La democracia que tanto nos cuesta preservar en el Perú recibió esta semana un espaldarazo desde el Poder Judicial luego de que la Corte Superior de Lima ordenara la disolución del Movadef, una coartada del grupo terrorista Sendero Luminoso. La sentencia, contundente, confirmó lo que todos los peruanos sabíamos: “Se constituyó con el único fin de cumplir el objetivo” del sanguinario terrorista Abimael Guzmán.
Esta victoria se logró gracias a las pruebas que con profesionalismo pudieron reunir la Fiscalía, la Procuraduría Antiterrorismo y la Dircote desde 2012, cuando se inició la investigación del caso Perseo. Su trabajo no solo permitió la disolución del brazo político de la sanguinaria organización terrorista, también obtuvo la condena de los integrantes del comité central del partido Sendero Luminoso que urdieron la patraña y de otros siete nuevos y avezados afiliados, incluido el exabogado de Guzmán Reinoso, Alfredo Crespo.
Esta nueva sentencia contra Sendero Luminoso sienta un precedente importante que debe servir para resguardar la continuidad de la legalidad y la democracia en el país. Desde 2009 el Movadef buscó la liberación del cabecilla terrorista Abimael Guzmán, para ello, como lo indica la sentencia que ordena su disolución, Sendero Luminoso se estableció como meta “ideologizar a las masas con la finalidad de que puedan apoyarlos en elecciones generales”. Buscó su inscripción ante el JNE en 2011, pero no lo logró porque en sus estatutos reconocía como su ideología el Pensamiento Gonzalo, la adaptación del marxismo, leninismo, maoísmo hecha por Abimael Guzmán para el Perú.
Queda claro, entonces, que la democracia no puede permitir que la utilicen sus propios verdugos, que no puede ser boba. En su resolución, la Corte ha ordenado también la clausura de todos los locales del Movadef a nivel nacional, la nefasta organización había logrado instalar alrededor de 56 locales partidarios a lo largo del país, aprovechando la inacción de políticos y ciudadanos que se cruzaron de brazos frente a la violencia y el odio del que venía cargado el discurso de sus militantes.
La lucha contra el extremismo y la insania senderista no ha terminado, primero porque el dolor de sus víctimas todavía existe en el corazón y la memoria de sus deudos y compatriotas; pero sobre todo porque los seguidores de Guzmán y su ideología clasista viven agazapados en un sindicalismo magisterial desde donde ejercen influencia política y violencia. Por eso la alerta del general José Baella, exjefe de la Dircote, es tan pertinente: la Fenatep, el sindicato de maestros vinculado al Movadef, creado por el golpista Pedro Castillo, debe seguir en la cola de las disoluciones.