Hipopótamos, motos náuticas y elefantes. Nada era un exceso para Pablo Escobar cuando se trataba de acondicionar la Hacienda Nápoles, la cual mandó construir en 1978 en el municipio de Puerto Triunfo, Antioquia, Colombia. El espacio, de más de 1.600 hectáreas, era para el narcotraficante colombiano un lugar desde el que podía dirigir y planificar sus actividades ilícitas.
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En la Navidad de 1978, estaban todos sus familiares, así como 200 personas que llegaron desde Medellín en los helicópteros y avionetas del capo, y Escobar contrató a una productora de televisión estadounidense para que filmara a su familia y las comodidades de la hacienda.
La finca no solo era un centro de diversión para la familia del fundador del Cártel de Medellín. Él solía invitar a sus amigos: principales capos de Colombia, figuras públicas, políticos y artistas populares en aquel momento, como Marco Antonio Solís, Julio Iglesias y Juan Gabriel.
El recinto contaba con pista de aterrizaje para helicópteros y aviones, múltiples automóviles, talleres de mecánica, pesebreras con caballos de paso fino, una imponente plaza de toros, carros de carrera, un zoológico que contaba con más de 1500 animales, entre ellos, rinocerontes, elefantes, jirafas, hipopótamos, traídos principalmente de África.
Varias de estas especies no lograron aclimatarse al clima, se enfermaron y murieron. Pese a los exóticos gustos de Escobar, nunca quiso llevar leones o tigres.
Pablo Escobar llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, según Forbes, tras fundar un imperio del crimen y el narcoterrorismo. Murió a manos de la policía durante un intento de fuga en 1993.
Pese a su caída y la de otros barones de la droga, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína y Estados Unidos su mayor mercado.
Tras la muerte del capo colombiano, el Estado de Colombia incautó la propiedad y la destinó a ser un Parque Temático sin cambiarle el nombre. En la actualidad, todavía se conservan algunos de los animales que fueron traídos desde países como Estados Unidos y África. También se mantienen los lados naturales y fotografías de la hacienda en sus primeros años de inaugurada.
Ahora cuenta con 16 zonas para observar a los animales salvajes, sin poder tener contacto directo con ellos. Lo que sí se destruyó tras la caída de Escobar fue la vivienda que se encontraba dentro de la hacienda. Ahora solo se aprecia en fotos.
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