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¿Cuál es la historia detrás del título de duque de Edimburgo y quién lo asumirá tras la muerte del príncipe Felipe?
La muerte del príncipe Felipe, consorte de la reina Isabel II del Reino Unido, ha abierto una interrogante respecto a quién ostentará ahora el título de duque Edimburgo, cargo nobiliario con el que el fallecido fue distinguido a raíz de su matrimonio con la actual monarca. Al menos una cosa parece clara, de persistir, el título —cuya historia tiene unos 300 años— debería quedar en la familia y pasar a alguno de los hijos del difunto.
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La muerte del príncipe Felipe, consorte de la reina Isabel II del Reino Unido, ha abierto una interrogante respecto a quién ostentará ahora el título de duque Edimburgo, cargo nobiliario con el que el fallecido fue distinguido a raíz de su matrimonio con la actual monarca. Al menos una cosa parece clara, de persistir, el título —cuya historia tiene unos 300 años— debería quedar en la familia y pasar a alguno de los hijos del difunto.
Felipe, griego de nacimiento, debió renunciar a su título de príncipe de Grecia y Dinamarca para contraer nupcias con la futura reina. En compensación, el rey Jorge VI (padre de Isabel II) le concedió el tratamiento de “alteza real” y el título de duque de Edimburgo.
El ducado había sido creado en 1729 por el rey Jorge I. Desde entonces, tuvo cuatro titulares: Federico, príncipe de Gales (1726-1751) y nieto de Jorge I; Jorge, príncipe de Gales (1751-1760) e hijo del anterior duque de Edimburgo; Alfredo de Sajonia-Coburgo-Gotha (1866-1900), segundo hijo de la reina Victoria; y el príncipe Felipe (1947-2021).
“En 1947, [Felipe] renunció a sus títulos reales de Dinamarca y Grecia, como consecuencia de su inevitable rol futuro como esposo de la reina. En sus 74 años como duque de Edimburgo, hizo que el título sea más famoso y distinguido que cualquiera de los titulares previos”, escribió el columnista Harry Mount en el medio británico The Telegraph. Queda por resolver la interrogante de si el nuevo duque seguirá el legado.
Carlos y Eduardo
Cabe señalar que el título de duque de Edimburgo no es hereditario, solo el rey (o la reina) puede concederlo. Cuando Jorge VI se lo entregó a Felipe, se estipuló que a su muerte pase al primogénito de Isabel II; es decir, al príncipe Carlos. Sin embargo, en 1999, se anunció que Carlos e Isabel II habían acordado que la distinción nobiliaria se otorgue luego a Eduardo, hijo menor de la reina y Felipe. La razón es que Eduardo es el único de los hijos varones de la monarca que no es duque. Este es conde de Wessex y ser conde es un título inferior al de duque.
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Hay otra razón además por la que Eduardo se ganaría el título, y es porque desde hace varios años ha tenido un rol de liderazgo en actividades de ayuda social como el Premio Duque de Edimburgo, dedicado al desarrollo de habilidades y capacidades en jóvenes.
Pero, para que Eduardo puede acceder al título de duque, primero debe morir Isabel II. Luego, Carlos, al convertirse en rey, deberá liberarse de todos su títulos previos. De esta manera, el ducado quedaría disponible para Eduardo.
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