Nació en 1985. El español Osel Hita Torres fue criado como la reencarnación de un famoso monje, el santo Lama Yeshe. Sus padres, Francisco Hita y María Torres, vinculados al budismo tibetano, lo entregaron desde muy pequeño a un grupo de religiosos, quienes se encargaron de su educación y cuidado como si tratara, efectivamente, de un lama reencarnado.
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Alejándolo del mundo occidental en el que nació, se dedicaron a educarlo bajo los parámetros budistas. No solo era un control mental el que ejercían sobre él, también era físico: solo le daban 40 minutos para tener contacto con el exterior y no podía moverse del trono en el que lo obligaban a sentarse.
"Lama Zopa me vio cuando era un bebé y les dijo: su niño puede ser la encarnación de Lama Yeshe (quien había muerto). Es así que cuando tenía 18 meses, me llevaron a India para hacer una de las pruebas principales. Pusieron muchos objetos diferentes, algunos de Lama Yeshe, y yo elegía siempre el correcto", narró en conversación con BBC.
"Me sentí abandonado y no aceptado por lo que era. Tenía que ser otra persona para ser aceptado. Eso fue un gran conflicto para mí", comentó.
Con un control definitivo sobre él, habían quienes lo compadecían y buscando que vea más allá del mundo que conocía, le ofrecían a modo de "contrabando" discos de grupos como Linkin park, Limp Bizkit y Estopa.
Sin embargo, este conocimiento musical ocasionaba que el joven quisiera salir al mundo real. Fue cuando cumplió 18 años que decidió alejarse del monasterio y abandonar todo lo que había conocido hasta ese momento. Para ello, tuvo que convencer a los monjes de poder regresar a España.
COMENZÓ UNA NUEVA VIDA
Se instaló en Ibiza (España), ubicada en el mar Mediterráneo y conocida mundialmente por sus fiestas, playas paradisíacas y vida nocturna vibrante. En este lugar comenzó una nueva vida rodeado de descontrol y alcohol. Una era de la que salió pronto porque sabía que necesitaba reencontrarse.
"Tuve que capacitarme para ser parte de la sociedad. Me costó mucho tiempo cambiar mi programación, la forma en que mi mente funcionaba, muy egocéntrica, para volverme humilde", recuerda.
Le llevó aproximadamente 15 años adaptarse a la sociedad. Fue padre a los 32 años y ahora prioriza la educación de su hijo con quien desea tener siempre una relación sana. Lo él nunca tuvo.
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