamá, su hija con discapacidad, su anciana madre y su hermana
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Sin salida. En octubre del año pasado, cuando compró sus pasajes a España, Maruja Hermoza Castro no imaginó que meses después quedaría imposibilitada de regresar a su país. El coronavirus la tiene atrapada a ella y a su familia en Barcelona, ciudad hasta donde viajó en su búsqueda por mejorar la calidad de vida de Andrea, su hija, una adolescente de quince años que padece síndrome de Rett, una enfermedad con la que batalla desde que nació.
El presidente Martín Vizcarra anunció el pasado jueves la suspensión de la llegada de vuelos provenientes de Europa y Asia desde el lunes 16 de marzo, con la finalidad de reforzar las medidas de prevención para frenar el avance del COVID-19 en el Perú. El Ejecutivo decidió que tres días eran suficientes para el retorno de la mayoría de peruanos a su patria. Se equivocó.
Maruja decidió cruzar el charco junto a su hija con discapacidad, su anciana madre y su hermana. Programó una visita médica con la doctora Merce Pineda del Hospital Sant Joan de Déu para el jueves 19 de marzo. Se trata de una experta en el mal que padece su niña y la única profesional capaz de encontrar un diagnóstico para mejorar su esperanza de vida.
Es así que viajó junto a los suyos a finales de febrero. Para ese entonces, el impacto de la epidemia en el país europeo todavía no había llegado a las cifras que tiene hoy en día: casi 8 mil infectados a la fecha y 288 fallecidos.
Durante su estadía en Europa le regala a su pequeña algunos días de felicidad en París. Al darse cuenta de la magnitud del temido COVID-19 decide adelantar su salida al lugar donde Andrea sería atendida. En Francia, antes de volar hacia Barcelona, se entera de la disposición del gobierno peruano y donde inician todos sus problemas.
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Problema tras problema
Primero: la disposición del presidente Martín Vizcarra la obligaba a regresar antes de la cita médica de Andrea que tanto le costó conseguir. “Me hice todo un viaje para que al final me digan: 'regrésate porque te vas a quedar en la calle’", reclama Maruja en conversación con Perú21 desde Barcelona.
A esto se le suma que la adolescente tiene graves dificultades para movilizarse. “El viaje es pesado, le significó mucho esfuerzo para su salud... este viaje no lo vamos a repetir, es nuestra única oportunidad", sostiene preocupada.
Segundo: la doctora Merce Pineda le escribe un correo donde le pide retrasar su visita y posponer la cita de Andrea, sin saber que ya viajó más 10 mil kilómetros hasta allá. Maruja ha invertido todos sus ahorros para mitigar la enfermedad de su hija. Insiste en acudir a la cita programada y tras mucho esfuerzo, logra que la misma se adelante al lunes 16 de marzo, día en el que acaba el plazo establecido por el jefe de Estado para regresar al Perú.
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Tercero y lo peor. Trata de comprar pasajes para retornar a Perú y se da con la sorpresa de que la aerolínea que eligió pretende cobrarle demasiado dinero por la reprogramación de los vuelos de su familia de Madrid a Lima: un total de US$ 3530.95 (más de doce mil soles) solo por tres personas (su hija, su madre y su hermana).
Busca más soluciones, pero el pasaje directo desde Barcelona le cuesta casi 3000 euros por persona. Son cuatro. Si Maruja quiere regresar a Perú, tendría que pagar un aproximado de 12 mil euros.
Varadas en Barcelona sin fecha de retorno
Maruja ya se resignó. La indignación y frustración que la embargan hace que se comunique con la redacción de Perú21, no para pedir ayuda, sino para alzar su voz de protesta. Se vienen más gastos y no recibe el asesoramiento necesario: el consulado está cerrado desde hace dos días.
"Que me digan ‘tienes que venirte antes’ sin dar soluciones... por favor, las medidas deben ser razonables, pensando en cada uno de los ciudadanos y no en encerrarse”, expresa desde el departamento que se ha visto obligada a alquilar para proteger a su familia. Recordemos que el coronavirus es una enfermedad que ataca principalmente a las personas con enfermedades degenerativas y a los ancianos. Andrea y su madre pertenecen a este grupo, denominado población vulnerable.
“La medida de Martín Vizcarra me parece improvisada, desproporcionada. No ha pensando en los que estamos afuera. Él piensa que la única forma de protegerse es encerrándose. Es absurdo. Que agarren a cada persona en el aeropuerto, que nos sometan a cuarentena, que nos aíslen quince días, pero no nos pueden decir ‘les tenemos miedo porque seguro están enfermas, no regresen a su país’", reclama.
Para esta madre coraje, las medidas deben ser razonables. Al verse atrapada en un país ajeno, solo le queda esperar y vivir con la incertidumbre de no saber cuándo va a retornar a su patria.
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