Apuntes tras el rescate de la democracia

-La historia es un eterno retorno, donde el fin es el principio y el principio es el fin: exactamente hace 20 años, el 16 de noviembre de 2000, fue electo el pequeño gran Valentín Paniagua para asumir el liderazgo del gobierno de transición. En política pocas cosas son casualidad, así que la elección de Sagasti llega en clave de mensaje a la distancia enviado por el mismo chaparrón para que quede bien claro que él tampoco se siente representado por el Acción Popular de Merino.

- Merecidos reconocimientos se están llevando Rocío Silva Santisteban, Mirtha Vásquez, Daniel Olivares y Alberto de Belaunde, cuatro excelentes congresistas que estos días se han distinguido por su ejemplar trabajo de representación. Se les ha visto muy comprometidos, llevando la antorcha en tiempos de oscuridad legislativa. Mención especial a Silva Santisteban, quien destacó con su temple al manejar con habilidad un momento difícil, sin bajar la guardia, demostrando incuestionable voluntad democrática.

- Luego de las muertes de Inti y Jack, es inevitable detener la militarización de la policía, que se ha venido preparando para matar ciudadanos. Sus métodos de represión son cada vez más refinados y en los últimos años han normalizado la muerte en protestas. Nada podría justificar la muerte de dos jóvenes. No eran delincuentes armados amenazando la vida de un policía, como tampoco lo fueron centenares de fallecidos en otros conflictos durante las últimas dos décadas. Necesitamos una policía de la democracia, no de la dictadura.

-La elección de Sagasti es una buena salida a la crisis. Tiene consenso y me parece una persona preparada y bastante sensata como para saber que el objetivo político central de su gobierno es llevarnos de la forma más serena posible a la transferencia de mando el 2021. Ojalá los demás partidos se den cuenta de que su tarea es darle viabilidad a su gestión.