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Superviviente de la bomba atómica en Hiroshima, Setsuko Thurlow, teme una guerra nuclear cercana
Desde que Estados Unidos destruyera su ciudad con una bomba atómica, esta sobreviviente se ha dedicado a luchar para abolir el uso de las armas nucleares
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Setsuko Thurlow sobrevivió en 1945 a la bomba atómica que Estados Unidos lanzó en su ciudad, Hiroshima, y desde entonces no ha parado de contar su experiencia por donde va, mientras advierte, en una entrevista con Efe, de que el mundo está “bastante cerca de una guerra nuclear”.
Thurlow cerrará este jueves en Madrid una gira que, a sus 88 años, la ha llevado a París, Andorra y Barcelona para que más países se adhieran al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y las ciudades puedan también ejercer presión en ese sentido.
“Estamos bastante cerca de una guerra nuclear, al fin y al cabo Corea del Norte está en posesión de armas nucleares”, advierte la superviviente, a quien en 2017 se le concedió el premio Nobel de la Paz por la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN).
En esa línea, recuerda que “Estados Unidos y Corea del Norte tienen que sentarse a la mesa y hacer una negociación digna” para no correr el riesgo de que los ataques verbales entre las dos potencias acabe en una masacre “para la humanidad”.
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Estados Unidos no aprendió de Hiroshima y Nagasaki
En 1945, Estados Unidos, bajo el gobierno del presidente Harry Truman, lanzó dos bombas atómicas que asolaron las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki, donde - recuerda Thurlow - fallecieron 140.000 y 17.000 personas, respectivamente, y hubo cientos de miles con daños irreparables y malformaciones que pasarían de generación en generación.
Tras estos ataques, que impresionaron al mundo, los sucesivos gobiernos norteamericanos “no han aprendido nada” sobre el daño irreparable que causa este tipo de armas, comenta Thurlow, quien lamenta que Estados Unidos haya roto el pacto nuclear con Irán.
“Continúan justificando el uso de las bombas, nunca mostraron arrepentimiento, culpa, nada, desafortunadamente, y es por eso que ellos (los gobernantes estadounidenses) siguen y siguen construyendo armas nucleares, es un gran problema”, advierte.
En esa misma línea, la japonesa denuncia que el ataque, en el que perdió a varios familiares, fue un acto “contra la humanidad”, pero asegura que no puede responsabilizar a la sociedad civil estadounidense “porque ellos estaban en la oscuridad cuando los líderes estaban ideando el bombardeo”.
A quienes no perdona es a los “criminales de guerra” que decidieron arrasar Hiroshima y Nagasaki: “Ellos son los culpables, pero por supuesto los ganadores no tienen consecuencias, solo los perdedores”.
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¿Cómo se vive tras un ataque nuclear?
En el momento de la explosión de Hiroshima, Thurlow estaba recibiendo entrenamiento junto a otra treintena de mujeres para descifrar mensajes secretos para el ejército japonés. El 6 de agosto de 1945, cuando ella tenía 13 años, vio cómo el día, en un segundo, fue conquistado por la oscuridad y lo siguiente que recuerda son cadáveres por una ciudad hecha escombros.
“¿Cómo se vive después de sobrevivir a un ataque?”, se plantea esta mujer octogenaria. Después de la bomba empezó a pensar mucho en la vida y en la muerte.
“¿Qué significa que yo sobreviviera cuando veía a mis amigos asesinados? ¿Cuál es mi responsabilidad? ¿Cómo vivo el resto de mi vida? Empecé a hacerme estas preguntas - explica - y aún estoy llena de ellas”.
Una serie de preguntas que no impiden que Thurlow haya extendido su mensaje por el mundo.
“En vez de quedarme lamentándome sobre la mala suerte que había tenido, decidí superarlo y usar esa experiencia para ayudar a la gente a entender mejor, eso es lo que he intentado hacer, pero el mundo ha ido muy despacio”, constata.
Y es que la activista tiene muy claro que, aunque el mundo no esté concienciado, los efectos de las armas nucleares son masivos: “No existen las fronteras que nos protejan, vamos a sufrir todos juntos con el solo uso de un arma, eso significa el fin de mundo, y no es imposible, es posible, esta cada vez más cerca”.
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Pese a ello, esta superviviente no pierde la esperanza y asegura que la firma y la ratificación del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que se da cuando un país lo incorpora a su legislación nacional, “es un comienzo” y “por eso es tan importante”. Hasta ahora, ha sido firmado por 122 países, ninguno de la OTAN.
Es una esperanza de acción de los países que se une a la de la ciudadanía para que, con su presión y su compromiso, frenen la escalada de rearme de algunos Estados del mundo: “No quiero pensar que somos tan estúpidos como para pensar que -una guerra nuclear- pueda pasar”, concluye.
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