En 2026 sucederán, si se sigue a reglón legal, tres hechos importantes: las elecciones presidenciales y las excarcelaciones de Víctor Polay Campos y Vladimiro Montesinos. Las rimas de la historia, según Mark Twain. Otro dato, en octubre/noviembre de ese mismo año serán las elecciones regionales y locales luego de la depuración anticipada en las presidenciales. Ese 2026 puede ser el año que lo cambie todo.
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Será el año de las pasiones sobre las razones y las redes sociales serán el estercolero. Con inteligencia artificial ya se pueden crear voces idénticas a la de Keiko como de Antauro. El antifujimorismo —que no ha muerto— se mirará frente a un fujimorismo sin Alberto y sin Kenji.
Se puede decir que ni Polay Campos ni Vladimiro Montesinos tendrán injerencia directa en las elecciones presidenciales; su influencia sí será indirecta. Polay Campos no podrá candidatear a absolutamente algo. Ha sido inscrito en los registros de deudores que lo conminan a ser un ciudadano sin posibilidad de ser elegido.
Pero los candidatos presidenciales, tanto de izquierda como de derecha (y hasta los del “centro radical” y los que vienen del mundo “woke”), harán alusiones al líder del grupo terrorista MRTA y al exespía de la CIA y “capo di tutto capi” durante los 90 del siglo pasado. Ambos son actores vivos de una pieza dramática cuyas consecuencias aún se sienten en la epidermis de la política y la sociedad nacional.
¿Todo lo que digo es solo parte de un “wishful thinking” del analista político o bien podría hacerse realidad? Lamento decirles que podría ser una tremenda y sorpresiva realidad porque tanto el terrorista Polay como el corrupto Montesinos saldrán ese 2026, sin mediar inconvenientes. Vale, entonces, prepararse para lo que se viene.
Basta mirar a Antauro Humala. El día de su excarcelación parecía tan lejana, pero allí está el hombre en cuanta plaza y mercado. Promueve la pena de muerte para algunos políticos —incluido su hermano, Ollanta— y habla de Platón como de la religión tahuantinsuyana. Pero allí está el tipo y en caso de no ser vetado desde el Congreso, el ideólogo del “etnocacerismo” podría pasar a una segunda vuelta presidencial.
Este 2026 no será como las anteriores presidenciales. No habrá “factor Alberto Fujimori” sino “factor Polay y Vladimiro”. Entonces, es altamente probable que sea el año de Polay y Montesinos. Podríamos decir que la época del terrorismo y sus consecuencias ya abarca desde 1980 hasta 2026, casi medio siglo sin cerrarse. En el interregno un crecimiento económico que sorprendió al mundo, avances sociales como en ningún otro momento en la joven historia republicana, la emergencia de nuevas clases medias, la desafección de la política en la ciudadanía y excomulgaciones en todos los bandos; todo ello sin poder llegar a acuerdos.