La gente me pregunta por qué considero al arquitecto Fernando Belaunde Terry como un pésimo presidente en sus dos administraciones. Creo que la anécdota que voy a contar hoy va a pintarles de sobra lo pésimo gestor que fue este romántico político desarrollista. Mi fuente son las memorias (Lessons from a life of service) del diplomático estadounidense Frank Ortiz, quien sirvió en Lima como adjunto político desde 1967 hasta su fin de servicio en 1970. A Ortiz la dictadura velasquista le hostigó con la acusación falsa de que estaba complotando para asesinar a Velasco en el Zanjón (el general Artola le pidió disculpas por el bulo, mientras que el general Mercado Jarrín confesó años después que se trató efectivamente de un montaje). Otra cosa interesante que también cuenta Ortiz es cómo el empresario Enrique León Velarde y Pedro García Miró, directivo de El Comercio, para tantearle le confiaron en el hipódromo de Monterrico que Belaunde (“el lunático” le llamaban) iba a ser derrocado pronto. Ortiz le advirtió inmediatamente a su embajador John Jones que se venía un golpe militar, con apoyo de El Comercio (probablemente esto debido al temor a la inminente victoria de Haya, enemigo histórico del diario, en las ya tan cercanas elecciones). Pero Jones, el jefe de la estación local de la CIA y el agregado militar lamentablemente no le creyeron y Jones se limitó a enviar un cable ambiguo a Washington. Poco, después, Velasco defenestró a Belaunde. Voy a la anécdota: resulta que Ortiz visitó a Belaunde junto a unos senadores yanquis de visita. Belaunde les mostró su muy caro proyecto de la Carretera Marginal de la selva. Un senador le preguntó cómo se pagaría eso, a lo que Belaunde seriamente respondió: “Ustedes saben, los incas no tenían dinero. Ni siquiera tenían un concepto del dinero y miren todo lo que lograron. Así que yo ni siquiera pienso sobre el dinero. Solamente la haré”. ¡Sobra decir que una respuesta tan disparatada dejó perplejos a Ortiz y su séquito senatorial!
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Así era Belaunde…
“La gente me pregunta por qué considero al arquitecto Fernando Belaunde Terry como un pésimo presidente en sus dos administraciones…”.
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