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Rifan casa en Culiacán de la que huyó “El Chapo” Guzmán
La casa de donde huyó Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2014, cuando la Marina y la DEA lo tenían cercado en Culiacán, sufrió algunos cambios para ser incluida entre los premios de la rifa que promueve el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para el Día de la Independencia de México.
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La casa de donde huyó Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2014, cuando la Marina y la DEA lo tenían cercado en Culiacán, sufrió algunos cambios para ser incluida entre los premios de la rifa que promueve el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para el Día de la Independencia de México.
Se clausuró el ducto de la bañera que iba hacia el túnel por donde huyó “El Chapo” y se eliminaron las cámaras que vigilaban todos los ángulos del exterior.
The Associated Press tuvo acceso al inmueble, que nunca estuvo a su nombre, y que remodeló por completo el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (INDEP), que concentra los bienes decomisados a los delincuentes.
Se pintaron de blanco las paredes de la fachada y el interior, la herrería de puertas y ventanas en café oscuro, se limpió toda la propiedad, se hizo el mantenimiento de la cocina, los closets, baños y aires acondicionados y se renovó el pequeño jardín de acceso a la propiedad. Y lo principal: una losa de concreto cubre el sitio donde antes estuvo la tina de baño que conectaba al túnel.
El inmueble quedó habitable después de años de abandono y de los daños en la operación de registro de la Marina en febrero de 2014.
Los funcionarios del INDEP fueron los primeros sorprendidos por la atracción que suscita la casa que no es lujosa, no tiene alberca y carece de la ostentación que en Sinaloa caracteriza a las propiedades de los narcotraficantes.
Los vecinos de “El Chapo” ni siquiera sabían quién habitaba la vivienda con el número 1811 de la calle Constituyente Emiliano C. García en un añejo barrio de Culiacán llamado Libertad y fundado hace más de medio siglo en las pocas montañas que tiene la ciudad.
“Nosotros no sabemos nada, nunca supimos quién vivía ahí, no vimos a nadie”, dijo uno de los pocos vecinos que se asomaron a la calle. No quieren hablar más de “El Chapo”, demasiados periodistas han visitado el sitio en estos años y se sienten molestos al ser interrogados.
La famosa casa está en un punto estratégico para las pretensiones de los habitantes anteriores: solo hay una casa contigua a la izquierda y del otro lado hay un canal que conectaba la bañera para la posible huida por los largos canales que la ciudad construyó para que corra el agua de las lluvias, muy frecuentes entre julio y septiembre. Enfrente tampoco hay vecinos.
“El Chapo” no tuvo que hacer un túnel para huir de la casa, ya formaba parte de la red pluvial que la ciudad construyó para evitar inundaciones. Son cientos de kilómetros por todo Culiacán que a su vez descargan las aguas en canales y ríos. Otras casas que fueron allanadas por las fuerzas armadas mexicanas contaban con dispositivos similares para una eventual huida.
Desde su construcción la casa sobresalió de las demás del barrio. Ni entonces ni ahora pasó inadvertida. De vez en cuando llegaban automóviles que se ocultaban en una cochera pequeña con un gran portón que impedía ver al interior mientras las cámaras apuntaban a la calle.
La madrugada del 17 de febrero de 2014 el barrio amaneció sitiado por camionetas grises de la Marina de México y soldados bloquearon el paso de la calle. No había duda de que se trataba de la casa de la que nadie conocía a los moradores.
Pero “El Chapo” no fue capturado. Desde la bañera huyó por los canales pluviales, según algunas versiones. Sin embargo, en el juicio en su contra en Nueva York hubo testimonios encontrados que señalaron que en en ninguna de las cinco casas allanadas en Culiacán aquel día se encontraba “El Chapo”.
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Lo cierto es que cinco días después, el 22 de febrero de 2014, el capo más buscado del mundo era detenido en Mazatlán, Sinaloa, 200 kilómetros al sur de la casa ahora en la rifa del Día de la Independencia. “El Chapo” fue apresado en un apartamento frente al Pacífico donde estaba junto a su esposa, Emma Coronel, y las hijas gemelas de la pareja.
Según la valuación pública del INDEP la casa tiene un valor de 3,6 millones de pesos (unos 183.000 dólares). Son 395 metros cuadrados de terreno –poco menos que una cancha de basquetbol- y 261 metros cuadrados de construcción. Tiene cinco habitaciones, dos baños, una cochera y dos patios.
El año pasado la casa fue incluida en una subasta promovida por el INDEP. Pero nadie ofertó y la casa no se vendió. Ahora está incluida entre los premios en especie para el sorteo mayor de la Lotería Nacional.
Lejos de la casa, en el centro de Culiacán, Ignacio Mariscal apoya la rifa aunque no sabe cuál será el destino de la vivienda. “Esas casas no le servían a nadie, las tenían las personas esas. Yo lo veo perfectamente bien, pues es para ayudar a la gente necesitada”.
Tampoco Serapio N. sabe que el presidente López Obrador anunció que lo generado por la rifa será para apoyar a los deportistas que participaron de los Juegos Olímpicos en Tokio. “Ojalá que hicieran llegar esa ayuda a la gente que realmente lo necesita”, dijo sobre los daños en muchas viviendas de Culiacán causados por las fuertes lluvias del huracán Nora que golpeó la zona hace tres semanas.
Fuente: AP
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