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Ariel Segal: Un e-mail de mi primo
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A continuación, fragmentos de un e-mail que me envió mi primo de Venezuela, escrito con clave de humor.
"…mucha gente se ha ido del país. Solo esta semana me enteré de tres casos cercanos, y es muy entendible. Vamos por partes: Te levantas tempranito para empezar tu día, menos mal que tenemos nuestro reloj biológico porque la luz se fue a media noche (por eso del ahorro energético). Cuando te vas a bañar, si hay agua, la siguiente variable será que haya llegado la luz para que sirva el calentador. ¡Sorpresa, sí funciona!; y ahora lo último: el olorcito a cloaca que desprende el preciado líquido, que según las "autoridades" es sulfato de aluminio que elimina no sé qué de bacterias y porquerías que trae el agua, ya que la planta de tratamiento no funciona porque el gobierno de turno se robó los reales para arreglarla.
Después de varios litros de colonia para mitigar lo que queda, un súper desayuno con una arepa dolarizada, ya que la harina pan comprada con el sudor de la frente del bachaquero (revendedor) –que pasó cuatro horas bajo el sol esperando por dos kilos de la bolsita amarilla regulada– te la vende a ocho veces su precio. En algunos casos la pagamos con cierto gusto sabiendo que, de lo contrario, lo que te ahorras en dinero lo pierdes en salud.
Salgo al colegio a llevar al chamo y, en la vía, el rechinar de los cauchos me recuerda que están a punto de estirar el cuero y que en las venideras noches tendré pesadillas de ver cómo compro cuatro gomas nuevas. Me voy a mi oficina, veo al empleado del mes (solo tengo dos), lo saludo (no me escucha porque está dormido). Me monto en mi carro ya que no hay pedidos y pienso de nuevo: QUÉ CARAJO HAGO EN ESTE PAÍS, pero siempre consigo una excusa para mantenerme firme y tratar de salir adelante…".
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